Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 28 de septiembre de 2009

Dark City - capitulo 10 - Creo que voy a matar a alguien. (parte VII)


Allí ya estaba Hizaki con su pequeño en brazos y Kamijo intentando controlar los celos de Jun. Phoenix se había marchado al centro comercial con Jasmine. Ambos eran puros incautos y mi espía infiltrado era Lionel. A pesar de que la pareja de Lionel fuera Taylor nosotros nos llevábamos bien. Era un hombre dulce, aunque a veces podía parecer una dulzura fingida.

Nada más entrar en el salón Kamijo se levantó del sofá, pero mi hijo permaneció dándole el biberón a su hijo mirando a Eduart como lo había hecho yo minutos atrás. Yo simplemente fui hasta el mueble bar y vertí un poco de whisky para cada uno. Tenía pequeños canapés en una bandeja, los había hecho Phoenix y yo le había ayudado.

-Bienvenido Eduart.-escuché decir a Kamijo.

-¿Usted aquí?-interrogó algo extrañado y aliviado, o al menos eso me pareció. No podía ver su rostro pues preparaba las copas.

-Soy un amigo íntimo de la familia Sakurai.-más que eso, poco a poco se convirtió en un hermano para mí.

-Nunca me lo dijo.-dijo aún más extrañado.

-Nunca lo preguntó.-respondió.

-Hola Mr. Músculos.-murmuró mi hijo con un tono jocoso.-¿Hoy también tartamudearás cuando juguemos al poker?-interrogó y yo reí bajo, al igual que Hizaki.

-¿Poker?-Eduart no sabía a qué venía, ni qué haría. Era divertido notar lo nervioso que se ponía ante cualquier palabra que decíamos.

-Pues es la tarde de los hombres.-dije girándome con la bandeja en mis manos para llevarla hasta la mesa, ya estaba montada y lista.-No jugaremos con dinero real, tranquilo.-comenté.-No quiero dejarte sin blanca y que mi hija tenga que alimentar a mis nietos con pienso para perros.

Las carcajadas de Hizaki retumbaron por todo el salón, eso había sido un golpe maestro. Kamijo rió bajo caminando hacia una de las sillas para tomar asiento, mi hijo hizo lo mismo dejando antes al bebé en la una y yo me senté frente a Eduart observándolo.

-Yo no sé jugar.-notaba como le temblaba la voz, como arrastraba cada palabra y su terminación.

-¿Tomas asiento pazguato?-Alcé una ceja y puse la bandeja en la mesilla auxiliar, después di las cartas a Hizaki, que inmediatamente inició una maravillosa demostración de cómo se cortaba la baraja al estilo Sakurai.

-Será mejor que te sientes.-dijo Kamijo tomando uno de los canapés, observándolo.- ¿Atún?

-Sí, así es.-comenté dejando los codos sobre la mesa esperando que mi hijo repartiera.

-Sí.-murmuró mi yerno sentándose frente a mí.

Hizaki repartió las cinco cartas y dejó el montón a un lado. Noté los ojos de mi hijo brillar, Kamijo tuvo el mismo brillo y yo sonreí de lado observando mi jugada. Eduart simplemente se quedó observándonos.

-Levanta las cartas, ánimo que no muerden.-murmuró mi hijo.-¿Con qué piezas empezamos a jugar?

-Digamos que todos empezamos con cien euros hipotéticos, así que reparte las fichas que se olvidó eso.-respondí mirando los dos ases que tenía, un corazón y un trébol junto a una reina de corazones también y un tres de rombos. No eran malas cartas, pero tampoco eran las mejores.

Hizaki repartió las fichas y echó su apuesta, cinco euros. Para que siguiera el juego Eduart debería decir si enviaba o no.

-Te estamos esperando.-dijo Kamijo con una sonrisa afable.

-Sí.-dejó sus fichas sobre la mesa, las mismas que mi hijo.

-Yo también lo veo.-dijo mi amigo.

-Yo lo veo y subo cinco más.-respondí.

-Yo también doblo.-añadió Hizaki.

-Yo…-miró las cartas y me miró a mí.

-Cobarde.-murmuré.

-Déjalo, es la primera vez que juega y seguro que anda perdido. Además el pobre se ve que lo está pasando realmente mal.

-Hablas como si fueras su madre, por favor que es el cretino que preñó a mi hija sin siquiera presentarse.-declaré algo rabioso, seguía sin perdonárselo.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt