Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 28 de septiembre de 2009

Dark City - capitulo 10 - Creo que voy a matar a alguien. (parte VIII)


-Déjalo, es la primera vez que juega y seguro que anda perdido. Además el pobre se ve que lo está pasando realmente mal.

-Hablas como si fueras su madre, por favor que es el cretino que preñó a mi hija sin siquiera presentarse.-declaré algo rabioso, seguía sin perdonárselo.

-Lo conozco desde hace dos años, creo que algo puedo decir a su favor.-eso llamó mi atención.

-¿Y bien?-esperé que me dijera algo más.

-Se preocupa mucho por su hijo, es un buen padre. Lo ha pasado muy mal desde que Romeo murió, yo lo pude notar porque aún era reciente su pérdida y aún hoy es palpable el hueco que hay en su hogar. Junior vino a mí por su talento y porque sería su terapia. Yo me ofrecí a darle mi tiempo libre, buscaba un aprendiz para que siguiera mis pasos y así ganar un complemento a mi sueldo en el Teatro.-alcé una ceja escuchando todo aquello con interés.-Josep es un buen hombre, trabajador y capaz de hacer cualquier cosa por su familia. Tu hija tiene suerte, mucha suerte. Está en buenas manos, créeme por favor.

-Merci.-balbuceó el inútil de mi yerno.

-Sólo porque Kamijo es la mano derecha de mi padre te libras.-comentó Hizaki.-¿Kamijo sigues?

-No, quiero cambiar cartas.-dejó dos y pidió otras dos.

-¿Papá?-preguntó mirándome directamente a los ojos

-Una.-dije dejando la carta más baja y recibiendo otra reina.-Los veo.-subí otros cinco y mi hijo siguió viendo mi apuesta cambiando dos de sus cartas.

-Tengo escalera de color.-dijo mostrándome una escalera de rombos.

-Tramposo.-murmuré.

-No, yo barajo bien.-chistó.

-Chicos, deberíamos dialogar en vez de jugar a las cartas. Josep no sabe, es nuestro invitado y me resulta descortés.-interrumpió Kamijo con una leve sonrisa.-Además, deseas conocerlo ¿no es así Atsushi?-dijo levantándose para poner sus manos sobre los hombros de Eduart Josep.

-Yo lamento no haber podido conversar antes con usted, el trabajo me absorbía y si no es el trabajo es mi familia. Cuando Megumi estuvo ingresada en el hospital nosotros hablamos, usted y yo, y pensé que podría estar tranquilo. Yo pienso estar con su hija, pienso cuidar de sus nietos que son mis hijos.-lo decía todo bastante serio y sincero. Sus ojos se notaban claros, apacibles, aunque su voz temblara por momentos.-Amo a Miho, jamás dejaría que alguien le hiciera daño.

-Sigues casado.-dije de forma fría.

-Atsushi no eres precisamente el mejor para juzgarle de esa forma, que yo sepa empezaste con Phoenix estando casado y él al menos fue abandonado por su esposa.-era la primera vez que mi amigo me llevaba la contraria.-No conocí personalmente a Marie, pero puedo afirmar que estuvo derrumbado por su abandono. Si bien, Miho se ha convertido en su razón de vida. Lo he visto Atsushi, soy tu amigo y no te mentiría.

Kamijo tenía razón. Yo no era quien para juzgarlo. Tenía pareja más joven y había sido infiel en multitud de ocasiones. Él parecía ser un chico serio, centrado, con ganas de cuidar a mi hija. Hizaki se levantó al oír a mi nieto llorar, aún me resulta difícil decir que tengo nietos. Es como si fuera todo un sueño, algo irreal. Por ello quería que mi princesa tuviera una pareja a su lado, que no sufriera lo que su madre tuvo que sufrir por culpa de nuestras estupideces. Yutaka no aparecía y por ello temía que fuera más vulnerable y le hicieran daño. Era mi hija. Aunque no la conociera hasta pasados sus veinte años eso no cambiaba nada. Debía cuidarla, recuperar el tiempo perdido de alguna forma y estar presente en su vida. Creo que era muy celoso y posesivo con ella, tal vez, porque yo no era capaz de hacerla feliz.

-Tienes razón.-dije levantándome de la mesa.-Pero tan sólo intento proteger a mi hija, no quiero perderla otra vez. Detesto verla llorar, se me rompe el alma al ver que sufre.-era cierto, pero quien más daño hacía tanto a ella como a Yutaka era yo. Nada más esperaba el momento en que lo descubriera, entonces sentiría su odio y yo caería en picado.

-Papá Miho puede sola.-dijo Hizaki meciendo al bebé, este se tranquilizaba en sus brazos nada más sentir el aroma de su padre. Era tan parecido a él, a mi pequeño Hizaki.

-Déjamelo.-susurré caminando hacia él, tomándolo entre mis brazos y sintiendo como su cuerpo pequeño se movía en mi regazo.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt