Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 13 de octubre de 2009

Dark City - capitulo 11 - Nuevos Aires (VIII)


-Ponerle más seguridad es buena idea.-dije después de besar su frente y rodearlo con mis brazos.-Pero realmente temo que se exceda. Ya no sólo temo por Hizaki, sino también por él.-murmuré acariciando su espalda, dejando líneas invisibles por su piel para después besarle de forma dulce en los labios.

-Yo sólo la uso cuando salgo de casa.-susurró.-Pero bueno, me molesta aún ir a la calle y encontrarme a una persona extraña a mi lado.-comentó acomodándose mejor entre mis brazos.-Atsushi no me agrada que ese chico esté rondando la vida de Hizaki, ya sé que las autoridades harán lo pertinente, pero sigue dándome mala espina.-acaricié sus cabellos y lo recosté bien sobre mi torso. Ambos pensábamos igual, no parecía bueno que rondara su vida o cualquier vínculo cercano. Era un delincuente a pesar de que su padre y yo fuéramos amigos, muy a pesar que temiera por su salud, era lo que era.

-Durmamos.-dije arropándolo.

-Sí.-respondió con media sonrisa.

Siempre entre la hora del desayuno y la comida descansábamos una hora, al menos. El bebé en las noches solía llamar, ya fuera por puro miedo o por sus problemas con los dientes que aún lo traía con molestias, y porque también la usábamos para tener sexo como si fuéramos ambos unos adolescentes.

El descanso me vino bien, aunque desperté algo agitado. Él no estaba, preparaba una comida rápida para ambos. Usualmente no comíamos demasiado pesado, tampoco cenábamos abundantemente. La comida más abundante del día era el desayuno y la merienda, porque terminábamos engullendo todos los dulces que se le antojaba cocinar. Tal como me levanté me puse un pantalón deportivo y una camiseta, fui directo al jardín y comencé a realizar mis ejercicios.

-¿Qué tal si comemos fuera en el jardín?-preguntó mientras hacía ejercicio en unas barras que coloqué cerca del pequeño manantial de carpas.

-Pues.-dije meditándolo unos instantes.-Vale.-terminé diciendo que sí, sería buena idea porque hacía un sol espléndido pero no demasiado calor. Eran las cuatro de la tarde, comíamos siempre tarde y se estaba volviendo costumbre.

Seguí con mis ejercicios, no demasiado excesivos por mi corazón pero sí saludables para ejercitarlo. Nada más llegar con la ensalada y los filetes en salsa paré, el estómago parecía hablar por mí. La comida fue rápida, Jun también comió su papilla con nosotros. Éramos una familia extraña a los ojos de muchos, pero para mí lo era todo.

Después de comer me di una ducha y me tumbé en el sofá junto a Phoenix. Esperaba la llamada de mi hijo, o de alguno de sus amigos. Sin embargo, de quien tuve noticias fue de la policía. Estaban constatando quien había hecho todo era Yue. La conversación fue corta, tan sólo comentarme que según testigos presenciales descartaban completamente a Imai. Sobre este no se sabía nada, sobre el Imai que interrumpió en mi boda e intentó matarme.

No hablé con mi pareja sobre la conversación telefónica, tan sólo nos pusimos a ver una película de uno de los canales nuevos de televisión. Cada vez había más oferta de televisión privada, unos canales mejores que otros, pero era agradable poder elegir películas que no fueran demasiado conocidas. La que veíamos era una de esas de basada en hechos reales, películas americanas de ese estilo había cientos por no decir millones, y para una tarde sin gran cosa que hacer era bueno tener, al menos, eso para entretenerse.

-Creo que el asesino es el marido.-dijo Phoenix totalmente metido en el drama de aquella mujer.-Sí, porque odiaba a la hija que tenía ella de su anterior matrimonio. ¿Recuerdas? Se llevaban mal.-comentó frunciendo el ceño.-Que estúpido.

-Yo opino que es ella.-respondí sin más.-Su forma de ser no me convence en lo más mínimo.-dije estirándome mientras lo abrazaba.

La discusión siguió toda la película, jugar a detectives era algo que amaba. Cuando acabó la película con ella entre rejas por el asesinato de su hija tan sólo sonreí. Me sentía satisfecho de haber juzgado bien el argumento de la película.

-Ya la has visto.-reprochó aferrado a mí.

-No, te lo juro.-dije acariciando sus cabellos.

-Mientes Atsushi Sakurai.-estaba molesto por perder ese olfato periodístico, aunque era cierto que todas las pruebas indicaban que era él y no ella.

-¿Cuándo he mentido?-aquello hizo que frunciera el ceño.

-Muchas veces, no me hagas recordar cuantas.-en ese momento se molestó de verdad, caminó hacia el parque donde estaba Jun y se marchó hacia el dormitorio.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt