Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 24 de noviembre de 2009

Dark City - capitulo 11 - Nuevos Aires (XLII)


Me senté en uno de los sofás contemplando todo. Hero parecía haberse acoplado bien a la nueva realidad. Sin embargo, veía cierta melancolía en su mirada y ciertos intentos por no terminar llorando. Terminé por levantarme y sentarme a su lado, lo abracé besando su sien. Él únicamente se acurrucó en mi pecho aferrándose a mí. Ese gesto era demasiado típico en él cuando algo no iba bien, cuando había algo que le preocupaba.

-Vamos arriba, quiero darte algo.-dije tomándolo de la mano para que me acompañara.

Phoenix nos miró extrañado, pero no dijo nada al respecto. Sus silencios eran superiores a sus palabras, sobretodo porque dejaba que sus ojos hablaran por si solos.

Subimos las escaleras y le hice ir hacia mi despacho. Sobre la mesa había un paquete regalo de mi pareja. Junto al paquete estaba Cheshire jugando con el moño que decoraba el papel de estrellas que envolvía la caja.

-¡Neko!-gritó tomándolo en brazos mientras lo acariciaba lentamente, además de besarlo sobre su húmeda nariz felina.

-Se llama Cheshire.-respondí con cierto orgullo.

-Ya me contó Hizaki.-sonreía maravillado olvidando aquel misterioso regalo.

-¿No quieres ver que te han regalado?-interrogué curioso y él soltó el gato dejándolo en un pequeño camastro que tenía allí.

-Sí, sí que quiero.-dijo aproximándose de nuevo hacia la mesa para desenvolverlo con cuidado. Mi gato estaba jugueteando a su alrededor porque amaba el sonido del papel, en ocasiones tenía que lanzarle pequeñas notas viejas hechas una bola. Era demasiado juguetón, como todos los gatos jóvenes.

-¿Qué te regaló?-pregunté con curiosidad.

Comenzó a sacar las cosas que había allí observándolas con detenimiento al igual que yo. Era un jersey blanco con pequeñas patas de gato, muy parecido a uno que tenía Jun y que ya le quedaba pequeño. Además de aquella prenda había un tablero de ajedrez que parecía bastante costoso y unos pequeños bloc de dibujo. Lo extraño de aquellos cuadernos es que la portada la podías diseñar tú, no venía ya prediseñada.

-Sí, me gustó mucho tus regalos.

-No, no son míos.-comenté girándome para sacar la caja de dulces que le había comprado.-Recuerda que los míos llegaran el día del cumpleaños.

-¿Entonces? ¿Quién me conoce tan bien para regalarme todo esto?-murmuró extrañado.-¿Hiza? Pero Hizaki dijo que me lo daría en la fiesta.-me acerqué a él y besé su frente, para luego sacar la tarjeta del sobre que había en la caja.

Sonreí al leer aquellas palabras y se la entregué a él para que la leyera por si mismo. Seguramente jamás pensó que alguien como mi pareja supiera sus gustos y sueños. Pero era cierto lo que allí había escrito con perfecta caligrafía.

“Tu padre está tan orgulloso de ti y de tus hermanos que olvida en ocasiones que hay más temas para hablar, pero a mi me gusta porque así os voy conociendo poco a poco. Hero, espero que puedas desarrollar todos los bocetos que desees en los bloc y que el jersey te abrigue bien en los días de invierno.

Phoenix”

-Phoenix.-murmuró.

-Juro que no sabía que tu regalo estaba donde el anticipado.-susurré sentándome en la mesa del escritorio.

-Me siento mal.-masculló.-Me he comportado horrible.

-No, es normal.-dije tomándolo del rostro.-Te sientes intimidado, extrañado y sobretodo impotente porque lo que conocías hasta el día de hoy ha cambiado. Ves que es imposible que tu madre y yo volvamos a compartir algo más que recuerdos, hijos y ciertos momentos.-me incliné para besar su frente mientras acariciaba sus cabellos.

-Pero Phoenix no es malo, sin embargo siempre deseé despreciarlo al verlo.-lo estreché cuando dijo aquello.-Pero al verlo hoy no pude, entiendo porqué te gusta.-sonreí al escuchar sus palabras, parecía comprender.-Desprende una luz especial, como la de mamá.

-¿No crees que deberías bajar para darle las gracias?-pregunté apartándolo de mi pecho, donde se había hecho un pequeño ovillo.-Seguro que está esperando un fuerte abrazo.-murmuré con una sonrisa mientras le observaba manteniendo su mirada de forma firme.

-¡Sí!-dijo tomando mi caja de dulces para bajar precipitadamente por las escaleras.

Me quedé en el despacho riendo bajo. Me sentía aún más orgulloso de él. Era un niño, seguía siéndolo, a pesar de que bordeaba la adolescencia y pronto dejaría de ser mi pequeño. Pero era un niño fuerte, inteligente y dulce. Él también desprendía esa luz de la que tanto hablaba.

Mi gato se apoderó del papel de envolver. Saltaba sobre aquel papel y lo mordisqueaba, para después quedarse absorto con el lazo de color azul oscuro. Maullaba y ronroneaba a la vez, mientras su inquieto rabo no paraba de moverlo como pequeño banderín victorioso. Al tomarlo en brazos me maulló con fuerza, sin embargo no hizo nada más que apoyar su cabeza en mi pecho y quedarse encantado entre mis brazos.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt