Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 26 de noviembre de 2009

Dark City - capitulo 11 - Nuevos Aires (XLIV)


No pude controlar mis carcajadas, ni Phoenix pudo con las suyas. Su visita había añadido a nuestras vidas un poco de paz. Tal vez porque ya no había ningún impedimento para que mi hijo viniera a mi lado, para que pudiera pasar algún tiempo conmigo en vacaciones y poderlo disfrutar. Las heridas iban cerrándose, el dolor evadiéndose al fin.

Hice que regresara a casa antes de las nueve de la noche, yo mismo lo llevé y él parecía encantado. No sabía como se lo tomaría Clarissa, pero esperaba no tener que hablar con ella seriamente sobre lo que habíamos hecho. Nada más bajar del coche me marché, eso sí tras despedirme y prometer verle más seguido.

En mi regreso a casa me preguntaba si todo se iba a solucionar tan fácil, pero me di cuenta que fue sólo suerte y que seguro que había más bombas que estallar. Mi vida era algo movida y rápida, no se volvía menos intensa y la verdad es que no me importaba.

Al llegar a casa me quedé sentado en silencio en mi despacho, lo hice con la luz apagada inclusive. Quería hundirme en mis pensamientos y que estos fluyeran de una vez por todas. Sin embargo, Phoenix no tardó en venir a mi encuentro sentándose sobre mis piernas sin decir nada. Sus finos dedos acariciaban mis pómulos, mis párpados, cejas y labios. Amaba esos masajes faciales que sus cálidas manos siempre me regalaban.

-Jun duerme.-susurró.-Ha tomado su papilla y su biberón bien calentito.-dijo apoyándose en mi pecho dejando de acariciarme el rostro, para meter sus manos bajo mi camisa.

-Hoy se ha quedado dormido pronto.-comenté aún con los ojos cerrados.

-Es que se agotó, tenía un amiguito para jugar y se olvidó incluso de que tenía que ir a la guardería.-susurró mordisqueando mi oreja.

-Eso de llevarlo a la guardería no está mal, pero creo que le gustó más Hero.-murmuré acariciando su cintura.

-Pero dudo que le dejen venir todos los días.-dijo bajando sus manos lentamente hacia mi bragueta.-Ojala porque así se agotaría y tendríamos momentos como este.

-De todas formas siempre podemos dejárselo a nuestros amigos o a Hizaki, aunque últimamente me mira mal cada vez que lo llamo.-susurré dejándome llevar por sus caricias.

-Es normal, tiene pareja y supongo que le molestará cuando le necesitas para hacer de niñero.-susurró lamiendo mi cuello mientras yo desabotonaba mi camisa, para poder sentir sus labios por mi torso.

-A mi también me molestará con su hijo, deja que quiera tener intimidad.-dije sonriendo de lado en mitad de aquella penumbra.-Pero si desea canguro que use a Kamijo, él accederá encantado.-comenté notando sus dedos introducirse en mi pantalón sobre mis boxer, como no buscaban tener acceso a mi leve erección.

-Jasmine y Kamijo siempre tan amables.-masculló comenzando a dejar leves caricias sobre mi vientre y mi ropa interior.

-Sí.-eché la cabeza hacia atrás y desabroché por completo mi pantalón.

Se deslizó entre mis piernas bajando mi pantalón hasta las rodillas. En ese momento comencé a notar su dedos acariciando mis muslos y vientre, para luego bajar mis boxer y comenzar a besar mi vientre.

-¿Quieres que siga?-interrogó tras dar mordisquear aquella piel tan sensible.

-Sí.-respondí casi de inmediato en un gemido ronco.

-¿Seguro?-murmuró acariciándome de forma demasiado tentadora.

-Sí.-dije sujetando su cabeza con mis manos, deseaba sentir sus labios y el calor de su boca.

Casi de inmediato dejó pequeñas lamidas en el inicio, para ir humedeciéndolo lentamente. Mis dedos se introducían entre sus cabellos y acariciaba su cuero cabelludo. Notaba el movimiento lento que llevaba y me desquiciaba, quería algo de mayor contacto. Sin embargo, dejaría que él me enloqueciera un poco más. Su lengua se paseaba triunfante sobre mi sexo, sus labios lo atrapaba y succionaba entre leves gemidos que eran lo suficientemente audibles para excitarme. Mis labios se abrieron dejando que se escaparan pequeños jadeos.

-Phoenix.-dije levantándome para aferrarme a su rostro, él seguía con su labor descontrolándome.

Comencé a mover mis caderas de forma rítmica, quería acceder a mayor placer y al final lo aparté bajándole los pantalones de forma apresurada. Con rapidez entré en él empujándolo contra la mesa. Él se quejó porque no lo había dilatado, pero eso le sucedía por incitarme de aquella forma y no calibrar lo que podía acabar sucediendo.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt