Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 5 de diciembre de 2009

Dark City - capitulo 12 - El ojo del huracán (VII)


Nos sentamos y comenzamos a escribir frase por frase, pasadas dos horas Phoenix me llamó y yo le comenté donde estaba. No di demasiados detalles, creo que él tenía cierta idea porque estaba con Hizaki y porque me había escapado de casa de esa forma. Antes de que nos diéramos cuenta llegó el medio día, se hizo corta la mañana entre ideas y pequeñas discusiones. No me fui a casa, simplemente llamamos a un restaurante japonés con reparto a domicilio. Nada más llegar el pedido paramos de trabajar, teníamos que saciarnos.

-¡Sushi!-gritó casi con lágrimas.-Del mejor de la ciudad.

-No sólo hay niguiri sushi, también soba de té verde con pato y fideos fritos.-murmuré con una sonrisa de lado mientras sacaba todo.

-¡Te quiero!-gritó abrazándome.

-¿Vuelves a recuperar el apetito?-siempre que le preocupaba algo dejaba de comer casi de inmediato, por ello me gustaba ver como regresaba a él la gula.

-Sí, pienso que esa canción hará que vuelva.-respondió.-Soy optimista.

-Yo también.-respondí sacando el sake en pequeñas botellitas y se las mostré.

-¡Sake! ¡De alta graduación!-entonces puse mi mano sobre su cabeza.-¿Qué?

-Esto es para mí, tú tienes tu refresco.-no me gustó la mirada de indignación que puso, pero me hizo cierta gracia como intentó robar una de las botellas.

-¡Sake o muerte!-gritó lanzándose sobre mí para atrapar su licor, pero le salió mal la jugada porque el niño comenzó a llorar.

-No deberías ser tan ruidoso.-dije alzando y bajando mis cejas con una sonrisa prácticamente felina.-Sabía que el niño se despertaría y yo terminaría con mi Sake.

-Maldito seas viejo Cheshire.-respondió bufando para ir hacia el dormitorio y calmar al pequeño.

Yo me dispuse a saborear aquellos manjares, últimamente comía demasiada comida de mi país y me olvidaba de mis otros gustos europeos. Cuando estaba con mi esposa era extraño verme comer tanta comida asiática, si bien al recordar el sabor del delicioso sushi o de las verduras al tempura siempre corría a su encuentro.

-¡Hizaki! ¡Se enfría!-grité con la boca llena, algo que hacía únicamente en privado pues mi forma de ser cambiaba al estar en público.-¡Hizaki!

-¡Ya voy! ¡Lo estoy cambiando!

Esa era la responsabilidad paterna, pues la supervivencia de un hijo dependía de sus padres. Me quedé pensativo ya que no habíamos tenido noticias, por fortuna, de la mujer con la que había tenido su escarceo amoroso. La historia la conocía, los rumores en la ciudad se acrecentaban y a veces eran falsos. La madre de mi nieto no era de alta sociedad, ni una de sus bailarinas, tampoco una amiga de la infancia... sino una simple camarera con la que había iniciado una amistad. Yo rogaba cada día que esa mujer no volviera, que jamás pidiera derechos por alguien que había abandonado en brazos de su padre tras firmar un acuerdo.

-Ya.-dijo al regresar y sentarse en la mesa para comenzar a devorar como yo lo hacía, parecía que no habíamos conseguido llevarnos algo a la boca tras días de ayuno. Si bien, era lo normal en nuestra familia. Ya había comprobado que incluso Miho había nacido con ese pequeño gen troglodita.-Quema...-masculló antes de intentar robarme una de las botellas de sake.

-Alcohólico.-murmuré mirándolo de reojo.

-Eogista.-respondió intentando zafarse de mi agarre.

-No me gusta que bebas.-dije frunciendo el ceño.

-Papá tú bebes y yo ya tengo diecinueve años, creo que soy suficientemente adulto para tomar una copa a la hora de la comida.-tras ese argumento no pude hacer nada, así que le dejé en paz con esa maldita botella de sake.

Seguramente nadie se esperaría de mí, y de él, aquellos modales de presidiarios. Acaparábamos cada plato, luchábamos con los palillos para conseguir el trozo mayor y gruñíamos prácticamente golpeándonos por un poco más de salsa. Cuando acabamos nos sentamos en el sofá desabotonando nuestros pantalones, quitándonos los zapatos y colocando los pies sobre la mesa.

-Hacía años que no comía tanto y tan bien.-murmuré con los ojos entrecerrados.

-Yo no tanto, creo que hace unos meses viendo un partido de fútbol con Max.-ese nombre me martilleó las sienes.

-¿Qué hace Max con Yutaka?-pregunté levemente molesto.-¿Se cree que puede hacerlo feliz?

-Es mejor que tú sin duda, porque te recuerdo que tienes a Phoenix y me desagradaría pensar que mi padre sigue de colegial de culo inquieto.-me desaprobaba esa actitud de “todos son míos y yo de nadie”.

-Simplemente no lo veo apropiado para Yutaka.-respondí intentando no parecer celoso, pero mis celos me podían.

-Papá debes dejarlo ser feliz, que elija a la persona que crea correcta porque tú ya no vas a volver a su vida.-era cierto, aunque me dolía aceptarlo.

-Por favor dejemos el tema Max.-lo decía por mi propia salud mental, me sentía idiota al no poder refrenar los celos que me ahogaban y tensaban.

-Papá ¿piensas que soy un buen padre?-preguntó en un tono leve, como si tuviera miedo ante mi respuesta.

-Digamos que eres primerizo, por lo tanto no puedes ser el mejor padre del mundo. Tendrás tus fallos, como todos los padres lo tenemos seamos veteranos o no, pero eso sí hay algo que tú demuestras cuando tomas al niño en brazos.-quería explicarle que el instinto lo tenía.

-¿Qué?-dijo mirándome fijamente.-¿Qué tengo? Me dejo hundir porque he dejado escapar a una persona que me daba ánimos, cuando debería de acostumbrarme a que lo único que tengo asegurado es mi hijo.

-Y eso será hasta que cumpla la edad de las salidas, la rebeldía, las ganas de libertad y de confiar en alguien más que tu palabra.-era lo que más temía siempre un padre, el momento en que la mano de su hijo se apartaba de la suya.

-Lo sé, pero continua con lo que dices que yo poseo.-se había encogido en el sofá mirando a la nada, como si la televisión estuviera encendida y en ella dieran algo entretenido.

-Amor de padre.-dije con simpleza.-Amas a tu hijo, darías todo por él, se nota. Quieres que sea feliz, te preocupas por cada cosa que pasa en su pequeño mundo y te sientes orgulloso cuando sonríe por impulso.-acaricié su cabeza y revolví sus cabellos.

1 comentario:

Mrs.Sakurai dijo...

"-¿Qué hace Max con Yutaka?-pregunté levemente molesto.-¿Se cree que puede hacerlo feliz?"

A todo eso, puedo decir:

¡ARDILLAS AL BOSQUEEEEEEEEEEEE! XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD!!

Mañana te explicaré bien el porque digo eso xDDDDD!!

Aunque si esta Kenny o alguna de las chicas de aca xD puedes preguntarle o.o aunque creo que se reiran xDDD!


En fin, me gustó ^ ^ más eso de que Cheshire se ponga celoso xDDDDD!


Te amo♥

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt