Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Dark City - capitulo 12 - El ojo del huracán (XIX)


Así es, ya hace un año. Parece que fue ayer cuando comencé esta andadura de colocar una novela extensa, no tan sólo de un par de capítulos, en este blog. Lo hice de forma gratuita esperando que los lectores no pensaran que por ser gratis... no iba a intentar esmerar lo que aquí se exponía. He tenido más visitas, más comentarios, más seguidores, más amistades y sobretodo me siento mejor... más realizado. Arigato...



Seth no estaba en tan penosas condiciones, pero sabía lo horrible que podía sentirse en un lugar tan grande y sin consuelo de ningún tipo. Phoenix lo consentía demasiado, le daba todas las libertades, y él terminó pasándoselo por el pito del sereno. Hacía lo que quería, iba donde deseaba y se gastaba parte de su fortuna personal en drogas y alcohol. No quería que acabara con su vida, algo tan preciado y que debería ser aprovechada. Nada más saliera de ese antro se dedicaría a estudiar, aunque fuera en la academia de arte local o alguna carrera que le apeteciera. Vagos en mi familia ni uno, y él no iba a ser menos. Al casarse Phoenix conmigo él era parte de mi familia, por lo tanto me ocuparía de él como si fuera uno de mis hijos.

-Atsushi me rompe el corazón dejarlo allí, sé que le quitan todo lo que llevo de dulces y no le dejan tener nada que le guste. Le rompieron sus cds frente a su cara, sus libros, sus escritos para pasar el tiempo y todo lo que haga que no sean los deberes que les imponen.-sus ojos se aguaron, pero no me miró demasiado tiempo ya que apartó la mirada y agachó la cabeza.-Atsushi.-murmuró aferrándose a sus rodillas.-Quiero a Seth, no a un robot.

-Para Navidad vendrá a casa, esté o no curado de su falta de disciplina.-dije en un murmullo.-Pero deberá aprender las normas de esta casa, como a cuidar de todo lo que hay en ella.-me levanté con el bebé para dejarlo tumbado en el pequeño parque, luego le eché la manta de estrellas y lunas que había sido de mis dos anteriores hijos.

-¿Lo dices para que deje de llorar?-interrogó con la voz rota.

-No, lo digo de verdad.-respondí.-Cuando sea mayor podrá vivir en la casa que aún posees, será bueno para su libertad personal, pero durante unos años tendrá que vivir y convivir con nosotros.-él se giró hacia mí al escuchar aquello, se quedó en silencio observándome mientras caminaba hacia el sofá nuevamente. Me senté a su lado y tomé sus manos entre las mías.-Es una promesa que te hago y que no voy a romper.

-Será un gran paso.-dijo con una leve sonrisa en sus labios.-Pero te odia, no puede escuchar tu nombre y se la pasa refunfuñando.

-Bueno, él puede refunfuñar todo lo que quiera y le apetezca.-comenté acariciando sus manos.-Es libre de molestarse si lo desea con la pared porque no es lo suficientemente blanca, al igual que puede hacerlo conmigo. Sin embargo, lo siento por él porque de mi parte tendrá la misma respuesta que un muro. No pienso seguir su juego, si no le gustan las normas lo lamentará porque tendrá que aceptarlas y con desagrado.-Phoenix me miraba fijamente mientras hablaba.-Tendrá cama, comida, ropa, música, Internet, libros, estudios y horas para caminar en libertad o en tu compañía. No creo que eso desagrade a un mocoso como él, yo con menos era feliz a su edad.-cuando dije aquella frase tuve un horrible escalofrío por todo mi cuerpo, comenzaba a hablar como el estúpido de mi padre.

-Está bien que pienses que no te afectará sus malos modos, pero algún día te cansarás.-respondió bastante desalentado.

-Creo que se cansará él.-dije mirándolo fijamente a los ojos.-Phoenix piensa que soy un estorbo en tu vida, que soy como un virus que te contamina y que evita que veas la realidad. Le doy toda la razón a sus pensamientos negativos hacia mí, hasta hace poco te hacía daño sin importarme nada y ahora me doy cuenta de que todo lo que hice durante esos meses estuvo mal.-lo tomé del rostro acariciando los cabellos que caían a ambos lados de su rostro.

-No es cierto.-se apresuró a decir aquello arrugando su nariz, un gesto muy típico en él.-No eres dañino para mí.

-Por favor, ya hemos tenido esta conversación antes.-respondí.-Déjame acabar.-dije abrazándole y pegándolo a mi pecho, acariciando sus cabellos dejando que algunos segundos en silencio lo calmara, y me calmara.-Le demostraré que las personas pueden cambiar, pueden mejorar y que todo lo pueden hacer por amor.-se aferró fuerte a mi ropa cuando dije aquello y yo sonreí.

-Está bien Atsu.-murmuró tras varios minutos en silencio.

Cuando creí que podríamos tener calma, tan sólo contemplarnos y acariciarnos, Jun comenzó a llorar a pleno pulmón. Me levanté, junto con él, y fuimos hacia el jardín de juegos. Se había despertado y lejos de su peluche favorito, aquel maldito conejo, así que no le fue para nada agradable el verse sin él. Sólo lloraba gritando su nombre y yo intentaba calmarlo. Phoenix fue hacia su habitación y bajó corriendo con el conejo, él lo abrazó como si no existiera un mañana seguro. Entonces fue cuando me giré y me di cuenta, estaba empezando a nevar.

-Phoenix ¿eso es nieve?-dije mirando hacia las enormes cristaleras.

Ya era época de que nevara en la ciudad, sin embargo desde hacía un par de años se retrasaba. El clima cambiaba, lo que yo había augurado años atrás se avecinaba. Siempre había dicho que mis empresas tenían el mejor porcentaje de ecología que la competencia. Amaba la naturaleza, no quería verla destrozada aunque fuera a beneficio de mi bolsillo.

La nieve hacía presenciar cambios, nuevos momentos y sobretodo que la navidad estaba más cerca de lo que yo mismo quería. Jun miraba fijamente lo que caía del cielo, aquellos copos de nieve, que seguramente le recordaba a los dientes de león con los que solía jugar meses atrás.

-Eso es nieve Jun.-dije besando aquellas enormes mejillas.

-Cuando esté todo nevado quiero hacer muñecos.-dijo Phoenix pegando sus manos al cristal.-¡Tengo que meter a la perra!

-¡No!-me negué en redondo.

-Hace mucho frío Atsushi.-murmuró mirándome con aquellos enormes ojos brillosos a punto de llorar.

-No pongas esa mirada por favor.-susurré con la voz quebrada, ya que todo lo que yo deseaba se iba por el sumidero ante aquella imagen de tremenda dulzura que mostraba.

-Si la dejas meter en casa yo te doy un regalo.-comentó palpando mi entrepierna.-¿La dejarás meter en casa?

-Sí.-respondí como idiota y sólo me faltó llamarla para que entrara.

Yo siempre jugaba en la nieve con mis hijos, ya hacía dos inviernos con aquel que no era posible. Me sentía alejado de ellos, pero era cierto que cada vez volvíamos a ser los de siempre. Phoenix salió al tatami que daba al jardín y llamó a su querida niña, así es como solía tratarla.

Las horas iban pasando y la nieve seguía cayendo, dentro jugábamos con nuestro pequeño y nuestros animales de compañía. Jun reía divertido ante las bromas que hacíamos y parecía ajeno al hermoso fenómeno que cubría toda la ciudad. Amaba la nieve, amaba la lluvia y por ello amaba el invierno. La naturaleza en su estado puro creaba estampas más hermosas que cualquiera inventada por el hombre.

1 comentario:

Tanya dijo...

Om...tienes toda la razon.
¿En que?.
En todo.
No creo que te importe pero
soy bisexual y creo en mi
orientacion, y odio que no
me comprendan.
Pensaras que esto esta fuera
de lugar, pero no. Solo que
es la primera te comento
y no te habia dado opinion
sobre el tema homosexualidad.
Pues... la homosexualidad no es delito, delito es insultar a las personas por ello.
¿Recuerdas?.


Ohhh Lestat deseo formar alianzas
tan fuertes contigo como yo con mi
alma.
Lo veo imposible...¿quien se fijaria en un ser tan mediocre
como yo?¿Quien?. Nadie.

Me despido...con la esperanza de
conocerno mas, con algo que es solo un sueño.

Tania.H

PD: si decides...es igual toma: inmortal.soul@live.com

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt