Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 2 de enero de 2010

Dark City - capitulo 12 - El ojo del huracán (XXXII)


Mario tan sólo nos observaba fijamente, como lo haría cualquier felino, sin entender demasiado bien lo que sucedía en mi hogar. Pero creo que había algo más, como dolor cuando escuchó drogas. Aunque teniendo en cuenta el pasado de Mario, el pasado de su familia, entendía claramente que en parte se sentía culpable.

Durante mis conversaciones sobre su llegada, todas en privado con Kamijo, comprendí porque él quería venir, como bien he dicho, y sus ansias de renacer de algún modo. Era un hombre bastante inquietante, pero atrapaba con sus ojos grisáceos y su aura calmada. No daba la impresión de asesino sino de idiota en busca de su propio destino, como así era.

No tardamos demasiado en pagar nuestros café y marcharnos. Él se sentó junto a mi en la parte trasera, observaba la ciudad como lo haría un niño. Sonreía de forma gratificante. Su gato estaba sobre sus piernas, parecía mucho menos agitado que él.

-Kamijo ¿y mi moto?-interrogó sin apartar la vista a los rascacielos que se imponían en el paisaje urbano.

-Llegará mañana, tranquilo.-respondió aliviando parte de la intranquilidad de mi nuevo conocido.

Parecía amar esas hermosas criaturas metálicas, la perfección absoluta en la carretera aunque fueran menos seguras que un coche. La emoción de una moto no era comparado a un vehículo de cuatro ruedas, por mucho que me gustaran todos. De niño solía dibujar vehículos increíbles, algunos volaban inclusive. Siempre amé el motor. Mario se parecía en ello a mí, no sólo en su visión del mundo y en otros aspectos más comunes. Empezaba a darle la razón a nuestro amigo, su comentario fue demasiado acertado.

Cuando lo dejamos instalándose pude apreciar sus gustos artísticos y cinematográficos. Había traído con él algunas láminas para los marcos de los cuadros que allí se colgaban. Le ayudé a colocar alguno que otro, todos cuadros magníficos. La película que más se repetía en sus imágenes era Rebelde sin causa, alguna que otra protagonizada por Elvis. Era un cinéfilo que añoraba el cine clásico, tanto de terror como social. No importaba cual fuera su género, simplemente el simbolismo de otra época le agradaba. Poseía libros de cine, de fotografía y de música. Libros que había llevado consigo en el avión, porque según él eran demasiado importantes como para dejarlos en una mudanza.

Abandonamos el lugar dejándolo a él con la engorrosa tarea de acomodar las prendas y los paquetes que ya había acarreado Kamijo. Cuando nos encontramos en el portal lo tomé del brazo. No podía permitir que se marchara, que tomara el coche en dirección a mi hogar y me dejara allí. Aún había temas que tratar.

-¿Podríamos almorzar juntos?-pregunté mirándole fijamente a los ojos.-Llamaré a Phoenix y le diré que comeré contigo, que tengo un negocio importante que quiero que conozcas, y tú podrías telefonear a Jasmine para que estuviera tranquilo.-mis ojos eran un perenne ruego.

-Está bien, almorzaremos en un local que conozco bien.-comentó con una sonrisa franca y dulce.

-Gracias.-respondí.-Te invitaré.

-El dueño del local es uno de mis hombres en las sombras, un informador, así que nos invitará nada más nos vea a ambos allí.-solté su brazo mientras asentía y caminaba a su lado.

-No sé como pagarte el precio de que dejes abandonado a Jasmine hoy, es demasiado importante para mí confesarme contigo. Allí en la cafetería, tan bulliciosa, no podía comentar algo más allá de mi futuro profesional.

-Atsushi.-susurró.-No eres el único que tienes que confesarte.-dijo dejando su, delicada y blanquecina, mano sobre mi hombro izquierdo.

-Entonces pongámonos en marcha hacia el local.-dije como respuesta.

-Iremos a pie, no está muy lejos de aquí.-caminó unos pasos hacia la dirección y se giró con una sonrisa infantil en sus labios.

Siempre tan correcto, siempre tan elegante, y por supuesto siempre demostrándome que los demonios tienen apariencias dulces y frágiles. Fui junto a él y caminamos en silencio. Lo único que nos acompañaba era el ruido del tráfico y de nuestra respiración. El barrio era nuevo en si, pero sus construcciones recordaban al barrio donde había vivido durante años con Clarissa y también al pasado más arcaico de la ciudad. En el lugar de los viejos barracones para la vieja industria había ahora colegios, oficinas, pisos pequeños donde artistas componían nuevas y eternas obras, bibliotecas diminutas donde se servía café importado de distintas regiones del mundo, cosmopolitas cafeterías, atestados bares, restaurantes de todo tipo, bocas de metro aquí y allá, pero se hacía palpar que era un lugar meramente para dormir y descansar. Oficinas importantes de negocios boyantes era en otra zona, donde trabajaba la mayoría de los que atestaban las calles de aquel lugar.

Nos detuvimos frente a un negocio que parecía sacado del barrio de París más bohemio. Bungavilla colorista trepaba junto, a pesar que ya iban cayendo sus flores, a las madreselvas y engalanaban así los balcones de los pisos superiores, las plantas subían por los muros y daban un aspecto de jardín gigante. Me percaté que eran madreselva de bosque, no la típica e importada de japón. Los balcones eran de madera, al igual que la puerta del negocio, y la cristalera del gran ventanal inferior mostraba un lugar inusual.

Había poca clientela, ya que en el piso inferior era zona de cafetería y reunión, arriba era el restaurante. Al subir el primer piso nos encontramos con el metre, el cual nos acomodó con una leve sonrisa y un “Bonjour”. Los manteles que allí se usaban eran negros en la parte inferior y la superior un blanco deslumbrante. Las copas y la vajilla tenía leves bordes floridos, a juego con lo tallado en los mangos de los cubiertos y servilletas.

-¿Sorprendido?-preguntó mientras ojeaba las paredes recubiertas con imágenes de Francia, edificios que no eran tan conocidos y representativos como la Torre Eiffel o el campanario de Notre Dame, sin embargo eran hermosos y merecían la pena conocerlos. Había estado en Francia en más de una ocasión. Clarissa amaba viajar y cuando nuestros hijos eran pequeños hacíamos escapadas familiares a lugares que a ella le hacían sentirse en casa, como Francia o Italia.

-Entusiasmado.-respondí con una sonrisa.-¿Conoces más lugares así? Es un sitio muy agradable.

-Y barato.-dijo mostrándome la carta.-Lo único caro aquí es el vino, es francés y por supuesto la importación tiene su precio. Además son vinos excelentes, diría que excepcionales y con sabores que te trasportan a mi querida Francia.

-A veces me pregunto qué tienes de Japonés.-dije riendo bajo y él me secundó.

-Poco, muy poco. Pero aún así amo Japón, a pesar de que a veces puede ser tan cerrado e hiriente.-entrecerró sus ojos y sonrió.-Amo de mi otras raíces las historias, el arte y esas estampas increíbles de ciencia ficción.

-También la zona rural es hermosa.-respondí ojeando la carta de vinos.

-Sí, pero es tremendamente machista y dura. Son hermosas las fotografías de los campos al atardecer, de las viejas casas reconstruidas y bien tratadas. Pero, no hay que olvidar que soy un cosmopolita y mis ideas parecen venidas acompañadas de malos augurios.

2 comentarios:

Bliss dijo...

Me ha encantado tu blog, en serio. Una pasada. Me ha hecho gracia que compartamos el "de Lioncourt", Lestat es magnífico. Mi blog aún es un "recién nacido" y para mí sería un gran honor que "un grande" como tu sacase tiempo para visitar el mío. Te dejo la dirección:
http://laoscuramotivacionporlaquehablo.blogspot.com/

Podrías ayudarme con el diseño del blog? Un saludo y encantada una vez más.

Tanya dijo...

Maestro, ha ávido un momento en que he querido que Kamijo volviese a ser un pequeño bebe, y tenerle en mi regazo, que no sufriera, pensara ni se preocupara por nada. Sentí eso por segundos. Aunque el amor que siente por Jasmine y por Jun es evidente.

Me despido, espero que estés bien.

Ofelia Inmortal

www.opheliainmortal.blogspot.com

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt