Carta de Nash para Tarquin.
Lestat de Lioncourt
Querido muchacho:
Hace tiempo que debería haber escrito
estas líneas. Quizás ya no son necesarias. Es posible que ni
siquiera te parezcan agradables, pero son consejos que me siento
tentado a recordarte. Ya has llegado a una edad en la cual vuelas por
ti mismo, piensas y respondes con habilidad. Me siento muy orgulloso
de haberte dado algunos consejos importantes a la hora de comportarte
ante diversas circunstancias, pero he sido incapaz de ofrecerte todo
el consuelo que necesitabas. Tampoco he sabido encajar la verdad de
tus sentimientos.
La noche en la cual nos conocimos, en
aquel agradable y elegante restaurante del Centro Hospitalario
Mayfair, debí ser más recto y menos adulador. Tal vez se debió a
la belleza de tu rostro, la bondad que despertaba tu alma y la
necesidad de cariño tan abrumador que despertabas en todos,
incluyéndome. Querías ser amado, comprendido, y escuchado. Sin
embargo, nosotros sólo éramos capaces de decirte qué era lo mejor
para ti, sin escuchar los gritos incesantes de tu alma. Te pido
perdón por ello.
Has vivido una época dura de
constantes cambios, intrincadas aventuras e intrigas de una familia
demasiado extensa. Tus ojos han tenido que observar como el paso del
tiempo se aceleraba y tu juventud se convertía en pasado. Todos
hemos vivido años así de precipitados, los cuales nos han
asfixiado. La adolescencia es terrible, pero aún más la juventud en
la cual te convierten en adulto en un pestañeo.
Debí decirte que me enamoré de ti.
Aunque quizás no fue de ti, sino de esa alma dulce y amable que se
entrega con pasión a todo lo que haces, dices o piensas. Eres
afortunado, Tarquin. Posees una belleza que despierta admiración y
cariño. Quizás no te comprendan demasiado, tal vez no encuentres la
paz que buscas, pero te aseguro que muchos te contemplarán como un
ser hermoso similar a un ángel.
Los consejos que vengo a darte es que
los días no se repiten. La magia de la vida es que no hay días
iguales, que todos tienen matices nuevos y que te van moldeando.
Intenta que te moldeen de forma sensata y bondadosa. No me gustaría
ver tu alma llena de oscuridad. No odies, no intentes ponerte metas
inalcanzables y se feliz. Es fácil ser feliz si te concentras en
experimentar, comprender, amar y sentir.
También quiero darte las gracias por
tu amistad, compañía y respeto.
Siempre tuyo,
Nash
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