¿Las almas deben tener un género femenino o masculino? Cuando hablamos del alma ¿nos referimos también a un género? Posiblemente tenemos género porque el físico sólo es un envoltorio y quienes somos realmente es un conjunto tanto intangible como tangible. Arion ha decidido compartir esto.
Lestat de Lioncourt
Estaba cansado de caminar solo sin
esperanza de encontrar a alguien con la suficiente valía como para
entregarle un bien tan preciado, pero a la vez tan peligroso y
oscuro. Me crearon para servir en la eternidad como un igual. Mi
viejo amo era un joven que creía que el hombre podía convertirse en
un dios y ser reconocido por siempre entre el resto por el arte que
creara. Era un literato que se retorcía entre sus manuscritos y me
invitaba a descansar junto a su cuerpo. Siempre creyó que su mente
era fuerte, pero se equivocó. Me dejó solo.
La soledad penetraba en mi piel hasta
llegar a mi alma destruyéndola como si fuese una termita. Sentía
que no podía levantar cabeza por mucho tiempo. No quería morir
porque amaba la vida aunque tuviese que arrancarle a otros la suya
junto a todos sus proyectos, sueños, anhelos y pequeñas esperanzas
depositadas en un mundo que ya no existe. A mi alrededor podía
sentir la libertad rozando mis rizados cabellos, mi piel tostada y
mis ropas. Era como un suspiro delicioso que me impulsaba a caminar
aunque estuviera pudriéndome como un tronco en mitad de un lago.
Su presencia me deslumbró nada más
contemplar su figura delgada y ágil. Vi a un ser tan consumido como
yo lo era y que intentaba por todos los medios sobrevivir. Se
aferraba con fuerza a la vida. No lo encontré fácilmente ni en un
lugar adecuado. Era un prostíbulo donde los hombres abusaban de los
esclavos con impunidad. Al principio no comprendí por qué lo
llamaban monstruo, pero luego vi su cuerpo desnudo en la mente de
todos aquellos hombres y sentí que debía cubrirlo con el mío a
modo de escudo.
Compré su libertad y sostuve su
malherida figura entre mis brazos. Aparté el largo cabello oscuro de
su rostro y besé sus mejillas hundidas por la mala alimentación.
Era asombroso que hubiese durado tantos años en aquel lugar y en
mitad del circo, pues había sido usado incluso como gladiador. No
sólo tenía una apariencia andrógina sino que poseía ambos sexos,
sus ojos eran los de una fiera asustada y su boca parecía herida por
el silencio.
Tardó algunos días en confiar y
contarme su historia, aunque yo ya la conocía. Me convertí en un
santo, un dios y el ejemplo a seguir. Pero en realidad sólo era un
hombre enamorado que había concedido la libertad a un espíritu que
se debilitaba. Ante mí tomó la apariencia de una mujer, pero frente
a los demás era un hombre firme y desafiante. Su corazón siempre ha
sido bondadoso porque jamás ha podido dejar de apiadarse por otros,
aunque oculta sus sentimientos en una capa de rabia aparentemente
incontrolable.
No me importa cuál sería su sexo
idóneo, ni que juegue con el género porque jamás se sentirá del
todo cómodo en uno y ni mucho menos que sus ojos sean dagas para
otros. A mí lo único que me importa es que cuando abrazo a Petronia
pueda sentir que su alma es libre, que ha conseguido la paz de algún
modo y que desea permanecer a mi lado aunque sea sólo por unas
horas.
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