Las
etiquetas en esta sociedad son un gran problema, y sólo causan dolor
e indignación a las personas que no se sienten catalogadas
correctamente. Al parecer algunos creen que tenemos un código de
barras inamovible; el cual que pase lo que pase, quedará ahí. Nos
marcan, como se hacía antes con los esclavos o las prostitutas,
señalándonos como gente fuera de la organización social, de la
sociedad, si no aceptamos las reglas de su juego. Esto no es
Auschwitz,
pero a veces puedo ver cierta semejanza que me provoca escalofríos.
Pese
a no amar las etiquetas no me importa declarar que soy un hombre
transexual, el cual está orgulloso de pertenecer al colectivo. Nunca
fui una mujer, pues el género no tiene nada que ver con el sexo. La
reasignación es un paso que algunos en el colectivo no dan jamás,
incluso pueden que ni siquiera terminen aceptando las hormonas por
impedimento por diversas enfermedades o presión social. En mi caso,
no es así. He logrado llevar mi transición, la cual aún prosigue
tras arduos esfuerzos.
Admito
que para mí ha sido algo más duro que para estas futuras
generaciones, las cuales se están aprovechando de ciertos beneficios
que nosotros no teníamos. Pero, si echo la vista atrás, para mí ha
sido caminar sobre pétalos de rosa si comparo mi vida, mi lucha, y
los problemas que me he encontrado con los altos muros con
concertinas que se ha encontrado Mar Cambrollé. Esta mujer,
activista y feminista, ha sido base fundamental para lograr muchos
beneficios que hoy en día todos disfrutan sin saber que ella, a
veces sin necesidad, ha logrado.
La
Asociación de Transexuales de Andalucía que dirige me dio las
pautas para poder cambiar mi nombre y género en mis documentos, me
dio apoyo y conversó con mi madre, la cual a veces se siente
frustrada ante la sociedad en la que, por desgracia, aún vivimos
soportando insultos. Los mismos insultos transfóbicos, completamente
desagradables, que muchos escuchamos de vez en cuando por la calle
los ha tenido que soportar Mar estos días por twitter. ¿Su delito?
Denunciar la transfobia en un canal de youtube “El
toloache”.
Lo más repulsivo de todo esto, lo más incomprensible e injusto, es
que una de las conductoras del programa es una mujer transexual. Esta
mujer se ha referido en muy malos términos hacia Mar Cambrollé, así
como otros tantos que se han dedico a apoyar, denigrando a los
transexuales y la cuha LGTBI de todo el colectivo, insultando y
usando términos propios de las cavernas de Platón.
¿No
es lo suficientemente duro para todos vivir con la presión social
que vivimos para dividir al colectivo? Para pisotearlo, escupirlo y
convertirlo en un circo, ¿no lo es? Para mí sí.
Siento
cierta indignación, pero también sé que ellos pierden la razón,
de tener siquiera un gramo o una pequeña pizca de este, con las
numerosas vejaciones hacia el género sentido, hacia el colectivo,
hacia la integridad humana y su libertad. Es una falta atroz de
empatía, de respeto hacia uno mismo, el intentar humillar a otro
donde más duele. Ojalá los jueces actúen rápido, pues la denuncia
ha sido ya realizada y no sólo verbalmente en redes sociales.
Si
doy esta información, lejos de la temática habitual de mi blog, es
porque me siento en el deber, y también en el derecho, de hacerlo.
Durante muchos años he sido machachado públicamente por una serie
de personas difamándome, llamándome de formas terribles, y si no lo
he denunciado ha sido porque sé que psicológicamente estas personas
no están bien, ya que se nota a leguas que tienen carencias
afectivas. Pero, estas personas que atacan al colectivo al completo,
que se jactan en youtube llenándolo de desinformación, y para colmo
insultan a una activista con un curriculum intachable, me pierde.
Incita que sienta pena, asco y vergüenza de saber que estas personas
pertenecen a las siglas LGTBI.
También, si me lo permitís, debo agradecerle el movilizar a la asociación para que las cirugías vuelvan a realizarse; pues durante mucho tiempo estuvieron estancadas y muchos tuvieron que irse a seguros privados, teniendo seguridad social gratuita, para seguir su deseo de conseguir su transición. En unas semanas estaré operándome y realmente es algo que agradezco de todo corazón.
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