¿Puedo decir que estoy orgulloso?
Lestat de Lioncout
Ni siquiera sé bien qué es un padre,
pero tengo ciertos referentes. Cuando conocí al mío pensé que al
fin comprendería al cien por cien qué era, cómo se comportaban y
la forma especial en la que un padre y un hijo tratan temas
transcendentales. Sin duda alguna, siendo mi padre Lestat, me
equivocaba.
Es como ser el hijo de Indiana Jones.
Siempre está detrás de tesoros ocultos, verdades incómodas y
locuras asombrosas. Él dice que es importante saber la verdad más
que su protección. Estúpido. Me parece demasiado insano. Sin
embargo, pese a que nos parecemos físicamente, incluso en muchos
rasgos intelectuales, somos opuestos.
Él no fue a ningún colegio de pago,
ni a la universidad y tampoco tiene un título universitario que
puede colgar en su pared. Tampoco viajó en su infancia ni tuvo un
desarrollo intelectual amplio, esmerado en todos los sentidos y casi
sin límites. Fue un niño que se conformaba con ver las ascuas de la
hoguera, escuchar historias de monstruos feroces, salir a cazar algún
conejo y conformarse, de alguna forma, con una buena azotaina como
caricia. No viajó más allá de los bosques y ríos de su zona hasta
que cumplió aproximadamente mi edad. Estar ebrio para él era
divertido, igual que levantar las faldas de las mujeres. Yo no había
tenido novia formal hasta conocer a Rose y, con cierta timidez
proclamo, que tampoco una que pudiese considerarse una relación más
allá de unos meros besos, salidas al cine y conversaciones online.
No era porque no pudiese, era porque no entenderían como era mi
“familia” y el traslado continuo de los equipos, de un lado a
otro, evitaba que me hiciese amigo íntimo de alguien y mucho más
que pudiese surgir la chispa.
No obstante, si nos ponemos el uno al
lado del otro parecemos hermanos. Somos testarudos, hacemos gestos
similares, suspiramos y ponemos el grito en el cielo cuando Marius
comienza con sus batallas imposibles, sus reglas intransigentes y su
forma de obligarnos -o al menos intentarlo- a ser formales. También
si comparo a Rose con Louis hay cierto parecido. Ambos son
tranquilos, hogareños y amantes de la lectura. Además, nos
soportan.
Somos unos tipos con suerte, ¿pero
debería decir que es mi padre? Creo que más que mi padre es mi
amigo. ¿Pero no es eso también un padre? No lo sé. ¿Importa? No
lo sé. ¿Me duele? No lo sé. No sé nada en estos momentos. Sólo
quiero chillar y sentirme libre, absolutamente libre, pero a la vez
atado a unas raíces y sintiendo el amor incondicional de un hombre
que ha hecho demasiadas cosas, es símbolo de una revolución y ahora
lo llaman líder de todos y todo.
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