Durante mucho tiempo he luchado contra
mí mismo enfrentándome a mis mayores temores para descubrir que
eran insignificantes. Ellos eran sombras oscuras muy densas que
evitaban que viese la salida. Mi madre fue un claro referente en mi
vida, pues siempre fue la única persona que tuvo las agallas de
posicionarse para ayudarme en todo momento. Mi vida hubiese sido muy
distinta de no haber tenido una tan fuerte y firme en sus creencias.
Por eso me he convertido en un luchador, pues ella lo fue y lo sigue
siendo. Es la figura más importante en mi vida.
Si te escribo esta carta es para que
comprendas mis motivos para desaparecer un tiempo. Necesito
descansar. He librado demasiadas batallas y los sitios que solía
visitar se han convertido en una especie de Meca o Lourdes para
aquellos que me admiran y desean verse reflejados en mis temerarias
acciones. Requiero viajar por el mundo para explorar más allá de
sus extrañas fronteras.
Tal vez opinas que no debería hacerlo,
pues consideras que nunca te tengo en mis pensamientos o guardo en mi
alma cada palabra que me ofreces. Desearía estar ahora mismo entre
tus brazos para sentir el potente latido de tu corazón. Ansío que
acaricies mis pómulos con la yema de tus dedos y luego enredes estos
en mis alborotados cabellos. Realmente, lo deseo. Pero ahora mismo no
puedo hacerlo. Tengo que marcharme para solucionar este vacío que
pesa demasiado en mi alma.
Pronto te veré. Espero que sea un
viaje menos angustioso que el de Ulises. Sin embargo, no quiero que
estés aguardando a que lo haga siendo el mismo. Quiero un viaje de
cambios, de experiencias y necesidades. Necesito evolucionar para
poder seguir estando cuerdo. Por favor, no olvides que te amo. Puede
que mi madre sea la figura más influyente en mi vida, pero mi
corazón te pertenece desde que tus ojos verdes se cruzaron con los
míos.
Te llevaré en mis pensamientos, te
buscaré en mis más oscuras noches y en los días más luminosos,
pero permite que cruce el mundo para poder extrañarte y recuperar
las fuerzas. Todos los sufrimientos que hemos vivido me han
destrozado y necesito sanar heridas.
Lestat de Lioncourt
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