David y su deseo de saber... ¡Ah! Lo amo.
Lestat de Lioncourt
En más de una ocasión me he
preguntado si hay más criaturas no-humanas además de los dichosos
Taltos. Esos hombres y mujeres con corazón de niño, ojos sabios y
extraños poderes. Aquellos que una vez se alzaron en el mundo para
intentar quedar ocultos, satisfechos con su vieja y pacífica
religión hermanada con la naturaleza y el amor mutuo, y que
lentamente fueron masacrados, olvidados y sepultados como si fueran
viejos santos o monstruos terribles.
Recuerdo vagamente la primera vez que
Aaron me habló de los Mayfair y del espíritu que se hallaba
rondando la familia. Sopesé largo rato si era factible que esa
criatura fuese sólo un fantasma. Yo era el experto en lo paranormal,
pero la labor de investigación y la paciencia desmesurada era de mi
buen amigo.
Pasados unos años el tema volvió a
surgir con fuerza. Él se sentó al otro extremo de la mesa de mi
despacho y me habló emocionado por haber hallado algunos documentos
más, cartas tan sólo, de Julien Mayfair a algunos empresarios que
terminaron desapareciendo o muriendo en penosas circunstancias.
No se me puede olvidar la inquietud que
tenía en su alma y la insatisfacción de sentir rondar a la muerte,
pues ya iba envejeciendo tanto como yo, sin lograr hallar resultado
alguno. Y cuando lo halló fue para encontrar la muerte siendo
asesinados por traidores a la patria, nuestra patria, la patria de
todo sabio de nuestra orden: Talamasca.
Desde entonces he recorrido el mundo
escuchando interesantes historias, conversando con fantasmas y
también con espíritus que han logrado tener un cuerpo físico.
Durante más de dos décadas me he desplazado a las distintas
bibliotecas del mundo, he dormido cerca de las pirámides del Valle
de Gizeh y he afrontado el reto de marcharme a climas muy adversos,
demasiado fríos y húmedos, sólo para contemplar los distintos
núcleos vampíricos. No he hallado más criaturas como las descritas
por Lestat en su última aventura en Nueva Orlenas.
Aún así creo firmemente que existen
más seres extraños ahí fuera. Mis hermanos y hermanas de
Talamasca, pues aún los siento como tales, siguen estudiando dentro
de su limitada capacidad humana, debido al poco espacio en el tiempo
que logran vivir, los misterios de este mundo. Hay algo más que
reencarnaciones, fantasmas, espíritus y fenómenos inexplicables.
Tiene que haber más.
Sobre todo estoy muy concentrado ahora
en Memnoch. Lestat dice que sigue escuchándolo con sus palabras en
un tono seductor, aunque a veces se agita, así como solía escuchar
y escucha a Amel día a día. Es un espíritu malvado, ¿pero de
dónde proviene? ¿Qué pretende realmente? ¿Cómo es posible que
creó su propio infierno basado en las distintas religiones? ¿Qué
hay de cierto en estas conjeturas? ¿Cuántas almas caen al día en
sus manos? ¿Qué ocurre con las que logran salir como hizo Lestat?
Diablos, y nunca mejor dicho, me siento tan perdido y a la vez
maravillado que mi corazón palpita como un potente tambor.
Ojalá un día sepa todo lo que hay en
este mundo, ¿pero qué me pasará entonces? ¿Qué ocurrirá con
David Talbot? El tiempo lo dirá.
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