- Si te parece bien, podemos ir mi habitación del hotel, ahí podemos hablar más a gusto, claro, si es que no tienes cosas que hacer.-
-De acuerdo.-dije encendiendo el motor.-¿Cuál era el hotel?-pregunté saliendo del aparcamiento mientras intentaba esquivar a un idiota que no sabía cual carril tomar.-Sé donde están todos, mientras estuve con doble vida por culpa de empezar con Phoenix usamos unos cuantos.-admití sin más, ella me conocía de hacía tiempo y sabía que ser fiel veinte años era ya excesivo y extraño en mí. Pero con Phoenix no sería veinte, sería todos los que nos quedaran por vivir.-También cuando él ha estado enfermo y he tenido que descansar unos minutos en un hotel mientras se reponía.
-Estoy en el Hotel Duque.-dijo mirándome un segundo, lo noté.-¿Enfermo? ¿Tiene algo grave?.-preguntó algo confundida- ¿Que le has hecho?.-su habitual tono de broma esta vez me hirió.
-Leucemia.-dije bastante serio.-Claro que eso no me lo confesó hasta poco antes de estas pasadas navidades, simplemente creía que se desvanecía por anemia... hasta que me encaró y me pegué con Taylor, no sé si recuerdas a ese mocoso y a su hermano.-giré hacia la avenida y empecé a recordar esa maldita pelea.-Terminamos agarrándonos a golpes en medio de un hospital, ahora no sé que fue de él... por mí que siga de ese modo.
-No, no los recuerdo.-respondió meditando un momento.-Tengo muy pocos recuerdos de Japón, y los que tengo, la mayoría son malos. Sin embargo, tato de recodar los buenos.-comentó mirándose las manos para después acariciar una de mis mejillas.
-Era de una banda contraria, una vez Uta me tuvo que curar una herida de navaja porque al señorito no le gustaba ver mi culo por una zona neutra.-giré en una calle y a lo lejos se veía el hotel.-Me ha costado mucho olvidar los malos tragos, aún así decidí volver a ver a viejos amigos que para mí son importantes. Es una lástima que las semanas que van a pasar aquí se vean truncadas por los impulsos de Uta.-
-Sí, es una lastima.-respondió sin más.- Pero debes de entenderlo, tantos años esperando a que te separaras de Clarissa y verte con otro… Ha de haber sido demasiado frustrante y decepcionarte para él.-lo sabía, no tenía que decírmelo ella y nada más ver sus ojos cuando se cruzaron por primera vez con mi pareja fueron un poema.
Se mantuvo un silencio y aparqué con maestría próximo al Hotel, en los aparcamientos.
-Atsushi.-dijo llamando mi atención antes de bajar mientras desabrochaba el cinturón.-Tal vez mi pregunta sea estúpida, pero quiero hacerla.-tomó aire e impulso quizás para hacerla.-¿Yo soy alguien importante para ti?
-Eras alguien que deseaba proteger, una gran amiga que no olvidé a pesar de tener bajo cero mis sentimientos y recuerdos durante años.-respondí sereno.-Ahora eres la madre de mi hija, supongo que eso te hace importante.-seguramente no le valdría mi respuesta pero era lo único que podía decir, no quería dañarla como a Uta y tampoco hacerle creer que podía quedar algún sentimiento más allá de los recuerdos y lazos de amistad. Sí, deseaba recuperarlos.
-Me alegra oír eso.-dijo antes de tomar uno de mis cabellos con una sonrisa fija en sus labios.-Me gustaba más cuando lo traías hasta la cintura.-entonces se bajó del vehículo y yo también.
Estaba cómodo hasta que sentí la presencia de una rata, una rata bien gorda y con modales aún peores que una de alcantarilla.
-Tú.-su voz a veces daba escalofríos y su mirada era un volcán que estallaba en deseo de insertarme una bala en el cerebro.
-De acuerdo.-dije encendiendo el motor.-¿Cuál era el hotel?-pregunté saliendo del aparcamiento mientras intentaba esquivar a un idiota que no sabía cual carril tomar.-Sé donde están todos, mientras estuve con doble vida por culpa de empezar con Phoenix usamos unos cuantos.-admití sin más, ella me conocía de hacía tiempo y sabía que ser fiel veinte años era ya excesivo y extraño en mí. Pero con Phoenix no sería veinte, sería todos los que nos quedaran por vivir.-También cuando él ha estado enfermo y he tenido que descansar unos minutos en un hotel mientras se reponía.
-Estoy en el Hotel Duque.-dijo mirándome un segundo, lo noté.-¿Enfermo? ¿Tiene algo grave?.-preguntó algo confundida- ¿Que le has hecho?.-su habitual tono de broma esta vez me hirió.
-Leucemia.-dije bastante serio.-Claro que eso no me lo confesó hasta poco antes de estas pasadas navidades, simplemente creía que se desvanecía por anemia... hasta que me encaró y me pegué con Taylor, no sé si recuerdas a ese mocoso y a su hermano.-giré hacia la avenida y empecé a recordar esa maldita pelea.-Terminamos agarrándonos a golpes en medio de un hospital, ahora no sé que fue de él... por mí que siga de ese modo.
-No, no los recuerdo.-respondió meditando un momento.-Tengo muy pocos recuerdos de Japón, y los que tengo, la mayoría son malos. Sin embargo, tato de recodar los buenos.-comentó mirándose las manos para después acariciar una de mis mejillas.
-Era de una banda contraria, una vez Uta me tuvo que curar una herida de navaja porque al señorito no le gustaba ver mi culo por una zona neutra.-giré en una calle y a lo lejos se veía el hotel.-Me ha costado mucho olvidar los malos tragos, aún así decidí volver a ver a viejos amigos que para mí son importantes. Es una lástima que las semanas que van a pasar aquí se vean truncadas por los impulsos de Uta.-
-Sí, es una lastima.-respondió sin más.- Pero debes de entenderlo, tantos años esperando a que te separaras de Clarissa y verte con otro… Ha de haber sido demasiado frustrante y decepcionarte para él.-lo sabía, no tenía que decírmelo ella y nada más ver sus ojos cuando se cruzaron por primera vez con mi pareja fueron un poema.
Se mantuvo un silencio y aparqué con maestría próximo al Hotel, en los aparcamientos.
-Atsushi.-dijo llamando mi atención antes de bajar mientras desabrochaba el cinturón.-Tal vez mi pregunta sea estúpida, pero quiero hacerla.-tomó aire e impulso quizás para hacerla.-¿Yo soy alguien importante para ti?
-Eras alguien que deseaba proteger, una gran amiga que no olvidé a pesar de tener bajo cero mis sentimientos y recuerdos durante años.-respondí sereno.-Ahora eres la madre de mi hija, supongo que eso te hace importante.-seguramente no le valdría mi respuesta pero era lo único que podía decir, no quería dañarla como a Uta y tampoco hacerle creer que podía quedar algún sentimiento más allá de los recuerdos y lazos de amistad. Sí, deseaba recuperarlos.
-Me alegra oír eso.-dijo antes de tomar uno de mis cabellos con una sonrisa fija en sus labios.-Me gustaba más cuando lo traías hasta la cintura.-entonces se bajó del vehículo y yo también.
Estaba cómodo hasta que sentí la presencia de una rata, una rata bien gorda y con modales aún peores que una de alcantarilla.
-Tú.-su voz a veces daba escalofríos y su mirada era un volcán que estallaba en deseo de insertarme una bala en el cerebro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario