Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 29 de marzo de 2009

Dark City - Memento Carpe Diem - Capítulo 5 (parte IV)


- Si te parece bien, podemos ir mi habitación del hotel, ahí podemos hablar más a gusto, claro, si es que no tienes cosas que hacer.-

-De acuerdo.-dije encendiendo el motor.-¿Cuál era el hotel?-pregunté saliendo del aparcamiento mientras intentaba esquivar a un idiota que no sabía cual carril tomar.-Sé donde están todos, mientras estuve con doble vida por culpa de empezar con Phoenix usamos unos cuantos.-admití sin más, ella me conocía de hacía tiempo y sabía que ser fiel veinte años era ya excesivo y extraño en mí. Pero con Phoenix no sería veinte, sería todos los que nos quedaran por vivir.-También cuando él ha estado enfermo y he tenido que descansar unos minutos en un hotel mientras se reponía.

-Estoy en el Hotel Duque.-dijo mirándome un segundo, lo noté.-¿Enfermo? ¿Tiene algo grave?.-preguntó algo confundida- ¿Que le has hecho?.-su habitual tono de broma esta vez me hirió.

-Leucemia.-dije bastante serio.-Claro que eso no me lo confesó hasta poco antes de estas pasadas navidades, simplemente creía que se desvanecía por anemia... hasta que me encaró y me pegué con Taylor, no sé si recuerdas a ese mocoso y a su hermano.-giré hacia la avenida y empecé a recordar esa maldita pelea.-Terminamos agarrándonos a golpes en medio de un hospital, ahora no sé que fue de él... por mí que siga de ese modo.

-No, no los recuerdo.-respondió meditando un momento.-Tengo muy pocos recuerdos de Japón, y los que tengo, la mayoría son malos. Sin embargo, tato de recodar los buenos.-comentó mirándose las manos para después acariciar una de mis mejillas.

-Era de una banda contraria, una vez Uta me tuvo que curar una herida de navaja porque al señorito no le gustaba ver mi culo por una zona neutra.-giré en una calle y a lo lejos se veía el hotel.-Me ha costado mucho olvidar los malos tragos, aún así decidí volver a ver a viejos amigos que para mí son importantes. Es una lástima que las semanas que van a pasar aquí se vean truncadas por los impulsos de Uta.-

-Sí, es una lastima.-respondió sin más.- Pero debes de entenderlo, tantos años esperando a que te separaras de Clarissa y verte con otro… Ha de haber sido demasiado frustrante y decepcionarte para él.-lo sabía, no tenía que decírmelo ella y nada más ver sus ojos cuando se cruzaron por primera vez con mi pareja fueron un poema.

Se mantuvo un silencio y aparqué con maestría próximo al Hotel, en los aparcamientos.

-Atsushi.-dijo llamando mi atención antes de bajar mientras desabrochaba el cinturón.-Tal vez mi pregunta sea estúpida, pero quiero hacerla.-tomó aire e impulso quizás para hacerla.-¿Yo soy alguien importante para ti?

-Eras alguien que deseaba proteger, una gran amiga que no olvidé a pesar de tener bajo cero mis sentimientos y recuerdos durante años.-respondí sereno.-Ahora eres la madre de mi hija, supongo que eso te hace importante.-seguramente no le valdría mi respuesta pero era lo único que podía decir, no quería dañarla como a Uta y tampoco hacerle creer que podía quedar algún sentimiento más allá de los recuerdos y lazos de amistad. Sí, deseaba recuperarlos.

-Me alegra oír eso.-dijo antes de tomar uno de mis cabellos con una sonrisa fija en sus labios.-Me gustaba más cuando lo traías hasta la cintura.-entonces se bajó del vehículo y yo también.

Estaba cómodo hasta que sentí la presencia de una rata, una rata bien gorda y con modales aún peores que una de alcantarilla.

-Tú.-su voz a veces daba escalofríos y su mirada era un volcán que estallaba en deseo de insertarme una bala en el cerebro.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt