Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 23 de abril de 2009

Dark City - Memento Carpe Diem - Capítulo 5 (parte XXI)

Otra edición, no existe valla publicitaria así... si la hubiera moriría desangrado seguro.




-Si lo soy puesto que esta es la primera vez que siento algo así por alguien. Y el consejo que me has dado es lo mismo que he pensado, quedarme a su lado para ayudarlo, puesto que la relación que tenemos, de su parte, claro esta, es como he dicho familiar.

-¿Sabes? Ahora que llamó mi amigo Kamijo me hizo recordar que estudiaste historia, lo he recordado porque es un fanático de los museos y de la historia. Lo conozco desde hace poco, pero seguro que si te conociera te asaltaría con mil preguntas.-reí bajo notando como el pequeño se aferraba a mi camiseta.-Sé que no me puedes tratar como un padre, pero tampoco lo pido. Quizás haces esto movida porque Uta te lo pidió junto a Megumi. Pero quiero que sepas que si hubiera sabido que existías, que tenía una hija, te hubiera buscado y traído a vivir a una ciudad cercana o a esta misma junto con Megumi. No digo casarme con ella, porque dejé todo atrás incluso quién fui.-hice un inciso observándola minuciosamente.

- ¿Kamijo?.-interrogó como si el nombre le tintineara en la cabeza.

-Kamijo es pianista, excelente, pero mejor es su voz.-indiqué antes de comenzar a recordar a mi madre.

-Antes de huir de Londres me gradúe como historiadora. Aunque mis planes eran quedarme para estudiar Filosofía y Letras.-sus ojos eran demasiado expresivos, eso es lo que noté durante los instantes de la conversación.-Si quiere creer que Uta y Megumi me sobornaron con chocolatinas para venir aquí se equivoca.-dijo tomando la taza de café.- Vine porque me nació hacerlo y eso me recuerda.-nuestras miradas se cruzaron para quitarme un gran alivio.-No le odio, simplemente esa fue la primera palabra que se me vino a la mente en ese momento. Siento mucho haberle arruinado la reunión que iba a tener al día siguiente.-Dije agachando la cabeza.- Lo digo de todo corazón, perdone mi mal comportamiento....

Me perdí sus primeros pasos, sus primeras palabras, sus primeros cumpleaños, sus lágrimas ante un suspenso, su sonrisa montada en una atracción, sus primeros miedos, su primera salida con las amigas… conciertos, días del padre, cumpleaños míos, la niñez y la pubertad. Ante mí tenía una hermosa joven, una rosa totalmente abierta y dispuesta a deslumbrar. Deseaba abrazarla y jurarme a mí mismo que jamás me perdería nada más en su vida.

-Cada vez que te miro veo a mi madre, seguro que hubiera estado muy orgullosa de ti. Te hubiera sostenido y seguramente no hubiera querido que nadie más te tomara en brazos. Murió deseando conocer a Hizaki.-recordé que tenía una foto de mis otros dos hijos en la cartera y como pude lo saqué.-Hero e Hizaki... no se parecen tanto a vuestra abuela, quizás porque tienen influencia de mi ex.-Hizaki siempre con esa ropa de rebelde sin causa y Hero aferrado a un balón de futbol que le regalé las navidades pasadas.-Me hubiera gustado verte crecer como hice con ellos.-el pequeño se puso incómodo y abrió sus enormes ojos comenzando a llorar. Susurré únicamente el inicio de una canción que solía cantarle...en segundos quedó de nuevo en silencio observándola.-Lo siento... suele portarse bien salvo cuando ve algo nuevo, se vuelve inquieto.

-Yo sin conocerla me siento orgullosa de ella por dar la vida por sus hijos, es algo admirable.-se quedó fija contemplando al pequeño.- Tal vez esta inquieto porque no le he cargado. Pero es que no quiera, es sólo que me da temor que se me llegase a caer o algo así...

-Tu abuela sobrevivió más años porque me vine de Japón, al igual que su vida también corría riesgo la de mi hermano. Mi padre siempre tuvo celos de mí, celos de mi talento, celos de que fuera capaz de sobrevivir sin un yen... celos de todo incluso de tener a alguien que realmente me amaba, Uta.-mis ojos brillaron filosos.-

- Vaya entonces eso demuestra que si somos familia.-sonrió de forma amarga tras su comentario.

-Cuando murió descorché champaña y uno de los vinos italianos que tanto me agradan... cosa que me recuerda a... felicidades.-dije sacando una nota de periódico de mi bolsillo. Era la esquela de Harry, la puso su madre en el periódico.-Un desgraciado accidente.-murmuré...-es una lástima ¿verdad Miho?-le di el último bocado al postre de chocolate y besé la frente de Jun.-

¿Cómo? ¿Accidente? ¿Megumi lo sabe?.-estaba en un estado de confusión bastante profundo.-Su madre le quería mucho, como a mí y era algo extraño.

-Sí, muerto. Y he de decir que me alegro, sonará macabro, pero descansaré más tranquilo al saber que no puede molestaros.-el bebé se encontraba en un estado de sopor, despierto pero como ido, sin embargo volvió abrió sus ojos e insistió en que lo tomara.-No lo vas a caer. Él es tan cabezota como tú, creo que viene de genética.-me levanté y lo dejé en su regazo.

-Apa!-estiró sus manos hacia sus colgantes y comenzó a reír.

-Yo.-murmuró prácticamente temblando y deseando quizás internamente que no se cayera. Parecía la primera vez que había tomado a un bebé. Lo alzó hasta sus ojos y sus miradas quedaron fijas, un silencio se hizo y entonces rió moviendo sus brazos.-Joder Jun eres una monada, no puedo negarlo.-comenzó a moverlo como a veces lo hacía yo, él siempre estaba sonriendo y deseaba que eso fuera una señal de que jamás sufriera lo que yo o lo que ella había sufrido.-Hasta eso no pesas mucho.-puso sus pequeñas manos sobre el rostro de Miho y movió leve sus piernas.-Cuando seas más grande jalaras de las greñas a mi jefe.-me eché a reír a carcajadas ante aquel comentario.

-Ya lo hace con Phoenix.-recordé como tiraba de su melena rubia con todas sus fuerzas.-También lo hace con mi pelo y con el de Uta...ten...-antes de decirle ten cuidado ya tenía las manos puestas en sus cabellos húmedos airándolos hacia él riendo como un loco.-Jun a tu hermana no se le tira del cabello.-le dije haciendo que soltara el pelo y me miró intentando comprender.-A su amigo sí, a ella no.-entreabrió sus labios y volvió a reír tomando mis manos.

-Pequeño travieso... ¿Qué? ¿Esto me demuestra que de grande serás Yakuza?-rió bajo y yo contemplaba la escena, a decir verdad todo el mundo miraba a Jun.-No, no tienes la pinta de llegar a serlo.-lo sentaba en sus piernas para observarlo frente a frente.-Creo que si te llevo con Amaury le terminarás quitando toda la melena y eso no te lo perdonaré.-por un momento imaginé de esa forma a su madre con ella en brazos, ese gesto de tocarle la nariz y también sus palabras como si hablara de mí.

-Le caen bien las chicas, de mayor será un rompecorazones. Todas sus canguros están encantadas con él, siempre están deseando de quedarse y además dejo que lleven a sus amigas a casa si tienen que cuidarlo, sobretodo si han quedado... como le pasa a Patricia.-acaricié la mejilla de mi hijo, porque así lo consideraba y me senté al lado de ella y del pequeño.

-¿Así que serás un rompecorazones?.-movió sus brazos como si fuera un polluelo intentando salir del cascarón.-Anda, eso esta bien. Si no fuera porque tengo más amigos que amigas, te las presentaría.-

-Tiene seis meses, aunque aparenta más.-balbuceaba y parecía hacer preguntas, una tras otra mirando a Miho, eso me hacía sentirme orgulloso con una sonrisa en mis labios, una sonrisa perenne ese día.

-Tú dime Jun... ¿Quieres seguir viendo a aquellas nanas que tu viejo te ha contratado? o... ¿Quieres que yo un día te cuide?.-me di cuenta de que ya había robado su corazón sin él pretenderlo.

-Apa!-gritó estirando sus manos hasta la cara de Miho y rió.

-¿Quieres cuidarlo?-pregunté.-Es bastante glotón, pero con una nana o un cuento lo tienes dominado.-murmuré y noté como me miraba, a veces pensaba que comprendía lo que decía a la perfección.

-Un día podría cuidarlo.-lo movió un poco y él giró su rostro suplicante hacia mí, creo que él también quería verla en otra ocasión.-Aunque el único inconveniente es que tengo trabajo en el día y también en la noche. A menos qué te moleste el hecho de estar rodeado de un chico demasiado tímido y que después estés rodeado de un melenudo cabezota...-parecía describir a sus amigos, o quizás a las personas con las que se rodeaba.

-Si lo deseas puedes venir cuando quieras, te doy la dirección y mi casa es tu casa... ah eso sí... ten cuidado con la perra cuando pases por el jardín es un saco de babas que salta sobre todo el mundo para lamer, olfatear y ponerte ojos de cordero...

- ¿Perra?-preguntó con cierta curiosidad.-Aunque no me molestan, mi fascinación son las pequeñas bolas peludas de narices rosadas. Los gatos, amo a los gatos.-inconfundible, era mi hija.

-El perro se lo regaló el absurdo del ex de Phoenix a este y bueno lo aguanto. A quien adoro es a mi gato, no tiene ni una semana conmigo y ya le enseñé ha hacer todo en su caja.-dije con orgullo.-He hecho en la terraza un lugar para tenerlo hasta enseñarle a que no rasguñe los muebles.-mis ojos se llenaron de ilusión.-Hacía años que quería un gato, al fin lo tengo, se cumplió mi capricho y es atigrado, le he puesto Chesire

-Yo siempre quise tener un gato, pero Megumi no me dejo tenerlo porque Harry era alérgico a ellos. Así que desde que tengo uso de razón siempre he querido un gato, pero nadie me ha cumplido eso.-frunció levemente el ceño ante aquello, debió ser frustrante para ella.-¿Entonces? ¿Podría cuidarlo pero llevándolo a mis trabajos?

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt