Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 23 de abril de 2009

Dark City - Memento Carpe Diem - Capítulo 5 (parte XXII)


-Al bar no.-se lo dejé claro.-Hay humo, aquí no está permitido fumar. Es malo para el bebé el humo del cigarrillo y yo incluso he dejado el vicio tras más de veinticinco años.-ya eran años.-Además no creo que pudieras cuidarlo de un lado a otro con la bandeja, pero te lo dejo llevar al otro si es más tranquilo o sacarlo a pasear.

-Tiene razón, más sabiendo que él y yo juntos parecemos chimeneas.-echó a reír mientras yo proseguía con lo de la boda.

-Creo que te llevarías bien con Phoenix y la loca de Jasmine.-entonces recordé cierto asunto y comencé a reír como loco.-Cuando le dije a Phoenix que te quería de madrina... pensó en llevarte con su amigo para que te hiciera un vestido pero no te veo con ese tipo de ropa.-

-No es que no me queden es que simplemente me veo rara, más bien me siento extraña. Pero creo que seria aún más raro que un niño como yo entregue a un hombre al altar. Si de verdad quiere que vaya a su boda haré el sacrificio de ponerme uno.- sonrió demostrándome que la felicidad parecía habitar en ella, al menos en esos momentos.

-Ah, se me olvidaba.-saqué una pulsera de cuero que tenía de cuando era joven.-No sé si te gustará, es sencilla y bueno yo ya no la uso. Me la hizo Uta, me hizo dos, una la conservo y la otra pensé que te gustaría tenerla

-Gracias, ya me hacia falta una. ¿La hizo mi tío? Genial, le diré que me haga una.-se miró las muñecas y vio sus manos ocupadas.-¿Podría ponérmela? Mis manos están ocupadas sosteniendo a Jun.

-Claro, además se ajusta a la medida.-la puse en su muñeca y la até mientras Jun miraba absorto lo que hacía.-Papá te dará una cuando crezcas ¿eh?-dije y él rió aplaudiendo para luego hacer amago de cogerme el cabello.-Si tiras del pelo a papá, papá no te dará el conejo.-le mostré el peluche que tenia en mis piernas y comenzó a hacer amago de llanto para que se lo diera. Sonreí entregándoselo y lo abrazó con fuerza.-No se separa del peluche, mala cosa hizo Uta.

-Me recuerda a uno que tenia.-Jun movía las orejas del conejo y se las llevaba a la boca. Empezaba a sospechar que pronto estaría rabiando con los dientes.-Yo tuve que separarme de él, fue algo doloroso y obligatorio. Pero la culpa no es sólo de mi Tío Uta.-sonrió observando bien el peluche.-Este conejo del mal es demasiado adorable.-sus dedos palparon el peluche suavemente, quizás recordando viejos momentos.

-Yo se lo regalé a Uta y Uta te lo dio a ti.-comenté.-Tuve que disparar mil veces a una diana para que me dieran la máxima puntuación. Le conseguí varios peluches, entre ellos el conejo rosa que tanto amaba.-eso me hizo sonreír con amargura, por los viejos tiempos que parecían ser ayer... la cara de Uta abrazando a ese conejo... me hizo sentirme mal otra vez, por mi comportamiento y mi cobardía.

-¿Sabe dónde los venden? Quiero darle uno a mi tío, a cambio del que me regaló.

-El que lleva ahora Jun es una réplica de un conejo muy conocido, famoso, entre los amantes del yaoi. Uno de los personajes principales siempre lleva un conejo rosa, eso me hace recordar a Uta y reí al ver que en ciertos aspectos es similar.-claro que yo no diría que podía ser tan desconsiderado como Yuki, un fumador empedernido y novelista frío como un témpano.-Bueno en muchas jugueterías venden conejos, de todos los colores, hay fábricas aquí en la ciudad que exportan a medio mundo y jugueterías artesanales. ¿Por qué no vas a la Juguetería del Centro? está inspirada en el cuento de Pinocho y sus artesanos hacen peluches y marionetas a mano, con el diseño que tú quieras.

-Por ello no es familiar, no me gusta ese tipo de anime. Más bien no es que no me guste, simplemente no me atrae.-dejó de palpar el conejo y suspiró dubitativa.-Creo que iré a esa juguetería para comprárselo a mi Tío.-Miré de reojo a Jun.-¿Tú no quieres algo?. Creo que aun eres muy pequeño como para un balón.-nunca pensé que ella llegara a querer a Jun tan rápido, incluso quería regalarle algo.-¿Peluches? No, para eso esta tu Tío Uta.-se rascó un momento la cabeza pensativa.-Ya sé ¿Te parecería bien una canción hecha especialmente para ti? Digamos que desde que te tengo en brazos has hecho que la inspiración regrese a mi. Sólo déjame conseguir papel, pluma y la guitarra acústica para empezar a hacer la música....

-Vaya Jun una canción propia.-nos miró y rió estirando los brazos hacia ella abrazándola.-Creo que le gustas.-comenté notando como escampaba fuera.

-¿Desean algo más?-preguntó de forma educada la camarera.

-Sí, yo al menos sí.-dije sonriendo.-¿Podría ponerme un dulce de hojaldre y cacao para llevar? además de otro café.-

-Sí, claro.-

-Yo sólo una rebanada de cualquier pastel de chocolate que tenga, claro, para llevar.-seguro que sería para su amigo, se notaba a leguas que quería mimarlo aunque jamás fuera suyo.

-Por supuesto.-

Se marchó hacia el mostrador para levantar la pequeña tapa y poder acceder a los dulces. Parecía observarnos minuciosamente, cosa que no me importaba. Tomé una de las manos de Jun, separándola de los hombros de Miho y sonreí al ver que me miraba con aquellos enormes ojos rasgados.

-Gracias.-susurré a Miho.-Hoy por si no lo sabías es el día del padre y no te mandé un sms antes porque no sabía bien qué decir. Yo no soy un ogro, ni quiero obligarte a que me quieras... pero necesitaba hablarte de forma más pausada.

-No hay nada que agradecer, fue algo que surgió.-esos impulsos también yo los poesía.-Mira Jun, ya dejo de llover ¿Quieres ir a dar un paseo?.-lo separó de ella para ver su rostro ensimismado, parecía perderse en sus pensamientos y a veces llegaba a pensar que era la reencarnación de mi hermano por su comportamiento. Se llevó el dedo índice a la boca y parecía meditar la idea.

-¿Quieres pasear con tu hermana?-entonces señaló fuera. Había un gato subido al borde del cristal y comenzó a estirar sus brazos hacia él.-No, ese no es como el de papá.-empezó a ponerse inquieto queriendo agarrar al maldito gato.

-¿Lo quieres?.-balbuceó mirándola y luego señalándolo de nuevo.-De acuerdo.-lo dejó en mis regazos y fue en busca y captura del felino.

Parecía receloso, no quería ser tocado, si bien había un magnetismo que también surgía de mí. Un magnetismo que cualquier gato se doblegaba a mis deseos, ella lo poseía. Lo tomó en sus brazos y lo envolvió con la toalla que le prestaron. Se sentó en la mesa de nuevo y escuché claramente el leve ronroneo. La cafetería estaba casi desierta ya, todos se habían marchado al ver que ya no llovía.

-Anda, tócalo pero no le jales el pelaje.-

-Toca al gato, pero con cuidado de no molestarlo.-dije besando su sien y él le puso un dedo encima comenzando a reír.

-Ato.-balbuceó dejando su mano sobre el gato y yo preparé una toalla de bebé para luego limpiarle las manos, se las llevaría a la boca y eso sería infección asegurada. Cuando dejó de acariciarlo, después de un buen rato lo limpié y se recostó en mi pecho. Nadie diría que no era mío, tenía mis rasgos pero era porque mi hermano y yo éramos como gemelos con una década de diferencia.

Al parecer te quedarás conmigo...Noir.-susurró al notar que se había quedado dormido. Quizás era el azar, ella me había comunicado su deseo y el gato apareció.-Al parecer Jun se ha quedado dormido como el gato.

-Suele estar durmiendo todo el día, pero cuando está despierto es impaciente.-dije mientras miraba a Jun acariciando sus mejillas.-Piensa que todos los gatos son como el mío, que no le harán daño.-reí bajo y miré a su felino.-Deberás llevarlo al veterinario por si está enfermo, para que lo puedas mantener a tu lado. Phoenix esta vez tuvo un acierto con el regalo.-entonces recordé que ella no había visto fotos de él y con cuidado saqué el móvil, busqué fotos de él en mis archivos y lo puse sobre la mesa.-Ese es Phoenix.

-No se ve tan mal.-supe que no le agradaría del todo.-Pero mi tío es más mono.-al escuchar lo siguiente estaba claro el porqué.-Tal vez es porque a mi me van los de cabello oscuro.

-Phoenix tiene el cabello oscuro, pero suele teñirlo.-comente meciendo al pequeño para colocarle el chupete.-Uta...-susurré y sonreí.-Si lo hubieras visto cuando era un adolescente... señor gracias a dios que las hombreras ya no se llevan.-reí bajo y la miré.-Sigue siendo el mismo, aunque con el cabello algo más largo.-tomé una pequeña manta de la bolsa y lo arropé. Además de mi cartera sacando unos cien euros.-Con esto tienes para una gatera y para las vacunas que tengas que ponerle.-comenté con una sonrisa.-Tómalo como un adelanto de cumpleaños.-

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt