Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 17 de mayo de 2009

Dark City - Memento Carpe Diem - Capítulo 5 (parte XXXVII)




-Phoenix... está enamorado ¿comprendes? si no he matado a Lexter de una paliza es porque él me lo ha pedido. No quiere que nada le pase, no quiere que nadie haga nada...-suspiré intentando relajarme, pero no podía. Tenía miedo de que Lexter dañara aún más a mi hijo.

-Lo sé, el amor ciega.-lo sabíamos bien ambos, habíamos experimentado esa sensación de perder la cabeza por amor y hacer cosas que jamás hubiéramos hecho.-Sólo.-hizo una pausa y tomó aire para expulsarlo lentamente.-Sólo hay que intentar que se mantenga alejado de él.-eso lo sabía, no quería que se aproximara a mi hijo.-Dale dinero para taxis o para autobuses, que no necesite de ese chofer. Sobretodo haz que salga con amigos, con gente de su edad y que sea más abierto.-

-No puede ir sin guardaespaldas, pero ya va con otro.-dije serio.-amigos de su edad tiene, pocos pero tiene. Es alguien que no suele fiarse de personas que no conoce.-argumenté aproximándome a él para tomarlo por la cintura.-Te amo, gracias por haber sido amable con Hizaki

-Yo te amo a ti-respondió al instante.-De alguna forma me siento cómodo con él aquí.-me alivió saber eso, era algo por lo que temía.-Pensé que no podría, sin embargo se siente bien tener la casa llena y no tan vacía.-Descuida, el chico estará bien conmigo y con Jasmine.-me guiñó un ojo y besó mis labios.-Atsushi, te parecerá una tontería, pero de verdad me alegra que este aquí.

-Lo sé, es tranquilizador.-comenté besando su frente.-Debo de irme al despacho, despídeme de él por favor.-besé sus labios de forma apasionada y fui a mi despacho por mi maletín, me vestí apresurado, bajé y salí por la puerta trasera montándome en uno de mis coches de lujo.

No había pleno, tampoco reuniones de mi partido y fui tan sólo por unos documentos para trabajar en casa. Todo se canceló a última hora y lo supe poco antes de llegar al Ayuntamiento. Me hacía a la idea que tendría que lidiar con la oposición de mi partido, con los incompetentes de siempre y con los nuevos que en ocasiones me dejaban con mal sabor de boca. Fue una llamada de teléfono que contesté con el manos libres, era mi secretario y decía que no me molestara en ir a trabajar. Sin embargo, tenía que preparar las elecciones, habíamos postergado mucho estas y en una ocasión por mi culpa. Los ciudadanos estaban ansiosos de demostrar su poder como pueblo, pues eran ellos y no nosotros quienes ostentábamos la influencia en las decisiones.

Los dossier estaban en los cajones de mi despacho, unos discursos que quizás levantaban ampollas frente a los antiguos votantes. Pero, eso no me importaba. Me interesaba llegar a ser alcalde para hacer que brillara por completo la honestidad, sencillez y hacer todo lo posible para que la ciudad obtuviera lo más favorable.

No vi a mi secretario, tampoco a su auxiliar. Había contratado dos porque en ocasiones la agenda era muy pesada y tenía que hacerse cargo más de uno del papeleo, de todo lo que pedía en definitiva. Al entrar lo vi, vi a la culebra fumando y tomándose un café, como si nada.

-¿Qué haces aquí?-dije sereno mientras lo observaba desde la puerta.

Mi aspecto había rejuvenecido notablemente, mi ropa era de cuero y tenía una de esos pañuelos de moda, un pañuelo palestino gris.

-No eres el indicado para pasearte por un lugar donde domina la ley.-me asqueaba que alguien como él pudiera entrar impunemente, ya no solo en el ayuntamiento sino en mi despacho.

-Ley que puede comprarse.-dijo calando su cigarrillo para expulsarlo en mi dirección.-Anda señor candidato a la alcaldía siéntate.-comentó abriendo sus brazos y mostrándome el asiento.-Como si fuera tu despacho, estamos en familia.-me guiñó un ojo, ojo que quería moler a golpes hasta dejarlo paralizado y bien abierta su retina.-Te traigo las grandes, maravillosas, fabulosas y familiares nuevas noticias sobre tu hermosa princesa.-dio un trago a mi taza e inmediatamente me dije mentalmente que debía de tirarla, o como mínimo desinfectarla.

-Lastima, esa taza era mi favorita... ahora tendré que comprar lejía para lavarla.-Parecía un juego de niños, insultos y también porqué no golpes directos a la ulcera. Entonces recordé lo que había dicho y me percaté de aquel apelativo.-¿Princesa?-interrogué alzando una ceja.-¿Qué princesa? ¿Mi hija?.-me quedé en silencio y mi mirada se hizo de fuego.-Si le has tocado un sólo pelo a mi hija te juro que te mato. Haré que tu cabeza cuelgue como trofeo de caza y que tu piel sea parte de mi nuevo calzado.-el desgraciado tan sólo rió bajo por ello.

-No Sakurai, a mi sí me gustan las mujeres.-sacó un sobre y de estas unas fotografías.-Y mira, saliste protector, entonces... ¿Así serás con tus nietos?-dijo poniendo una de tantas en el escritorio para que la viera.-Algo le a de haber pasado ¿no crees?-chasqueó la lengua negando con la cabeza.-Mira que estar en urgencias...-se encogió de hombros tras echar el veneno de generaba, un día se mordería la lengua y se envenenaría.

-¿Qué?- Mi hija no podía cometer ese error, tener hijos joven sería duro y no estaba preparada. Por lo que sabía por Uta, demasiado alocada y además sin novio. Tomé la fotografía y casi la rompo de pura rabia.-¿Cuándo?

-¿Cuándo se folló al tipo ese? No sé, tal vez ayer, cuando se acostaron.-rió bajo con una sonrisa felina, deseaba partirle cada uno de sus dientes y colgarlos de mi cuello con una cadena como un trofeo.-El hombre que la abraza no se cuido y.-una carcajada fría cortó mi silencio como un navajazo.-Chan chan chan.-ese estúpido se burlaba de mí, de mi crispación.-¡Vamos por la pastilla que si no Papi Sakurai se infarta!-dijo sarcástico y burlón.-¿Quieres verlas? Aquí traigo más.-sacó otro sobre de entre sus piernas, donde probablemente ocultaba su maletín.-Y de paso, si quieres, te enteras bien de quién se la tira.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt