Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 7 de junio de 2009

Dark City - Swimming in Blood - Capítulo 6 (parte X)




Había dejado la libreta que me había dado a leer, pero la imagen de ese hombre estaba clavada en mi mente. Era como una chincheta que me recordaba que mi hija había crecido, que no podría ser mi pequeña jamás. Quería abrazarla y decirle que yo estaba ahí, que la cuidaría, pero en mi lugar tenía a ese hombre. Supe que su economía era bastante distendida, que era de Mónaco y tenía un padre singular. Si bien, no me sentía bien viendo como se entregaba por completo a ese hombre. Quería cuidarla, era algo normal en cada padre.

Me dirigí primero al baño, me refresqué y mojé mis cabellos. Tenía ojeras, había estado escuchando a mis pensamientos toda la noche y me maldije por no verme lo bien que debería. Tenía que cuidarme, no echarme más a peder. Cuando salí del lavabo fui al pequeño kiosko.

-Hoy tocó que viniera con su hijo y su novia ¿no señor?-preguntó el curioso dependiente que intentaba sacar información de debajo de las piedras.

-Así es, pero no es su novia es una buena amiga.-comenté con una sonrisa afable, escabullendo su mirada.

-¿Qué desea de mí?-interrogó.

-Tres latas de refresco, tres de agua, y unas bolsas de chips.-era una marca muy conocida de patatas, se fabricaba en la ciudad y tenían sabores sorprendentes. La franquicia por completo era mía, pero nadie lo sabía. Amaba tomarlas, no tenían tantas calorías y tampoco condimentos extras.

-Siempre pide las mismas, señor ¿las de sabor tabasco?-tomó un paquete y las dejó delante mía.-¿Esas son no?-asentí y me dio una bolsa de papel para llevar todo más cómodamente que entre mis brazos.

Cuando llegué no había río de sangre, como me temía, sino que conversaban bastante entretenidos. Al verme llegar quedaron en silencio y me temí que hubieran estado hablando de mí. No quería que Miho supiera nada, no deseaba preocuparla pues ya lo estaba suficiente con Amaury, y sobretodo supe por Uta que tenía problemas respiratorios si llegaba a emocionarse demasiado. Su salud estaba por delante de la mía.

-¿Os comió la lengua el gato?-interrogué dejando a un lado los refrescos en la bolsa.-Traje uno para cada uno.-saqué una de las botellas y me quité la parte de arriba del mono. Me eché agua helada, era lo único que calmaría mi calor. Mis cabellos quedaron empapados y se pudo ver el gran parecido con mi hijo. Él hizo lo mismo y luego chocamos las manos.-Odio el calor y ahora recuerdo ¿Hizaki me conseguiste lo que te dije?.-miraba a Miho.-Y tú quita esa cara tan seria, aquí nadie se va a morir.-sonreí de lado y miré la bolsa para comenzar a sacar todo. Ella parecía haberse quedado sumida en sus pensamientos, luego até cabos y me di cuenta de que mi hijo lo había dicho todo. Simplemente con la expresión de su rostro me marcaba cada palabra que le confesó sobre mi enfermedad.

-Sí, los bañadores esos que me pediste están. La talla de Phoenix costará más cara que la tuya... casi es de niño.-argumentó el porqué y tenía razón, estaba demasiado delgado.-De pasó me compré unos yo. Están bien de precio en esa web y son originales.-sacó una de los refrescos de cola y le dio un sorbo.-Sí, se va a morir su orgullo cuando le gane con mi princesa.-dijo intentando seguir con mi comentario, si bien su mirada se fijaba bien en los de ella.

Me quedé observándolos. Era como ver a mi madre y a mí mismo en un plano en un mundo paralelo. Rápidamente sacó el móvil y vi que marcaba un número.

-Sí, estoy bien. Tengo medio de transporte nuevo.-rió bajo y su expresión cambió. Se iluminó por completo y eso me reconformó.-Pero, no llamaba para eso. Hay alguien que quiere hablar contigo y sé que no es la manera pero...-hizo un inciso mirándome con aquella expresión de felicidad absoluta.-Es mejor arreglar esto de una buena vez.-me pasó el móvil y tomó una de las latas de refresco, pero al final prefirió el agua.-Anda, habla con él, ya que dices que no tiene la educación para hablar contigo.

-¿Mrs Musculos al aparato? esto no me lo pierdo.-dijo Hizaki mientras agarraba un poco de la comida que hizo su novio. No masticaba, simplemente engullía. No sabía donde iba a parar tanta comida. Desde que dejó a Lexter recuperó su apetito y lo duplicó. Aunque se entendía, entrenaba de forma más constante.

-Atsushi Sakurai al aparato, usted debe de ser Eduart Jospe Sea.-al otro lado sólo balbuceos tras un gran silencio. Su respiración agitada se podía palpar tras el auricular.

-Sí.-masculló al fin.

-Tiene un hijo, por lo que sé por mis informadores, y es directivo de una gran empresa de seguros.-sí, tenía que seguirles las pistas sino no era feliz. Imai me había dado todo, ¿por qué no leerlo al menos? Era un detalle por mi parte.

-Sí.-se atoró cuatro veces antes de volver a responder con el mismo monosílabo.

-Haga feliz a mi hija o le juro que le sacaré el corazón frente a sus ojos.-Hizaki en ese momento casi se atoraba con una bola de arroz, se golpeó el pecho y siguió comiendo .

-Yo.-masculló.-Yo.-repitió intentando seguir.-Yo.-temblaba estaba seguro.-La quiero, la.-resopló y de fondo escuché los maullidos de lo que podía ser un gato.-Yo la amo.

-No balbucee, no lo voy a matar.-dije mirándome las uñas.-aún.-Hizaki estalló en carcajadas.

-Ya.-tartamudeó de nuevo, quería seguir hablando pero no podía.

-Quiero hablar con usted y Miho, lo deseo hacer el próximo viernes y lo quiero hacer. No admito un No. Tan sólo se aplazará si tengo problemas de agenda o usted no está disponible por trabajo-en mala cuenta dije aquello, el desgraciado se cargó con distintos viajes y más de una reunión para no vernos frente a frente. -Nos vemos.-dije dándoselo a Miho y me senté tomando un poco de sushi.

-Ohhh el ogro habló.-dijo Hizaki mientras reía tomando con sus palillos un poco de lo preparado.

-¡Eduart! ¿Sigues vivo?.-preguntó algo desconcertada, quizás por sus balbuceos o tal vez rompió a llorar.-Yo también te amo, nos vemos al rato.-escuché mientras guardaba el móvil.

-Tienes que salir con ese chico... el sushi se parece al de Uta.-señalé la comida con los palillos.

-Sí Yue hace bien la comida y no sólo la comida. Da masajes que te dejan el cuerpo nuevo y dibuja bien, además toca el bajo. Creo que será bueno para mi banda de rock.-dijo metiendo un trozo de sushi de cangrejo.-¡Dios! ¡Dios!-casi llora de la felicidad, lo notaba en su mirada.-¿Desde cuando no comíamos así?

-Yo comí así el otro día, Uta me hizo una fiambrera de estas y la llevó al Ayuntamiento.-sus ojos se clavaron en mí, ojos acusadores.

-¿Y qué hacía Uta en tu lugar de trabajo?-sabía que había hecho buenas migas con mi pareja, que se comportaba con él como si fuera un amigo común.

-No sé, vino y yo agradecí la comida.-eso y sus caricias sobre mi entrepierna.

-Prueba las bolas de arroz, le salen mejor que a cualquier chica con la que he salido.-me pasó el cuenco mientras mi hija robaba un poco de pollo.

El día era esplendido y nuestras motos a lo lejos nos esperaban tras el descanso. Una moto era algo más que simples cilindradas. Era libertad, dominio de la máquina y sobretodo seducción de las curvas de la carretera.

-Pulpo...-esas bolitas de pulpo, tan deliciosas y adictivas.-Dorayakis de castaña.-dije tomando uno de postre, ya había tomado la mitad del sushi. Aquello era delicioso, simplemente delicioso.-Tienes que tenerlo de novio y que cocine para nosotros.-eso es lo que hacía con Uta cuando comenzamos a salir. Suena cruel y egoísta, pero al principio fue únicamente su comida y sexo.

-¡Dios! ¡Hazle caso al Viejo Sakurai y hazte novio de semejante cocinero!.-eso de viejo me crispó los nervios. Mi hijo Hero era el único que me decía papá, Hizaki estaba comenzando a llamarme infartado y ella lo hacía de aquella forma. Jun aún no se decantaba.-Cocina casi igual que mi Tío Uta.-engullía originis como locos.-Por cierto... ¿No lo recuerdas? Él a ti sí y mucho.-rió bajo y conocí esa mirada, eran sus ojos llenos de cinismo e ironía.-Creo que como a mí, también te cambió los pañales.-mi hijo la miró desafiante, esperando que dijera algo sobre su cambio de pañal. Comencé a dudar si sabía la curiosa historia de Hizaki, el pañal, Uta y una americana que tuvo que tirar. Si bien, no dijo nada más.

-Estamos de acuerdo los dos, haz caso.-mi hijo se quedó pensativo.-¿Sucede algo?-negó con la cabeza y la agachó, quizás meditando lo que tenía que decir.

-En realidad si sucede. ¿Sabéis si uno empieza una relación enamorado o simplemente por gustar?.-estaba algo confuso, se notaba en su voz.-A él no le amo, le quiero y me gusta. Pero no hay amor.

-En mi experiencia, creo que se empieza por gustar. Es evidente que la persona que es tu pareja, desde la primera vez que la viste, algo debió de gustarte.-entonces recordé mis tres parejas formales. De Uta me gustó como cocinaba, su físico espigado y luego su personalidad llena de euforia ante cualquier nimiedad. Clarisa fue la mujer de hielo por fuera, pero en la cama una gata salvaje. Era una mujer independiente, inteligente, con carácter y sobretodo una belleza inusual. Phoenix sin duda tenía dulzura, belleza y su personalidad era toda una caja de sorpresas.-Con el tiempo que lleves relacionándote con la persona pues.-hizo un inciso encendiendo un cigarrillo.-Yo creo que de ahí, técnicamente, nace el amor aunque. Puede que desde un principio ames a esa persona, pero puedes no darte cuenta hasta que intimas.-que forma más delicada de llamar al sexo, supe que era sobretodo al sexo por sus mejillas sonrojadas.

-No se empieza nada cuando uno está completamente enamorado, eso cuesta mucho y sólo surge cuando se está en pareja. Es decir, sólo nace el verdadero amor cuando uno comparte todo y soporta mucho más.-comenté mirándole a los ojos, tiré de su mano hacia mí y lo abracé.-No seas idiota.-murmuré dándole una palmada en la espalda.

-Pero temo no hacerlo, temo ser tan cabrón como han sido conmigo.-eso era, nada más.-Yue lleva mucho esperando que le hiciera caso, eso me dijo, pero yo no he sido capaz de decirle que no es el primer chico con el que estoy. Él piensa que ambos éramos...bueno eso.-seguramente se trataba de la virginidad, Hizaki llevaba años sin serlo.-Y he dejado que lo crea porque así es feliz, pero pienso que es una actitud equivocada. También lo es salir con él y decirle te amo, cuando no lo siento.-suspiró de forma profunda.-No sé si podré amarlo y sin embargo él me ruega que lo haga, eso me agobia.

-Creo que has hecho mal el no decirle que eres "puro y casto".-dijo mi hija mientras dejaba a un lado la bandeja de la comida, habíamos acabado con todo en minutos.-Más creo que eso no es lo que importa, o no. En mi caso así fue, pero no todos somos iguales. No hay que medirse por una regla, Hizaki. Todos somos distintos y él debería de aceptar eso y por ello tú también. Deberías de sincerarte con él, decirle la verdad. Si no te sientes con las ganas de decirle te amo, no se lo digas. Simplemente dile algo en término medio que seguro que si sientes, le aprecias y seguro que le quieres como un buen amigo. Así que no sería mentirle decirle te quiero, eso si en verdad lo sientes. Si no, si pasa tiempo y no hay nada, mándalo volar y ya. Insisto, nadie merece ser ilusionado y más con eso.-daba buenos consejos, sin embargo algo me decía que eran indirectas hacia mí y mi comportamiento.

-No tienes ni idea.-respondió con cierta energía negativa que impulsó hacia su hermana con una mirada de fiera.-El capullo con el que me acosté fue el mismo que puso a mi madre en contra de mi padre, el mismo que ha estado sacando todo a la luz y me di cuenta. No soy tan idiota e inmaduro como puedo aparentar.-se había enfadado y enfadado era como un animal herido.-Si piensas que lo hice a posta vas mal.-se marchó hasta la moto dejándonos allí con la palabra en la boca y cierto remordimiento de conciencia por mi parte. Suspiré y me senté al lado de Miho, mientras lo veía correr como un loco.

-Le engañaron para acostarse con él, no quiere que Yue cuando descubra todo piense lo mismo. Es lo que creo y veo.-cerré los ojos y después la observé.-Ahora está en una etapa en la que todo lo toma como una ofensa y todo por culpa de ese maldito desgraciado.-algún día mataría a Lexter y hablaría seriamente con Clarissa para explicarle claramente lo que sucedía con él, pero no quería que pensara que sentía algo por ella y lo hacía por despecho.

-Simplemente mentirle al otro para que no sufra, no es lo más conveniente. Al final, se terminará enterando y le ira peor. Pero no es que no lo entienda, tal vez es porque yo no sé lo que es ser utilizado y tal vez por eso no se que decirle.-tenía los ojos cerrados, quizás para intentar pensar mejor o tal vez para no mirar como corría con la moto como un desquiciado.-Y si en verdad es un Sakurai, terminará haciendo lo correcto, así de simple.-se incorporó y me observó con aquellos ojos melosos que había visto en Uta, pero no en ella. Chocó sus dedos con un ligero tic y agachó la mirada.-Atsushi, esto, ¿te importa que recargue mi cabeza en tu hombro?-aquello me hizo sonreír de felicidad, se iba aproximando al fin a mí.

-Él sólo quiere empezar a amar a alguien.-murmuré observándola y tomé una de sus manos.-Ese tic es de Uta. Siempre que hacía ese tic yo terminaba abrazándolo y deseando que nadie más lo observara. Tienes su mismo encanto.-recordé esas palabras que había dicho el mísero de Imai. Ella era femenina, no masculina y por mucho que le jodiera no iba hacer nada por molestarla. Acaricié su rostro y sonreí.-No puedo dejar de mirarte, es como si volviera a ver a mi madre. Perder a una madre es junto a perder a un hijo lo peor que puede ocurrir...-coloqué su cabeza en mi hombro y besé su frente. Solía hacer ese gesto con mi hijo mayor y el pequeño, pero él ya era demasiado adulto y a veces le incomodaba.


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Lestat de Lioncourt