Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 30 de enero de 2010

Dark City - Capitulo 12+1 - Dolor, sólo dolor (II)


-¿La fierecilla domada? Me suena, creo que una vez vimos una película basada en esta obra.-comentó rascándose la cabeza.

-Hola, buenas noches.-dijo Olivier apareciendo en el pasillo.

-Buenas noches.-respondí clavando mis ojos en él.-Vengo a por mi nieto, aunque aún suena raro llamarlo así.-me apoyé en la barra americana y noté como Hizaki sonreía.

-Aceptalo, envejeces.-dijo largándose hacia el cuarto del pequeño.

-Espero que os guste el pequeño obsequio que os he traído, le dije a Kamijo que sería bueno que os distrajerais un poco y él pensó que sería una buena obra.-comenté.

Me gustaba ver a mi hijo feliz, acompañado con alguien que realmente le amaba y él amaba, y que mi nieto vivía en un ambiente acogedor y para nada frío.

-Gracias.-comentó tomando los boletos mientras los observaba.-Está bien nos divertiremos.-dijo antes de que le abrazara y revolviera sus cabellos.-¡Quita! no soy un crío.

-Serás un crío hasta el día que me muera.-sentencié de espaldas a él, para girarme hacia donde estaba su pareja.-Chao Olivier espero que no te agoten demasiado.-lo decía todo de broma, pero no sabía como iba a sentar en él. Me gustaba molestar a ambos, era mi pasatiempos favorito.

-¡Cheshire!-gritó mi hijo mientras iba a por mi nieto.

-Sabes que lo hago todo como pequeña broma, no te molestes demasiado.-dije desde la habitación del pequeño mientras lo tomaba en brazos, después agarré su bolsa de aseo y me marché hacia la puerta.-Cuídalo, no permitiré que hagas daño a nadie.-miré a Olivier y sonreí.-Hasta más tarde.

Me marché con el pequeño y estuve más de dos horas observando a los dos bebés. Parecían descansar obviando como mi gato y yo los contemplábamos descansar. Esos dos eran mi debilidad y ponto lo serían mis otros nietos. Jamás pensé que a mi edad estaría rodeado de tanto bebé, de tanto pequeño iniciando el camino de la vida.

-Son preciosos.-comentó Phoenix abrazándome por la espalda y yo solté de mis brazos a mi pequeño amigo.-Se parecen mucho a ti, mucho.

-Atsushi Takumi terminará fan del rock y de la moda, seguramente del rock inglés ya que Olivier al parecer ama ese tipo de música. Sí, terminará siendo un Sakurai con mejoras por culpa de un francés delgaducho pero muy agradable.

-Voy a empezar a sentir celos al escucharte hablar tan bien de tu yerno.-dijo riendo bajo mientras se acercaba a la cuna de nuestro hijo.-¿Y como será Jun? Nuestro pequeño Junie.-susurró.

-Ese simplemente no tiene remedio, será igual que yo pero con tu coquetería aunque disimulada.-eso nos hizo reír a ambos.

Jamás pensé que esa noche se convertiría en una noche de terror. Minutos después de esa conversación Kamijo llamó a mi teléfono móvil. Nosotros estábamos en el salón viendo una película que él se había empeñado en alquilar. Era una historia de intriga y amor, de esas que sólo le gustaban a él y yo me aburría en el sofá.

Acepté la llamada aunque estaba extrañado. Supuestamente estaban en plena función, aunque tal vez quería decirme que no habían llegado Olivier e Hizaki. Pedí a Phoenix que bajara el volumen de la televisión, quería hablar sin interferencias.

-¿Qué sucede Kamijo? Te juro que les di las entradas, aunque fue algo precipitado ya que no me acordé antes de dárselas.-intentaba disculparme por si no habían llegado, aunque los jóvenes son así... tal vez se habían quedado en la cama al verse a solas por primera vez en unas semanas.

-No es eso.-su voz era seria y fría.-Ha ocurrido un incidente en el teatro, tu hijo y Olivier están bien.-comentó resoplando.-Pero necesito que vengas, no puedo contar todo por teléfono.

Aquello me intranquilizó. Que estuvieran ellos bien no significaba que el hecho no fuera relevante. Me levanté del sofá sin decir nada. No tenía ropa de estar por casa, llevaba la ropa que había tenido puesta para ir a por mi nieto. En silencio me dirigí al aparcamiento y saqué mi moto. No dije nada a Phoenix, pero la preocupación me asfixiaba.

No recuerdo si me salté algún semáforo en rojo o no, tan sólo quería llegar a tiempo junto a mi hijo. Me preocupaba eso del incidente, era algo que no me reconcomía por dentro. Sentía que mi pecho dolía, que mi corazón se alteraba como también todos mis presentimientos. No quería que salieran dañados, no quería que por culpa de un regalo terminaran mal, y al ver la policía rodear el edificio junto a varias ambulancias mi sangre se heló.

Aparqué cerca de la entrada e intenté tener acceso rápidamente al interior. Sin embargo, no me dejaban pasar. Los policías habían acordonado la zona, veía a varios investigadores señalar ciertas cámaras de seguridad y al fin vi salir del lugar a Kamijo. Su rostro era serio y parecía ido.

-¡Kamijo!-grité aferrado a una de las vallas metálicas que habían usado para impedir el paso.-¡Kamijo! ¡Kamijo diles que me dejen pasar! ¡Kamijo ahí dentro está mi hijo! ¡Kamijo!

El bajaba las escaleras con elegancia, pero como si fuera un espectro y no algo real. Su capa oscura rozaba el suelo y sus ojos parecían estallar en lágrimas. Intentaba permanecerse sereno, demasiado sereno. Quedó frente a mí y se abrazó como si fuera un niño asustadizo.

-Hizaki está bien.-murmuró.-Olivier está bien.-añadió temblequeando.-Pero han matado a uno de mis mejores hombres, han matado a un amigo y a mi mejor escolta y lo ha matado el hijo de puta de Yue.-tiritaba dejándome sin aliento, jamás le había escuchado hablar de esa forma.-Justo antes de pegarse él un tiro.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt