Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

miércoles, 10 de marzo de 2010

Dark City - capitulo 14 - La vida ya no es igual XXIII


En ese instante la cara de Seth se iluminó por completo y corrió a cambiarse. Mi hijo simplemente sonreía guardando todo. No sabía si era bueno dejarlos ir a los dos solos sin supervisión de un adulto, sabía que Seth era maduro pero había caído en las drogas. Fuera como fuera me sentía orgulloso que ambos consiguieran conversar y llevarse bien como aparentaban.

Nosotros nos quedamos sonriendo, Phoenix parecía satisfecho de que su hermano comenzara a mostrar interés sobre algo más que sí mismo y yo me sentía satisfecho por cómo trataba Hero a Seth. Jasmine y Kamijo simplemente se regalaban caricias y miradas, realmente parecían más unidos que cualquier pareja común que jamás hubiera conocido.

No tardó demasiado Seth en bajar con unos pantalones distintos y una camisa lila con símbolos de grupos de música japonesa, además de una sudadera gruesa. Mi hijo tomó su abrigo y se lo colocó.

-Hero ven.-dije girándome hacia él.-Quiero que te portes bien, que hagas caso a Seth porque es el mayor.-comentaba colocándole bien la bufanda cuando se aproximó.-No quiero que os quedéis muy tarde, preferiría que os recogierais no más de las ocho de la tarde.-él simplemente sonreía.-Os daré dinero para un taxi para la ida y para la vuelta, también os daré para comer algo y para videojuegos.-coloqué el gorro de lana que llevaba en el bolsillo del abrigo y se apartó.

-Eres peor que mamá.-dijo girándose hacia Seth.-Siempre trata a todo el mundo como a un niño.

-Tú eres un niño, te guste o no.-dije señalándolo.

Phoenix hacía lo mismo con su hermano, le entregó dinero para que comprara algo de comida y para que pudieran divertirse. Terminaba de darle las indicaciones de buena conducta y también el horario. Seth simplemente asintió a todo y dio un beso a su hermano para marcharse hacia la puerta con Hero.

-¡Comportaros!-grité.

-¡No hagáis caso a Atsushi! ¡Es un amargado!-escuché gritar a Jasmine mientras reía bajo.

Nada más escuchar la puerta cerrarse Phoenix se sentó sobre mis piernas con cara de preocupación. Yo simplemente le rodeé con mis brazos acariciando su cintura.

-Seth es algo mayor que Hero, no sé si fue buena idea dejarlos ir juntos.-murmuró apoyando su cabeza sobre mi pecho.

-No creo que hagan nada malo.-comenté giré mi rostro hacia Kamijo y me quedé observándolo.

Casi de inmediato sacó su teléfono móvil. Suspiró marcando a uno de sus hombres para ponerse en contacto con ellos.

-Jorge.-dijo jugueteando con sus dedos sobre la mesa.-Vigila a los dos chicos que acaban de salir de vivienda.-comentó con tono frío y exigente.-Y por favor, no quiero errores.

-Gracias.-comenté cuando terminó.

-No hay que darlas, son cosas que se hacen por los amigos.-respondió con una sonrisa gentil en su rostro.

-¡Sois unos controladores!-gritaron tanto Phoenix como Jasmine.

Jasmine tomó en brazos el conejo que le había regalado Phoenix, estaba correteando por la casa y terminó junto a sus piernas. Yo simplemente abrazaba más a mi pareja observándolos.

-Kamijo ¿por qué jamás me dijiste a qué te dedicabas realmente?-preguntó mientras jugueteaba con mis cabellos como lo hacía Jun. Creo que Jun había tomado esa pequeña obsesión por el pelo de Phoenix.

-¿Me hubieras creído?-interrogó de manera sosegada.-Además en realidad soy músico, dueño de un teatro y de una agencia de escolta.-hizo una parada en su pequeño discurso de soy y no soy. Parecía calmado, como si nada hubiera ocurrido y no hablara de un asunto espinoso.-La otra realidad no es amable ni necesaria de contar.-dijo tomando un bocadillo.-Atún... hacía meses que no tomaba.

-Así es.-dije intentando como él, escurrir el bulto.-Pensé que os gustaría que encargara bocadillos distintos.

-No.-respondió.-No lo hubiese creído nunca.-dijo en un tono apagado.-Por eso duele el engaño.-murmuró bajándose de mis piernas para ir donde Jasmine.-No podría estar sin ti.-dijo agarrándole del brazo.-No puedes dejar que nadie te haga algo, prométemelo.-él tan sólo asintió a todo como si únicamente pudiera decir y hacer eso, parecía paralizado por el dolor o las ganas de explotar en llanto.

-Esto no es culpa de mis negocios.-comentó mirándolos con seriedad.-Es culpa de un niño turbado y un padre que no quería ver la realidad, casi matan a Olivier y también a Hizaki... pero es normal, siempre duele perder a alguien amado y supongo que más si es un hijo.-entonces agachó la mirada.-Yo eso jamás lo voy a saber... lo que duele un hijo... y creo que ya tengo suficiente con ese dolor.-se levantó de la mesa.-Si me disculpáis debo ir al baño.

Ellos no lo sabían, pero yo sí. Sabía que estaba hundido porque sí sabía lo que dolía un hijo, sin embargo él no mató al cirujano. Phoenix se fue tras ello y yo simplemente suspiré hondo. Escuché jaleo arriba, pero antes que fuera a por mi pareja él ya estaba bajando las escaleras algo desalentado.

-Déjalos solos, es lo mejor.-dije esperando que se acercara a mí. Le tomé del rostro y lo acaricié.-Ellos saben apañárselas solos.

-¿Crees que estén bien?-dijo antes de sentarlo sobre mis piernas frente a la tarta que aún estaba sin cortar. Metió el dedo como lo hice yo y sonrió.-Arequipe.-murmuró tras un leve gemido de placer. Sabía que era un amante del dulce, que eso le hacía olvidarse de todo.

-Pues no lo sé, pero es algo entre ellos y no tenemos que meternos a husmear.-dije sacando la vela para luego buscar mi zippo por la ropa, ya no fumaba pero aún conservaba esa joya. La había llevado todo el día conmigo para poder encender las velas.-Pide un deseo.-dije al prender las llamas de todas aquellas pequeñas velas, tan sólo unas cuantas nada más.

Puso sus manos cerradas y cerró los ojos. Parecía un niño pidiendo algo imposible. Jamás pregunté cual era su deseo porque sabía que un deseo era un deseo, que no podían contarse como si no tuviera importancia. Tomó aire y sopló apagándolas todas. De inmediato saqué las velas y lo agarré bien por la cintura.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt