Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 23 de abril de 2010

Dark City - Capitulo 16 - Aroma de oscuridad XXI






Llegamos finalmente a la casa de Hide. Tardamos una media hora en el trayecto. Un trayecto en silencio como si estuviéramos en un funeral. La música parecía no calmarnos, sino más bien volvernos más tensos. Queríamos llegar y soltar todo lo que queríamos decir. Era necesario para ambos, nos urgía.

-Quiero terminar pronto con esto.-dije bajándome del coche.

-Lo mismo digo.-murmuró apoyado aún en la puerta del vehículo para cerrarla con cierta rabia.

-Tranquilo.-susurró Hide agarrándolo del hombro.-Recuerda lo que hablamos muchacho.

Era un enorme bloque de apartamentos con piscina privada, también gimnasio y pequeñas tiendas de alimentación. Todo parecía una pequeña ciudad bien vigilada por un millar de cámaras de seguridad. Me sentía observado por multitud de ojos, muy incómodo, pero así eran las urbanizaciones de lujo y sobretodo los apartamentos de nueva construcción.

Él vivía en el ático. Siempre le gustaron ese tipo de apartamentos casi rozando el cielo. Había comprado la planta superior, cuatro áticos contiguos, y creado un loft bastante apetecible. Todo era minimalista y con ciertas influencias de arte pop. Todo estaba recogido y ordenado de una forma minuciosa.

-Sentaos en la barra, os serviré algo para tomar mientras hablamos.-dijo dejando las llaves en el colgador y parte de su ropa en un perchero.-¿Qué es lo que vais a tomar?

-Un refresco de limón.-murmuró Max observando todo como si estuviera impresionado, pero después noté que no era por la decoración sino por las vistas.-Puedes ver una enorme panorámica de toda la ciudad.

-Sí.-sonrió.-Además estamos en el piso número treinta, nadie nos puede ver y por ello pusimos cristales como paredes hacia el exterior, salvo por algunas zonas necesarias para colocar nuestros cuadros.-dijo con cierto orgullo.-En realidad cada pared está estratégicamente diseñada y colocada para las obras que tenemos.

-No hemos venido a decir lo bien que decora tu mujer o lo magnífica que es tu mansión en el cielo.-dije con un tono apático.

-Es cierto.-murmuró clavando sus ojos en los míos, unos ojos completamente calmados esperando que yo también me tranquilizara.-¿Qué tomarás?

-Agua.-respondí sentándome en la barra frente a Max.

-Max está dispuesto a dejar que el grupo vuelva, pero a cambio de ser el fotógrafo de las sesiones fotos y poder estar presente en los ensayos.-aquello sería peor que unas hemorroides. Notar sus ojos de perro salvaje clavarse en mi nuca no era una sensación agradable.-Si observa el mínimo acercamiento tuyo a Yutaka tiene vía libre a golpearte. Además podéis ser amigos, pero no quedar a solas.

-¿Qué?-dije incrédulo observando como ese mocoso aceptaba la lata de refresco que mi amigo le ofrecía de su pequeño minibar.

-No estás en condiciones para poder quejarte.-murmuró Hide.-Recuerda porqué hemos llegado a estos extremos.

-Yo no pienso acostarme ni acosar a Uta.-respondí indignado.-¿A caso sólo piensan mal de mi ambos?

-No somos los únicos señor Sakurai.-intervino al fin él mirándome fijamente a los ojos, sin pudor alguno.-Usted no controla su bragueta, eso es de sobra conocido. A tenido suerte que las prostitutas con las que se acostaba no dijeran nada, también las mujeres casadas con las que estuvo.-sonrió de lado antes de dar un sorbo a su refresco. Yo me contenía el no golpearlo.-Es curioso, reprendía a Hizaki por ser un golfo y usted era peor que él.

-¡No me tires de la lengua mocoso!-grité dando un golpe en la barra, para notar como la mano de Hide me sujetaba el hombro.

-Max te ruego que seas educado, él no te está atacando. Se maduro y responsable, no hagas que Yutaka deje de confiar en ti. Diste tu palabra, recuérdalo.-dijo en un tono sereno que no me sorprendió, siempre actuaba igual.

-Yo sólo quiero dejarle claro porqué pienso mal de él.-respondió molesto.-No quiero ver llorar a Yutaka.

-Es algo noble por tu parte.-comenté.-Pero creo que son tus miedos a ser inferior a mí, a que vuelva conmigo y te deje solo.-aquello lo dije como si radiografiara su alma. Se quedó callado y demasiado aturdido.-Has logrado sobrevivir haciéndote el duro muchos años, ahora que has sacado a la luz tus sentimientos piensas que eres vulnerable.

-Métase en sus propios asuntos, no en los míos.-gruñó dando un buen trago al refresco.-Esto es una perdida de tiempo, me marcho.

-Te creía menos cobarde que yo.-murmuré.-¿No quieres saber porqué hice daño todo este tiempo a Yutaka?

-Porque es un maldito egocéntrico con la cremallera demasiado fácil de bajar.-respondió con odio.

-No, porque jamás pude irme de su lado. No he logrado olvidar lo que significó para mí. Fue cruel tener que abandonarlo para su propia seguridad, aún más cruel seguir en la distancia intentando ocultar todo. Pero terminé enamorado de Clarissa y no tuve valor para confesarle la realidad. Después volvió a mí, volvió haciéndome dudar una vez más.-susurré golpeando la madera de la barra y le miré.-Tú que has caído en sus encantos dime si es posible resistirse a un abrazo suyo, un beso, o cualquier contacto que te ofrezca desde su sincero corazón.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt