Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 2 de mayo de 2010

Dark City - Capitulo 16 - Aroma de oscuridad XXX





Noticias como aquella, momentos tensos, se fueron alargando. Aquello era un ciclo de nunca acabar. Me sentía como calcetín dentro de una lavadora, daba mil vueltas en espiral y sentía que me ahogaba arrastrándome por una corriente cíclica. No quería rendirme, no quería aceptar que todo se estaba escapando de mis manos y que mi honor estaba en peligro.

El honor para mí era importante. El honor era algo que tenía siempre presente. Así que ver como dos imbéciles sin estudios, o con supuestos estudios, me difamaban y yo tenía sólo que levantar el teléfono para comunicarlo a mi abogado... me hacía sentir rabioso. Quería entrar en acción. Deseaba pisar esos plató de televisión y vociferar que dejaran en paz a mi familia.

Me puse en contacto con Kamijo. Él tenía informadores en la policía. Esos policías no eran del todo corruptos, tan sólo pasaban información de criminales y de sucesos a las mafias. Ellos no trapicheaban con cocaína, armas o similares. Dentro de la corrupción ellos eran unos angelitos.

Días antes del coloquio apareció en mi puerta un joven de cabellos rosados y estética indescriptible. Parecía un cuadro de Andy Warhol. Sonreía alzando los dedos en señal de victoria mientras mascaba chicle de forma compulsiva. No le echaba más de veinte años. Abrí la puerta atándome bien la bata y le miré como si nada.

-No compro loterías para viajes de fin de curso, ni chocolatinas ni ningún tipo de rifa.-él se echó a reír a carcajadas.-¿Qué?

-No vengo a venderle nada.-dijo con una sonrisa.-Vengo de parte de Kamijo.-comentó.-Me llaman Pink Spider, pero mi nombre real es Hibiki.-amplió su sonrisa mientras yo le miraba confuso.-Ah, tal vez aún no le avisó Kamijo que venía.

-¿A qué vienes exactamente?-interrogué con curiosidad.

-Te he dado mis datos para que puedas comprobar que soy colaborador de tu amigo.-decía mientras sacaba algo de su bandolera amarilla.-A ver.-extendió entonces un sobre.-Aquí tiene todo sobre el caso de Lexter. Tiene de todo. He conseguido recaudar información clasificada, recortes de periódicos, información pasada de él en la brigada, cintas de informadores sobre su vida en la calle y por supuesto.-dijo clavando sus ojos en mí.-Todo está ampliamente resumido en un pen.

-¿Desde cuando Kamijo usa a chicos de tu edad para esto?-aún no salía de mi asombro, aquel retaco parecía un agente secreto cuando hablaba salvo por sus pintas.

-No se deje confundir.-comenzó a negar con uno de sus dedos.-Yo tengo la misma edad que Kamijo. ¿Tan joven me veo?

-No, olvídalo.-dije con aquel sobre entre mis manos.-¿Deseas algo más?

-Sí, que me dejes pasar para que pueda explicarte algunas de las notas. Están cifradas.-le dejé paso y de inmediato llamé a Kamijo.

Quería corroborar que lo había enviado él. Cuando llamé dijo que sí, que era uno de los hombres de confianza de Yoshiki y que le tenía amplia estima. Fueron sus palabras exactas “amplia estima”. Al parecer era otro de los conocidos, amigos, familia o como se hicieran llamar.

-Papi.-dijo Jun al vernos entrar en la habitación, iba subido a su tacataca correteando detrás de mi pobre gato.-Osa.-gritó estirando sus manos hacia el muchacho. Repetía una y otra vez “osa” supuse que se refería al color “rosa” que predominaba en el atuendo que llevaba.

-¡Qué rico!-exclamó.-¿Puedo tomarlo en brazos?-dijo agachándose hacia él y entonces notó la ricura de mi hijo, un buen estirón de pelo.-¡Niño del demonio!-gritó cuando logró separarse.

-Es una de las ricuras que hace.-dije tras mirar severamente a Jun y él sólo rió. Para él era una diversión, para mí una preocupación.

-¿Una? ¿Cuál es la otra perseguirte con un bate de béisbol?-interrogó antes de sentarse en el sofá sacando su portátil.

-Bueno, se le da bien golpear con palos de distinto tamaño y uso.-murmuré sentándome a su lado.

-¿Para qué quiere cámaras de seguridad? Con ese niño tiene un segurata portátil.

Después de esa presentación y primeros momentos junto a él noté que era rápido manejando la información. Se movía bien por la red de redes, el tráfico de archivos, y lo deduje por tanta cantidad de información de un día para otro. Abrió los archivos que tenía en su pen y los fue explicando. También puso el audio y comentó que le había costado hablar con algunas personas. Según él todos parecían reacios a relatar sus vivencias con Lexter.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt