Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 7 de mayo de 2010

Dark City - Capítulo 16 - Aroma de Oscuridad - XXXV

No lo he dejado con nadie XD... simplemente va con la actualización.



-Jun no vayas a hacer lo que...-antes de terminar la frase ya lo había hecho, había metido sus manos en el pastel para luego llevárselas a la boca.-¡Dios no! Esa ropa te la acababa de poner limpia, te vas a poner sucio en nada.-él simplemente se refregaba la mano en la boca lamiéndose todo el chocolate.

Clarissa comenzó a reír prácticamente a carcajadas. En pocos minutos había más chocolate en su cara, en mis manos, en mi cara, en mi ropa, en la suya... que en el plato. Intentó tranquilizarse para guardar las formas tomando un sorbo de su zumo.

-Sigue contando lo de Hero.

-Ah, sí.-dije intentando limpiarme como podía.-Verás Hero tiene talento innato para la pintura, me recuerda a mi madre. Sabes que ella jamás dio clases y era muy buena. Te tenía mucho aprecio y te regaló cuadros pintados con flores de sakura, decía que si el bebé que esperabas era niña adornaras su habitación con ellos y si era chico que se lo guardara para cuando fuera adulto y pudiera entregárselo a su hija si tenía.-ella asintió recordando a mi madre, la apreciaba. Ambas se llevaron bien durante el tiempo que se conocieron. Creo que mi madre notó un cambio brusco en mí, un cambio para ser un hombre de bien y para que mi padre al fin dejara de martirizarnos.-Es lo único que puedo decirte al respecto. Hará unos meses me mostró todo haciéndome jurar que no te dijera nada, quiere surgir desde cero. No es alguien que busque ayuda, no la busca ni cuando le golpean. Así que si lo has descubierto ahora tendrás que hablar con él seriamente, hacerle entender que es alguien con mucho talento y que realmente merece esa oportunidad. En eso salió a mí, tendrás que luchar contra su testarudez.

-Yo no fui quien lo descubrió, fue Bianchi.-respondió de forma serena, pero sus ojos tuvieron un leve destello.-Él es quien encuentra los nuevos talentos, tasa el arte que entra en mi galería y me ayuda en muchas ocasiones.

-¿Es el que quiere fusilar Hizaki? A veces tiene un complejo tremendo de Edipo.-dije notando como Jun se iba quedando dormido aferrado a mí.

-Atsushi eso no te incumbe.-dijo levemente molesta.

-Sí me incumbe, quiero que seas feliz. Yo no logré hacerlo, no logré hacer nada bueno de nuestro matrimonio salvo nuestros hijos.-ella quedó estática.-Lo siento, tal vez mi sinceridad de ahora te moleste pero cuando nos conocimos así era. Es extraño. He vuelto a ser un idiota que mete los dedos en la yaga sin darme cuenta, tal vez no todos los cambios que hice fueron buenos.-me levanté dejando un par de billetes suficiente para lo que habíamos tomado.-Clarissa, por favor deja de pensar en el qué dirá el resto del mundo y disfruta de la vida. Deseo volverte reír como cuando éramos jóvenes, aunque no sea a mi lado. Yo sigo queriéndote de algún modo.

Me fui dejándola sin decir nada más. Realmente esperaba que rehiciera su vida y pudiera ser feliz. Todos merecemos ser felices, aunque sea una vez en la vida.

Llegué a casa poco antes de la hora del almuerzo y Jun seguía dormido en mis brazos. Phoenix no preguntó nada, simplemente se quedó observándome en silencio. Dejé al pequeño en sus brazos y fui a darme una buena ducha. El almuerzo lo hicimos en el jardín y hablé con él sobre Hero. Seth no estaba en casa, había salido a dar una vuelta porque la casa le asfixiaba.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt