Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 20 de mayo de 2010

Dark City - Capítulo 17 - Ironías del destino XI


Tener esos pequeños fragmentos de mi vida, y de la vida de mi hija, me hacía algo más que ilusión. Me quedé sentado observando la puerta escuchando de lejos como Jun gritaba y reía. Salí fuera de mi despacho y fui hacia mi dormitorio. Allí estaba Phoenix haciéndole reír con cosquillas y marionetas de felpa.

Me hice un hueco en la cama y él de inmediato gateó en la cama hacia mí, para abrazarme. Phoenix se quedó observándome sin decir nada. Sonreía al ver como el pequeño me besaba y tiraba del pelo para llevárselo a la boca. Era una manía que no podía evitar y yo intentaba controlar.

En ese mismo instante me pregunté si esa pequeña manía que tuvo en sus días Hizaki también lo fue de Miho. Hero era un niño despierto, pero tranquilo. Él solía sentarse en su cuna a observar sus muñecos y hablarles como si fuera un bebé más, Jun sin embargo los arrojaba al suelo o luchaba con ellos como hacía Hizaki. Sin duda mis hijos tenían rasgos comunes, a pesar que Jun jamás sería por entero mío.

-Atsushi después del almuerzo tengo cita en el veterinario.-comentó sentándose en el borde de la cama.-Tengo que ponerle las vacunas y hacerle un chequeo, me dieron cita a eso de las cuatro en el hospital veterinario. Ya sabes que tienen horario de domingo sólo por la tarde y durante tres horas. Así que no puedo hacer nada.

-Como es en el centro tendrás que irte antes.-respondí y él sólo asintió a mis palabras.-No hay problema, yo haré que Jun tome su siesta.

-¡No siesta!-gruñó golpeándome.

-No, ahora no.-dije acariciando su rostro y él seguía con su ceño fruncido.-Ahora juegos.

-¡No siesta!-respondió antes de tumbarse a mi lado aferrado a mi camiseta.

-Odia la siesta desde que tuvo aquella pesadilla.-murmuró algo preocupado acariciando los cabellos del bebé.-No sé si decírselo a su psicólogo, aunque eso fue hace una semana y yo pensé que se le pasaría.

-Tiene cita en tres días, así que creo que si sigue en esta actitud tendrás que decírselo.-murmuré acomodándolo sobre mi pecho.

-Sólo consigo que se duerma si pongo ropa tuya en la cuna.-sonreí cuando dijo aquello, lo hice por inercia.-¿Por qué esa sonrisa?

-Misma táctica que empleaba con Hero y con Hizaki.-realmente la usaba Clarissa. Sin embargo, no era bueno decirle la verdad frente a frente. No creo que le hubiera agradado saber que tenía ciertos rasgos comunes con mi ex.

Phoenix se acostó junto a nosotros abrazándome. Yo lo rodeé con mis brazos notando como Jun se tranquilizaba al fin. Me agradaba estar pegado a él, sentir que podíamos estar juntos a pesar de todo. Lo besé notando como Jun nos observaba fijamente y yo simplemente sonreí al apartarme leve de su boca. Él se había ruborizado una vez más. Aún conseguía ponerlo rojo a pesar de los años y con algo tan simple como un beso lento.

-Debo ir a confirmar por teléfono la asistencia al veterinario.-murmuró levantándose de la cama.-Quédate con el niño mientras hablo, ya sabes que siempre me quita el móvil para hablar él.

Se marchó ruborizado y nervioso. Creo que fue el efecto del pequeño espía que estaba sentado sobre mi estómago. Frunció el ceño cuando se marchó Phoenix e infló los mofletes.

-Te veo venir.-dije colocando uno de mis dedos sobre su nariz.-Mami es mío.

-¡Mami mío!-gritó finalmente soltando su rabia.

-No, mami no es tuyo. Yo te presto a mami a veces, pero mami es mío de mi propiedad. Cuando tú seas mayor tendrás un o una mami para ti.-lo alcé hacia el techo mientras comenzaba a patalear.

-¡Mío!-repetía una y otra vez hasta que se agotó, eso simplemente le hizo desistir.

-¿Ya hemos quemado las energías de hoy?-interrogué alzando una de mis cejas y él sólo comenzó a gimotear. No pude con esa cara que me puso, era superior a mí. Lo pegué contra mi pecho acariciando sus cabellos.-Mami tuyo, sólo tuyo.-susurré besando su frente.-Mami es de Jun, sólo de Jun.

Phoenix entró nuevamente en la habitación y se lo pasé. Él se aferró a su cuello pero luego estiró su mano hacia mí. Creo que él se creía dueño de ambos, que sólo él tenía derecho a darnos un abrazo o que jugáramos con él. Supongo que aquel beso lo veía como un juego y eso le irritaba.

Almorzamos algo temprano, pero él debía irse. La nana de la siesta se hizo un enfrentamiento bélico entre bufidos bajos de Phoenix al no conseguir que durmiera, y llantos de él porque no quería dormir. Finalmente se quedó dormido en mis brazos aferrado a uno de mis colgantes. Yo también me quedé en cierta duermevela, puesto que últimamente no descansaba demasiado con todo el asunto de la corrupción.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt