Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 25 de mayo de 2010

Dark City - Capítulo 17 - Ironías del destino XVI


-¿Dónde están las pastillas?.-oí escuchar al muchacho acercándose a mí.

-En el botiquín.-dije casi sin fuelle.-Cocina.-añadí prácticamente desplomado. Me estaba alterando porque no quería perderla, no quería escuchar más lo que me decía. Sabía que había obrado mal, había hecho las paces con Yutaka y todo parecía solucionarse. Si bien estaba perdiendo a mi hija, perdiéndola de nuevo. Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando la miré dando bocanadas de aire.-Eso... eso hice... en una carta.-murmuré prácticamente tirando en el suelo, el dolor se hacía intenso y ese idiota no encontraba el botiquín.

Se marchó corriendo a la cocina para buscar el maldito medicamento. Ella se quedó frente a mí echándose hacia atrás, alejándose de mí.

-¡Eres poco hombre! ¡No tienes ni tuviste los cojones para decírselo hace más de veinte años!-ahí se equivocaba. Cuando me casaba con Clarissa le pedí que no continuara con aquello, que me hacía caer en algo que no quería. En realidad estaba enamorado de ambos, si eso era posible, no quería elegir y finalmente lo hice por una familia normal con hijos y con responsabilidades.-No sé como Megumi y Clarissa pudieron enamorarse de un ser como tú, tan cobarde, sin cojones para enfrentar las cosas de frente.-iba diciéndome aquello y cada palabra era una puñalada. No era un cobarde, si todo lo había hecho así fue porque pensaba que era lo correcto, lo que menos dañaría a todos y a mí mismo.

-¡Deja de decirle eso! ¡Lo vas a poner peor!.-exclamó su amigo reprochándole que siguiera con todo aquello. Me acusaba de ser un mal padre cuando me desvivía por verla feliz, por saber que estaba bien y por protegerla.

-Eso y más se merece.-dijo en un tono de voz cargado de desprecio.-No puedo creer que tenga genes tuyos, que me parezca tanto a ti... ¡Odio tener tu genes! ¡Odio que seas parte de mi familia! ¡Odio que mis hijos tengan a una persona como tú!.-se acercó a mí tomándome del rostro mientras temblequeaba intentando tomar una de las pastillas.-Me da asco ser tu hija. Y memorizate esto.-susurró con rabia.-No quiero volver a verte, no quiero tenerte cerca y no quiero que te acerques a mis hijos.-mis nietos, no podía alejarme de mis nietos porque para mí eran más importantes que todo aquello que ella pudiera creer.-Gracias por el apellido pero no quiero tener el mismo que el tuyo. Así que lo cambiaré, ya no seré Sakurai, sino Higuchi. Porque Yutaka es mi padre no tú.

Tomé pastilla metiéndola bajo la lengua mientras me recostaba bien en el suelo. Estaba de mal en peor, esa cosa no me ayudaría demasiado. Tenía que ir al hospital. Sabía que mi corazón no daría más de sí. No quería soportar más esa tortura, no quería ni debía.

-Llama a una ambulancia.-murmuré al chico agarrándolo por el pantalón.-Llama a mi primogénito.-había captado la idea, tenía que cambiar el testamento y sobretodo hablar con él por si no salía de esta. Sobretodo quería proteger más a Hero y que no se llevara una mala impresión de su hermana, si él conocía lo que ella había hecho jamás se lo perdonaría. Hero era muy apegado a mí, no hablaba en días con Clarissa cuando discutíamos aunque yo tuviera la culpa.-Llama a Hizaki.-jadee.-llama a Hizaki

-Sí, claro.-respondió asintiendo mientras giraba su rostro hacia Miho.-Llama a tu hermano.-ella se quedó en silencio.-¡Miho joder!

-Que lo haga él.-dijo apartándose como si nada.-No es alguien que me importa, así que se las arregle solito.-su amigo la agarró con firmeza del brazo para hacerla girar sobre si misma.

-Dame el móvil. Podrás estar molesta por lo que él ha hecho, pero no tanto para dejarlo morir ¿cierto?-interrogó y ella sólo se quedó pensativa.-¡Miho joder! ¡Nadie puede ser tan cruel!-volvió a reprenderla y ella sólo pestañeó.

-Él lo fue con mi padre ¿por qué no debería serlo yo?-interrogó quedándose en silencio.-¡Claro! Porque terminaría siendo el mismo parásito que él.-dijo sacando el móvil de la bolsa para dárselo.-Haz lo que quieras con él, a mí ya no me importa. Yo no lo conozco.-respondió saliendo de la casa como si nada para ir hacia la cancela.

-Tranquilo.-dijo buscando el móvil en el listado. Lo hacía con nerviosismo y parecía no encontrarlo.

-Hizaki Sakurai.-murmuré o más bien balbuceé, ya ni lo recuerdo.

Me desplomé y al despertar un médico terminaba de reanimarme. Hizaki estaba llorando aferrado a una de mis manos. El joven estaba de pie a un lado en la sala, parecía querer cerciorarse que todo estaba correcto. Jamás vi llorar así a Hizaki. Jamás lo vi tan hundido. Mientras estaban todos allí llegó Seth junto a Hero. Ambos se quedaron paralizados observando la escena.

-¡Papá!-escuché romper a llorar a mi hijo pequeño y como un médico lo interceptaba. Hizaki lo agarró después mientras pataleaba y lloraba, parecía querer ir hacia la camilla donde me llevaban hasta la salida.-¡No! ¡Quiero ir con papá! ¡Quiero ir con papá!

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Lestat de Lioncourt