Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 26 de junio de 2010

Dark City - Capítulo 17 - Ironías del destino XLVII


Nada más terminar de prepararlo comencé a lamer su cuello, pecho, vientre, pelvis y mulos. Notaba como se estremecía e intentaba inútilmente deshacerse de las corbatas. Sobretodo cuando subía de intensidad la vibración del juguete, el cual no saqué cuando me cansé de jugar y quise participar.

Aquello era intenso, muy intenso. Mi corazón aguantaba, pero no me preocupaba morir en pleno acto. Era amor, lo hacía por amor y lo deseaba porque quería que quedaran claros mis sentimientos. El amor se expresa de mil formas y esa era mi única forma de mostrárselo.

Ambos terminamos prácticamente a la vez. Después de desatarlo se abrazó a mí y besó mis labios. Estaba completamente desfallecido, pero le quedaban las mínimas fuerzas para agradecer el placer que había otorgado a todos sus sentidos.

Quedé sereno y totalmente relajado. El ejercicio que acabábamos de realizar nos había agotado, pero a la vez creaba un vínculo más fuerte. El sexo era así, el sexo es así. Se recostó sobre mi cuerpo esperando que lo cubriera con la sábana, como así hice. El sueño vino llevándome al descanso completo.

Al despertar él ya se había levantado para atender a nuestro hijo. Ambos estaban sentados en la cama observándose fijamente. Me incorporé y miré a Jun sonreír calmado aferrado a su conejo. Me abracé a Phoenix y ahí todo cambió, frunció el ceño y comenzó a gritarme.

-Hoy ha sido su primera noche sin pañal, sin pañal en toda la noche.-decía como si nada mientras yo me separaba para no escuchar a Jun maldecirme a su forma.

-¿Y cuándo te ha dicho el pediatra que dejará de ser así?-pregunté observando que se quedaba tranquilo recostado ante las caricias de mi pareja.

-Pues según él es su carácter, es alguien posesivo y algo violento. Intenta controlarlo con juegos, dándome consejos muy efectivos. Ya no golpea a los niños de la escuela y se relaciona mejor con Nico.

-Aja.-dije alzando una ceja.-¿Y en cuanto a mí?

-En cuanto a ti.-suspiró girando su rostro hacia mí para clavar sus ojos en los míos.-Ajo y agua Atsushi, tu hijo es peor que tú. Y no voy a seguir los consejos que me han dado, que prácticamente es dejar que grite y patalee cuando me tocas. Sobretodo que me odie porque no le atiendo. No puedo soportar esa hermosa carita llena de lágrimas.

Resoplé recostándome en la cama y él se tumbó junto a mí mordisqueando mi cuello. Jun comenzó a llorar, pero durante unos segundos no se apartó de mí. Su mano se deslizó por mi pecho hasta mi vientre abrazándome, rodeándome con sus brazos delgados de piel suave.

-Eres igual que él, o tal vez peor.-murmuró.-Aunque peor es el comportamiento que tiene con Kamijo.-dijo tras apartarse para tomarlo en brazos.

-Amijo.-balbuceó buscándolo.-Amijo.-se llevó la mano a la boca girando su cabeza hacia la puerta.

-Sí, tito Kamijo te tiene enamorado. Bueno te tiene enamorado a ti, a Jasmine y a todas las féminas de la ciudad. Desde que se ha hecho popular, por tu culpa, el pobre se siente acosado con tanta mujer suspirando por el joven y atractivo dueño del teatro.-pestañeó con sus manos sobre su rostro moviendo su cabeza, eso hizo que sus cabellos se movieran también cayendo algunos sobre sus ojos.-Desgraciado Kamijo, rompecorazones Kamijo.

-Amijo.-Jun no paraba de buscarlo hasta que comenzó a llorar.

-No llores mi amor, tito Kamijo te quiere mucho a ti y también papá te quiere mucho a pesar que yo te quiera más a ti que a él.-eso me hizo alzar la otra ceja y él únicamente rió a carcajadas.-Anda amor vamos al baño.-se levantó para llevarlo a la bañera y él iba encantado.

Me levanté para ir también al baño. Allí estaba Jun de pie aferrado a la bañera mientras Phoenix dejaba el agua a temperatura que él soportara. El pequeño al verme vino hacia mí alzando los brazos y yo lo alcé. Me quería, pero sus celos eran superiores al cariño que sentía por mí. Los tres terminamos dándonos un buen baño, pero no estaba tan absorto como para no escuchar como alguien subía por las escaleras. Era Seth que en ese momento llegaba de la fiesta.

-¡Phoenix estoy en casa!-gritó.-¡Me quedé a dormir en un hotel con Hero para no molestar! Bueno más bien para no escucharte a ti con el imbécil ese.-iba diciendo antes de entrar en el baño y ver mi cara, seguramente era todo un poema.-Bueno yo me voy a hacer el desayuno, que ya es hora de tomar algo.-se marchó apresurado antes que yo dijera o hiciera nada.

-Disculpa su actitud, ten en cuenta que él es como Jun. Ambos celan demasiado mis caricias, mis atenciones y todo lo que pueda ofrecerles. Seth tiene celos, como es normal.-intentaba que comprendiera, pero aunque lo hacía no podía quedarme tan tranquilo tras ese comentario.-Le diré que te pida perdón.

Jamás me pidió perdón por esas palabras, realmente jamás tuve esperanzas que lo hiciera. Era un adolescente que iba camino a la juventud, a la madurez quisiera como no. todos crecemos, no tenemos la misma edad, y las posturas cambian para apoyarnos y afrontar mejor la vida, junto a nuestro destino que es siempre implacable. Después del baño me marché, no desayuné junto a él. Fui directo al estudio y del estudio de nuevo a casa. Cuando llegué él estaba jugando a un videojuego junto a Hero, ambos parecían absorbidos por las plataformas del maldito juego de rol medieval. Así que pasado ese día pasó la oportunidad para que yo aceptara sus disculpas o para que tuviera sentido que él las diera.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt