Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

sábado, 17 de julio de 2010

Dark City - Capitulo 17 - Ironías del destino - CM


Caminamos hacia una esquina de un comercio, tenía unos enormes toldos que daban bastante sombra en la acera y corría una brisa agradable de lado a lado de la calle. Allí era buen lugar para continuar nuestra conversación, cerca de su teatro y también del estacionamiento de mi vehículo.

-Entonces no lo sabe, ni ella ni él.-él asintió afirmativamente a mis palabras.-¿Sabes algo más?

-Los bebés están sanos, como te dice Josep, en eso no miente. Cuando habla de ellos su cara cambia, parece el hombre que comencé a conocer cuando Miho entró en su vida. Pero cuando se detiene es el hombre gris y prácticamente opaco de hace unos años.-puso sus manos sobre mis hombros y me miró tras aquellas lentes.-Si sé algo más te lo haré saber, lo que sea.

-Gracias.-respondí agradeciendo enormemente ese gesto.

-Ya debo volver al trabajo, tengo mucho que organizar para el otoño.-dijo con una sonrisa más amable, lejos de la pesadumbre de todo lo que habíamos hablado.-Atsushi espero que no te tomes las cosas de esa forma tan peculiar tuya, relaja un poco más, e intenta confiar más en Miho. Ella es adulta, sabe lo que se hace.

Se marchó hacia un puesto de helados y como un niño comenzó a pedir varios, a cual más grande y con más colorido sobre ese dulce tan típico de esas fechas. Yo simplemente retrocedí unos pasos y fui hacia mi coche. Me subí en el vehículo y me puse rumbo a casa.

Nada más llegar me quité la ropa que había usado y me puse algo cómodo para estar en casa. No paraba de meditar sobre todo y la cabeza iba a explotarme. Terminé por pedirle a Phoenix me he hiciera algo ligero para comer, que no estaba con demasiados ánimos para comer nada pesado. Después tomé un descanso para dormir a la sombra en el jardín. Era un lugar agradable que me recordaba al paraíso, al menos así lo describían.

El sueño de aquella tarde fue demasiado real. Todo empezaba como un día cualquiera y terminaba siendo un caos. Era un mundo extraño, todo estaba deforme, y no paraba de sentir que mi pecho se oprimía. En esas visiones, sueños, imágenes o como se puedan clasificar veía a Miho llorar. No era la mujer de ahora, sino una niña. Me acercaba a ella y la estrechaba, le decía que era su padre pero ella salía huyendo gritando que un loco la perseguía.

Yo en aquel mundo no tenía forma en realidad, al menos no la veía. Podía ver a todos, ver como evolucionaban y el tiempo cambiaba. Era como un fantasma que nunca estuvo vivo, que nunca tuvo cuerpo ni oportunidad. Realmente era como me sentía, un hombre que jamás tuvo la oportunidad de estar presente en la vida de su hija. Si bien, no era sólo problemas paternales lo que salían en esa pesadilla.

Podía ver los problemas de Kamijo, sobretodo problemas de justicia y también a Paulo caer en ellos. Ambos caer en un pozo sin fondo. Fue demasiado estresante, porque por más que gritaba nadie me escuchaba.

Cuando desperté lo hice agitado y tirado en el césped, me había caído de la amaca donde me tumbé. Noté como el sol aún estaba fuera caldeando la ciudad y como Phoenix salía al jardín para correr hacia mí.

-¿Qué pasa? ¿Por qué gritas? ¿Atsushi?-me ayudó a levantarme sentándome en la amaca para él hacerlo junto a mí.

-Una pesadilla.-murmuré abrazándome a él, necesitando más que nunca el confort de su cuerpo.

-Pues me asustaste.-fue lo único que dijo antes de besar mi mejilla.

Y allí me quedé intentando recordar por completo aquel sueño. Era como una montaña rusa de sentimientos. Todo lo que parecía una cosa, tener solución, no lo tenía y acababa sintiendo como me aplastaba el peso de unos actos que desconocía. El karma parecía haberse vuelto loco. Pero no logré recordarlo por completo, era demasiado psicodélico para saber qué parte encajaba y cual no. No sé si era afortunado, o no, de no recordarlo.

No podía sacar conclusiones sobre mi vida, más allá de las referencias a mi paternidad y a los problemas que asechaban a mis amigos. Pero no a otros motivos, a algo más. Así que terminé levantándome para ir hacia la casa. Phoenix me siguió en silencio tomándome de la mano, eso me hizo sentir que estaba vivo y despierto. Dejé de pensar en ese maldito sueño, al menos hasta que llegó la noche y regresó más nítido y a la vez confuso.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt