Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 25 de julio de 2010

Dark City - Capitulo 18 - Camino Vital III


Rogué que su relación no afectara a la calidad de su trabajo, aunque sabía que era alguien creativo y maduro. Sus cualidades le harían superar esos miedos y también los momentos de crisis que podrían venir. Él y su pareja eran puntos opuestos, pero creo que aún Imai no se había percatado.

Las semanas siguientes fueron de trabajo duro. No sólo trabajaba en el estudio, también en el despacho que tenía en casa. Había finalizado la recaudación de impuestos en la ciudad, más bien todo el país y fuera de las fronteras, así que observaba los nuevos presupuestos y cambios en las fabricas. Quería estar seguro de todo lo que tenía entre las manos. Y cuando no estaba centrado en informes lo estaba en canciones. A pesar de tener derivado gran parte del trabajo a personas de confianza bien cualificados era estresante, demasiado para un solo hombre. Sabía bien que los médicos lo desaconsejarían, pero a mí no me importaba hacerlo. Me hacía sentirme vivo todo aquello, a pesar del cansancio.

Con respecto a mi vida social Kamijo y Paulo seguían sintiéndose con un enorme lastre. Habían llegado rumores de ruptura en ambas parejas. Las revistas no tardaron en introducir a Kamijo también en su amplio jardín de variedades. Se podría decir que un hombre como él, físicamente y con su carácter, añadiendo su fortuna no pasaría desapercibido demasiado tiempo en una ciudad como esta, mucho menos si se relacionaba conmigo y posaba en revistas especializadas en música para hablar de su teatro. Así que terminó siendo codiciado y eso implicaba que hurgaran con lupa en su vida personal. Paulo era perseguido por ser un escritor de éxito, con una personalidad y una historia opaca por decir imposible de investigar, y con un alto cargo sin olvidar su físico.

Esos rumores no eran tan estúpidos, tenían algo de razón. Claudia se marchó del lado de Paulo, rumbo a un viñedo de Francia, y Jasmine estaba con la paciencia agotada ante los avances de Emma. Temía que ambos terminaran hundiéndose, pero yo no lo permitiría porque sabían que tenían mi mano extendida.

Mi vida también interesaba. Hizaki había sacado a la luz que estaba comprometido, así que se preguntaban si iba a ser un eterno compromiso como el mío. Referente a Phoenix poco decían, no podían negar su profesionalidad ante las cámaras, y sobre mi nueva vida en los escenarios más bien se mantenían al margen.

La prensa no era algo que me preocupara en exceso, pero sabía que la tendríamos que usar para llenarla de publicidad y entrevistas convenientes para todos nosotros. Tendríamos que poner la mejor cara, aunque jamás me agradaron los focos. Hubo un tiempo en que estaban continuamente en mi casa para reportajes de alta sociedad, pero en esos momentos sólo lo usaban para herirme y no para ayudarme. Era la hora de cambiar de nuevo las tornas.

El único misterio que había en mi vida eran los vecinos de estudio, no solía escucharse demasiadas conversaciones desde el otro lado de la pared, tampoco demasiado movimiento y como mucho pude ver como llegaba uno de los músicos de la discográfica al estudio. Era uno de los baterías más galardonados de la ciudad, solía hacer colaboraciones cuando había bajas en las formaciones de los grupos más representativos de la ciudad. Eso alimentaba el misterio y mis ganas de saber quienes eran.

Jamás pensé que me llevaría una sorpresa como aquella, mucho menos que empezara de esa forma. Era el cumpleaños de Anii, no solía celebrarlo demasiado y lo único que pedía era lo de siempre. Lo de siempre era una noche calmada en un buen restaurante y unos pequeños recuerdos de la celebración, nada de regalos ostentosos. Así que mientras iba pensando en el regalo que debía hacerle entraba en estudio.

Había estado toda la mañana ensayando dos canciones, para poder grabarlas después de la hora de almuerzo. Venía justo de tomar un aperitivo para soportar la jornada y vi un rostro nuevo en el estudio. Aquel personaje me pareció tentador, algo digno de investigación.

No puedo decir que al primer impacto visual pensara que era un hombre, tampoco una mujer. Era algo superior a ambos sexos. Parecía el perfecto equilibrio, un rostro andrógino y unas prendas tentadoras para cualquiera. Quería a Phoenix, pero como siempre digo no soy ciego. Observé su cintura delicada y opté por creer que era mujer, además portaba una cesta de almuerzo y una pequeña entre sus brazos.

Mi aspecto no era el mejor para una primera impresión, me había empapado la cabeza tras bañarme literalmente con un botellín de agua. Tenía la camisa algo abierta y fuera del pantalón, aquel lugar se había convertido en mi casa. Pero decidí iniciar contacto visual con mi acompañante de ascensor.

-¿Sube?-pregunté sin apartar los ojos de los suyos. Eran ojos asiáticos, pero no parecían ni japoneses ni chinos ni coreanos, era una mezcla de rasgos y profundidades. Simplemente era un espécimen único. Sus labios estaban levemente maquillados, pude notarlo, tal vez para resaltar el color y forma de estos. Él sólo asintió algo nervioso, no sabía si por mí o porque estaba deseando ver a alguien, dudaba causar ese efecto de mirar constantemente los números del ascensor y di por hecho que quería ver a su pareja.-¿Tienes a tu marido por aquí preciosa?

No sé que sucedió, pero esos ojos que parecían perfectos se volvieron oscuros y brillaron por el odio. Me intimidaron. Creí que era por lo de preciosa, si bien no fue por eso.

-¡Soy un hombre! ¡Un maldito y jodido hombre!-exclamó en japonés mientras la pequeña que iba en sus brazos rió. Parecía satisfecha que su padre casi engullera a otro. Noté entonces las uñas de sus manos, largas y pintadas de forma llamativas acorde con la yukata que llevaba.

-Lo lamento, es usted de una belleza superior y excesivamente cargado de androginia. Eso no tiene nada de malo, todo lo contrario. Debería sentirse orgulloso de ello.. es muy hermoso.-tomé entonces una de las manos de la pequeña y sonreí, tendría aproximadamente la edad de mi hijo pequeño.-Tú sí eres una niña, y muy guapa por cierto.

El ascensor se abrió en ese momento. Lo primero que vi fue correr a Imai, daba grandes zancadas esperando librarse de una de las baquetas de Anii. Su pareja iba detrás, y detrás de ellos Yutaka e Hidehiko.

-¡Anii! ¡Qué te pierdes!-gritó Yutaka subiéndose sobre él.-¡Hermanito! ¡No! ¡Imai no tiene la culpa!

-Necesito vacaciones... unas largas y extensas vacaciones.-murmuraba Hidehiko encendiendo uno de sus cigarillos.-A un país que desconozcan.

-¡Queréis comportaros como adultos de una vez!-exclamé practicamente echando llamaradas.-¡Es un estudio de grabación! ¡No es un patio de escuela!

-Ha olvidado qué fecha es mañana.-eso no era excusa, pero olvidar el cumpleaños de una pareja podía ser problemático.

-Ya, pero al menos he sido sincero.-dijo Imai colocándose bien la camisa.-Volvamos al estudio.

Cuando ellos regresaron busqué al muchacho pero ya no estaba, no había rastro de él ni de la niña. Nada más había otro estudio ocupado y era el de aquella banda. Supuse que era parte del equipo, o tal vez su pareja se encontraba allí. El misterio aumentaba y mis ganas de golpear la puerta casi no podía contenerlas.

Estando dentro, bien concentrados, alguien llamó a la puerta. Abrí yo porque era el más cercano a la puerta. Entonces lo vi ahí parado, sin cesta y sin niña, como si fuera un regalo.

-Konichiwa.-dijo algo nervioso.-Verá.-balbuceó en el idioma del país.-Le conté su comentario como mera anécdota a mi pareja y se ofendió.

-Ah... dígale que es un inmaduro si se ofende.-dijo como si nada. Para mí que otros dijeran que Phoenix era atractivo, dulce y sobretodo apetecible, eran halagos hacia mi buen gusto. Así que no comprendía los celos irracionales de otros. Las parejas se tenían porque uno las amaba, si amabas a tu pareja te sentirías orgulloso de todo lo que representa y por ello siempre hay que agradecer que digan piropos agradables.

-Es lo que pensé.-respondió siendo sincero, pero algo avergonzado por decir aquello. Era como si se hubiera visto forzado a hacerlo.

-Aunque tienes bonitas y firmes nalgas.-aquello lo dejó como estatua, además de rojo. Antes que gritara, o cualquier cosa semejante a todo lo que podía ocurrir en esas circunstancias, cerré la puerta y regresé a mi ensayo.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt