Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 27 de agosto de 2010

Dark City- Capítulo 18- Camino vital XXX

Llevo todo el jodido día escuchando esto...



Además tarareando una vieja canción, como esta parte de la novela, una de esas mías que jamás logré plasmar en una grabación... ja... mi grupo se desintegró antes de formarse... pero no está mal, así mejor porque soy demasiado egoista con ciertas cosas


Hace unos días fue mi cumpleaños, me regalaron varias cosas... pero lo más importante es una carta de amor de mi pareja. Yo estoy preparando las mías para enviarselas... ¿Alguien sabe cómo envejecer un papel sin quemarlo? XD llevo varios intentos fallidos.




-Está bien, seguiré este consejo de igual modo que algunos que me has dado respecto a las políticas de gobierno.-su rostro estaba serio cuando dijo aquello, como si intentara asimilar todo lo que yo había dicho.-¿Y a ti? ¿Qué te sucede a ti?

-Que el tipo que interrumpió en mi boda, un mafioso estúpido y egocéntrico, intenta que su banda de música aplaste a la mía.-él rió a carcajadas al escuchar aquello.

-Es surrealista al máximo. Como no pudo matarte quiere venganza de alguna forma. Pero eso de egocéntrico deberías mirar el significado en el diccionario, tú seguramente eres mucho peor que él.-su sinceridad seguía intacta, tuviera la pose que tuviera y se sintiera como se sintiera.

Sus palabras no tenían un efecto negativo en mí, más bien eran tan sinceras como las de Hidehiko. Todos sabían mi talón de Aquiles. Primero estaba mi ego y después mi razonamiento. Debía trazar un plan para poder conseguir mejor valoración, más amor del público hacia mí que hacia él. Tenía muchos puntos a su favor, pero yo también.

-Me siento retrato de Dalí.-dije riendo bajo mientras observaba nuestro alrededor.

-Yo me siento un cretino con encanto.-respondió echando hacia atrás la cabeza y rió a carcajadas junto a mí.

Realmente era un cretino con encanto, un encanto que traspasaba cualquier frontera. Caí entonces que él podía ser mi salvavidas. Era un canalla, pero todos le adoraban. Había logrado aparentar algo que no era, y las apariencias siempre engañan incluso cuando sabes que sólo son un espejismo. No sabía como lo veía su hermosa rubia, pero sí como lo veíamos el resto y como algunos le conocíamos.

-¿Cuál es la clave?-interrogué alzando una de mis cejas.-¿Cuál es la nota que debo tocar para que todas las ratas de esta ciudad bailen a mi son?

-Se un gato listo y actúa según tu instinto, pero ya sabes lo que debes hacer ¿cierto?-susurró antes de alzar sus cejas con un ademán típico de los ingleses, como si nada le perturbara.

-Ocultarlo, lo mejor que pueda, pero sin mentiras y sólo con unas gotas de carisma.-sonreí de lado y él sólo asintió.-Volver a ser el Atsushi de antes, pero abierto a nuevos mundos y sensaciones.

-Todos deben saber que eres un maldito pervertido, un hombre con poder, un seductor nato, inalcanzable para millones pero debes a la vez dejarte querer y mostrarte simple además de cordial. Tienes que ser firme en lo que dices, no retroceder, y tener bien claro en cómo lo dices.-se levantó del asiento.-Yo tomaré tu consejo, iré a Francia y le compraré ese deslumbrante vestido de Prada. Tú, haz lo que quieras hacer, pero te aconsejo que me sigas y vuelvas a esa nebulosa de carisma oscuro que tanto gustaba, a pesar de tus ideas y de tus creencias.

Me levanté y lo estreché entre mis brazos, me sentía nuevo después de aquella charla a pesar de no ser compleja ni extensa. Él sólo se echó a reír a carcajadas, creo que en ese momento tenía su plan en mente y que intentaría reconquistarla. Era un estratega nato, como un buen ajedrecista esperaba que el tablero hablara por él junto a sus peones.

-Nos vemos otro día Paulo Wilde.-dije con una reverencia como haría la guardia británica a sus monarcas.

-Cuídate Atsushi Sakurai, cuídate.-escuché decir cuando ya estaba algo retirado de mí, cuando se iba por otro lado distinto de aquel enorme parque.

Regresé a casa, pero no por mucho tiempo. Nada más llegar me puse ropa más cómoda, unos pantalones amplios de tela vaquera y una camiseta junto a una sudadera oscura. Phoenix no comprendía dónde podía marcharme, pero decidió no preguntar y quedarse en silencio contemplándome.

Besé su frente antes de marcharme, al igual que hice con el pequeño Jun que ya no lo era tanto. Muy pocas veces lo hacía, sólo cuando me sentía culpable de abandonarlo de esa forma sin dar explicaciones. Era algo demasiado complejo para resumirlo, no quería quedarme ni un minuto más en la casa y por ello me marché como lo hice.

Fui al garaje y saqué una de las motos, conduje con ella hasta el bosque y me senté frente al lago. Estuve allí varias horas tirando piedras como si fuera un adolescente. Cada piedra era un peso que me quitaba de encima. Cuando uno afronta riesgos tiene miedo, todos lo tenemos incluso los valientes, pero uno siempre se siente vivo.

Si mi madre hubiera estado viva me hubiera animado a tomar el riesgo de ser yo, así que eso no era lo que me preocupaba. Quería volver a gustar como antes cuando era un adolescente, gustar a todos incluso a los enemigos y sobretodo a estos. Comencé a cantar bajo una vieja canción, una de esas que jamás grabé con el grupo y que para mí era muy buena.

Esa canción no la había escrito yo, pero tenía tantos rasgos similares a mí. Era una de las pocas letras escritas por Yutaka con ayuda de Hidehiko. Mi Uta ya no era mi Uta, pero seguía teniendo sentido que la cantara frente a ese inmenso lago. Se sentía apacible y esa melodía intensificaba el momento de relax.

Medité bien qué decir, cómo decirlo, cómo hacer para que no me afectara cualquier comentario fuera de tono y sobretodo el evadir preguntas con respuestas que no me interesaran. Quería ser el monstruo de las entrevistas que fui, para nada me atraparían en una encrucijada. Deseaba divertirme en ese programa y preocupado no lo lograría.

Era mi forma de prepararme, porque nada más llegar a casa llamé a Hidehiko para decirle que se pusiera en contacto de quién quisiera porque haríamos esa aparición. Quería destacar, que todos destacáramos, y eso lograría.

Había pensado bien en cada detalle, por minúsculo y superfluo que pareciese. Nada se escaparía de mis dominios. Por unos instantes me eché a reír a carcajadas, tantos años con Clarissa a mi lado y terminé actuando parecido a ella en esos casos. Ella era un genio, la gurú, para estos tipos de escaparates al mundo.

No hay comentarios:

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt