Ámber es una chica especial, que siempre me tiene preocupado y jamás sigue mis consejos, pero olvido mis preocupaciones cuando me habla sobre lo ilusionada que se ve con sus estudios o cierto tipo de música. Es de carácter cambiante, a veces me molesta pero jamás puedo estar mucho rato peleado con ella.
Aleteo
Escondía su belleza en una máscara
falsa hecha con porcelana fina, maquillaba sus labios del mismo modo
que lo haría una antigua Geisha y preparaba sus cabellos con cuidado
dejándolos caer sobre sus finos hombros. Sus ojos esquivos
intentaban no ver el dolor que acontecía a su alrededor, con una
sonrisa amarga expresaba su pasión por sobrevivir. En su pecho
anidaba un corazón roto en mil pedazos, un corazón tan dulce que en
algún tiempo atrás bien pudo ser un caramelo.
Fuera el tiempo estaba nublado y pronto
una ligera lluvia comenzó a caer. Caía un par de gotas manchando la
tierra seca, del mismo modo que sus ojos también iniciaron una
tormenta. Se desataron rayos, truenos y el rugido del viento mecía
las ramas. Dentro las lágrimas se volvían gruesas, el llanto cada
vez era más amargo y los suspiros terminaron por ser gritos de
dolor. Sus manos golpearon la tarima hasta que se astilló.
Pobre criatura, sus alas de mariposa se
iban marchitando cayendo sobre su vestido de seda y bordado de oro,
quedó tendida como hada de la fortuna marchita. Nada pudo hacerse
por la criatura. Jamás tuvo la valentía de recomponer su corazón,
ver más allá de su alrededor y poner un pie fuera bajo la lluvia.
Porque la lluvia pudo salvarla, pudo bañar su alma gris y quizás
liberarla.
Cuando la lluvia cae
una mariposa aletea
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