Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 21 de diciembre de 2012

Aleteo




Ámber es una chica especial, que siempre me tiene preocupado y jamás sigue mis consejos, pero olvido mis preocupaciones cuando me habla sobre lo ilusionada que se ve con sus estudios o cierto tipo de música. Es de carácter cambiante, a veces me molesta pero jamás puedo estar mucho rato peleado con ella. 

Aleteo

Escondía su belleza en una máscara falsa hecha con porcelana fina, maquillaba sus labios del mismo modo que lo haría una antigua Geisha y preparaba sus cabellos con cuidado dejándolos caer sobre sus finos hombros. Sus ojos esquivos intentaban no ver el dolor que acontecía a su alrededor, con una sonrisa amarga expresaba su pasión por sobrevivir. En su pecho anidaba un corazón roto en mil pedazos, un corazón tan dulce que en algún tiempo atrás bien pudo ser un caramelo.

Fuera el tiempo estaba nublado y pronto una ligera lluvia comenzó a caer. Caía un par de gotas manchando la tierra seca, del mismo modo que sus ojos también iniciaron una tormenta. Se desataron rayos, truenos y el rugido del viento mecía las ramas. Dentro las lágrimas se volvían gruesas, el llanto cada vez era más amargo y los suspiros terminaron por ser gritos de dolor. Sus manos golpearon la tarima hasta que se astilló.

Pobre criatura, sus alas de mariposa se iban marchitando cayendo sobre su vestido de seda y bordado de oro, quedó tendida como hada de la fortuna marchita. Nada pudo hacerse por la criatura. Jamás tuvo la valentía de recomponer su corazón, ver más allá de su alrededor y poner un pie fuera bajo la lluvia. Porque la lluvia pudo salvarla, pudo bañar su alma gris y quizás liberarla.



Cuando la lluvia cae
una mariposa aletea 

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt