Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 28 de febrero de 2013

Lo inesperado


Lo inesperado 

Es un fan fic realizado en base de un rol que estamos desarrollando entre varias personas. Simplemente lo he adaptado al lenguaje, y también ciertos puntos de vista, de Lestat. Es por lo tanto un trabajo grupal que iré subiendo. 


-Parte 1- 
Oscuras proposiciones 


Me encontraba sentado en mi despacho en la gran mansión que compartíamos entre varios inmortales, amigos mortales y algún espectro que se dedicaba a torturarnos en alguna ocasión. Los papeles de las últimas acciones que había hecho en bolsa se hallaban sobre mi mesa, había logrado vender unas acciones por el triple de su valor en bolsa antes que se desplomara. Fue todo un logro conseguir algo así sin intermediarios, pues era como las apuestas y yo tenía demasiado dinero para apostar.

Acabé aburrido rápidamente y decidí buscar a Louis para contarle mis logros, pedirle que viniera conmigo a cualquier lugar de la ciudad y sobre todo que aceptara cierto juego que tenía preparado para nosotros en nuestra habitación. Ésta vez quería probar algo nuevo por completo, lo cual decían que era excitante, y no veía la hora de averiguar si realmente era tan delicioso.

Había salido del despacho y me encontraba en el pasillo que conducía al hall principal de la mansión. Mis ojos depararon en las nuevas esculturas que Marius había comprado en una subasta, según él eran magníficas y según yo ocupaban demasiado espacio y éste comenzaba a faltar.

-Apuesto que Louis no se espera algo así – dije acomodando mi camisa de algodón blanco para aparecer lo más presentable frente a él.

Mis cabellos no los había cortado esa noche, estaban largos y encrespados con unos rizos bastante definidos a decir verdad, mis labios tenían una sonrisa triunfadora y mis ojos parecían proclamar una victoria provechosa. Era un hombre de negocios que iba por su casa sin zapatos ni calcetines, con unos pantalones tejanos algo viejos y una camisa de Armani recién estrenada. Pero sin duda, pese a quien le pesara, era un hombre que sabía hacer buenos malabarismos y había encontrado una nueva forma de jugar a la ruleta sin tener que ir al casino.

-Jefe no apuestes sin ti no puedo vivir -corrió hacia mí aferrándose a mis brazos brazos-. No me dejes en este mundo cruel a mi suerte.

Aquellas palabras eran incoherentes incluso para ella, pero apostaba que ya estaba usando su nueva estrategia para provocar un terrible drama en el cual me involuclara claramente, así como a Quinn y a quién sabe más. Mona cuando deseaba era perversa y guardaba en sí un claro espíritu de manipulación. Sin embargo, no me importaba. Ella para mí era alguien importante en mi vida y no podía despreciarla.

Rodé mis ojos abrazándola mientras giraba mi rostro hacia otro lado, permitiendo así que apoyara su pelirroja cabellera contra mi torso.

- Claro Mona...-susurré con una leve sonrisa - sin mi no puedes vivir...-afirmé siguiéndole el juego mientras echaba a reír-. Dirás que no puedes vivir sin sexo.

-¿Deseas darme sexo jefe? -sonrió insinuándose coqueta pegando sus pechos lentamente a mi brazo con disimulo y cierta expectativa.

-¿Deseas que Quinn me odie?-pregunté acariciando sus cabellos mientras sonreía leve. Mis dedos se enredaban en su espesa melena rojiza. Tenía un aspecto encantador como el de cualquier adolescente. Ella era una hermosa mujer salvada antes que el hilo de su vida se cortara, del mismo modo que lo fue mi madre y Claudia. No era una mala propuesta, pero se arriesgaba demasiado. No quería que mi felicidad se acabara tan pronto-. ¿Por qué no eres una buena chica y te vas a las cuadras? Quizás el fantasma de Claudia se aparezca allí observando el potro que compré para que dejara de molestar por unas noches.

El fantasma de mi hija se aparecía continuamente pidiendo atención, ciertos caprichos malsanos que concedía para no escucharla, también una malicia propia de su persona. Ella jamás admitiría nuestra derrota, por lo tanto siempre estaría dispuesta a cometer sus fechorías y provocar que cayésemos en su trampa.

-Jefe que cruel eres conmigo -susurró enredando mis rizos dorados entre sus dedos, lanzando a la vez miradas coquetas y sin dejar de sonreír-. Puedo manejar a Quinn jefe, además nadie va a enterarse sólo somos tú y yo... -añadió realizando ciertas caricias con la diestra contra mi pecho, además de jugar con los botones de mi pulcra camisa.

-Nadie puede asegurarme que no se vaya a entrar Quinn o Louis... o tu tía-dije intentando alejarla, aunque era tentador tenerla tan próxima. Aquellos pechos turgentes, sus mejillas levemente ruborizadas por la sangre temprana arrancada a cualquier indeseable, sus labios carnosos pintados en un leve tono rojizo y sobre todo ese derroche de sensualidad que veía frente a mí provocaban deseos de romperle el vestido, tirarla al piso y meterme tan hondo en ella que los gemidos podrían confundirse con alaridos de un animal salvaje-. ¿Qué quieres realmente?

-Quinn salió con Nash y el tío Tommy, Louis fue a ver a David y Rowan esta en el hospital. Tenemos la casa para los dos... anda jefe sé que deseas jugar conmigo- sonrió nuevamente mordiéndose el labio y desabrochando suavemente los botones inferiores de la camisa.

-Pero ver a David no es bueno...-funcí el ceño recordando el deseo que suscitaba mi Louis en él, un deseo que quería exterminar en ocasiones y en otras sentía un amor inquietante por él que me deslegitimaba para destruirle-. ¡Ese capullo quiere con mi Louis!-decía aquello, pero me dejaba manipular sin resistencia alguna a que desabrochara mi camisa.

Continuó desabrochando mi ropa y al tener mi toso descubierto rasguño con sus uñas, procurando erizarme, desde su abdomen hasta mi pecho. Aquello provocó que mi miembro comenzara a estar algo duro y apretado en mis pantalones.

-Louis estará bien...-susurró con voz sensual- sólo déjate llevar Lestat -sonrió de forma seductora clavando la mirada en la mía.

Me quedé paralizado, dejando que la eléctrica sensación recorriera todo mi cuerpo, mientras la observaba. Irradiaba belleza y poder de seducción, del mismo modo que lo hacía Rowan cuando me tentaba.

-Sin duda tienes buenos argumentos- me incliné hacia ella rozando sus labios antes de besarla.

Sentía como el deseo me cubría con una espesa manta. También y a la vez el comentario sobre donde se encontraba su amante le provocaba una reacción exagerada entre la ira y los celos. Si Louis iba con David quizás es porque estaba con deseos de ponerle esos cuernos que tanto decía que le colocaría.

Mona sonrió triunfal besando mi cuello y hombros, bajando por mi pecho el cual lamía sin pudor alguno centrándose en mis pezones, los cuales lamió desabrochando el pantalón. Sonreí descarado dejando que ella hiciese lo que deseara. Cuando sentí esas caricias sutiles sobre mis pezones con la lengua no dudé en soltar un fuerte jadeo. Mis ojos violetas se quedaron fijos en los de Mona, mientras sonreía sosegado y expectante. Pronto logró palpar mi miembro y comenzó a estimular por encima de la ropa interior. Las caricias sobre mi miembro, aunque cubierto de ropa, fueron bastante agradables.

-¿Qué travesuras sabes hacer con tu lengua Mona? Me han contado pero jamás lo he sentido... ¿Eres tan buena como dice mi hermanito?-mi tono de voz estaba velado por el placer, por lo tanto era algo ronco aunque sin dejar de ser seductor.

Ella rió encantadoramente tomando su cabello entre sus manos, haciendo entonces que éste quedase hacia su lado derecho. Me encontraba embelesado por la belleza y soltura que Mona tenía. Comprendía bien a Quinn al desearla únicamente para él.

-¿Quieres comprobarlo? -sonrió una vez más incándose de rodillas frente a mí, como si fuera una estatuilla de un altar, bajando todo de una sola vez la ropa para comenzar lamiendo el miembro, así como frotándolo con la diestra, e introduciéndolo a su boca comenzando aquella faena.

Gemí moviendo mis caderas lentamente mientras le permitía hacerse con su deseo. Había perdido el control y los pensamientos cuerdos, o razonables, desde hacía varios minutos. Ahora no era más que un hombre despojado de todo su honor, sus palabras llenas de juramentos, y lleno de lujuria. Sin embargo, mi sonrisa de placer no se borró con un nuevo jadeo sino por un rostro serio ante la llegada de mi amante.

Louis regresaba de haber ido a una tienda de instrumentos musicales, con su nueva adquisición. Era sin duda un nuevo obsequio que estaba seguro que me gustaría. Cuando abrió la puerta el estuche cayó al suelo y el ruido que formó fue lo que hizo que me fijara que no estábamos solos. Intenté decir que no era lo que pensaba, pero Louis nos había visto y no tenía nada que encubriese mi fallo.

-Louis...-murmuré y tras ello rápidamente subí mis pantalones guardando mi miembro algo erecto, ya que ni siquiera la sorpresa pudo bajar del todo el deseo-. Louis... deja que te explique... mon amour... Yo... yo te estaba buscando y Mona me dijo que te fuiste con David... pensé que... ¡Diablos Louis! ¿Por qué siempre tienes que ser tan oportuno?-acabé vociferando.

-No necesitas explicarme nada -siseó mirándome furioso-. Sigan en lo suyo -sin decir más dejó el estuche tirado en el piso y se alejó sin importarle que lo siguiera y gritara su nombre.

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Lestat de Lioncourt