Tú, la mujer que me dio la vida,
la única que ha estado ahí desde el principio.
Tú, quien me abrigó entre sus brazos
y me amamantó esperando el milagro.
Y el milagro vino, madre.
Fui tu imagen y semejanza.
Cabellos de cebada, ojos de cielo
y carácter intrépido dispuesto a todo.
Tú, la única bailarina de éste vals.
La heroína que camina con firmeza
y la única mujer de mi vida.
Tú, la única reina de mi corazón.
Miles de pétalos de rosas en flor
son tus labios, madre.
Tu piel es de leche y tus cabellos,
esos dorados bucles, huelen a primavera.
Tú, la mujer que vive entre bosques
y que se hunde en sus principios.
Tú, la diosa, la heroína, la hija y la madre...
la mujer que amaré por toda la eternidad.
Nunca me faltes madre... porque yo siempre te voy a necesitar.
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