Les chansons d'amour en las cuales me
envuelves son tan cálidas como dolorosas. Siento tus manos acariciar
mi rostro como si fuesen pétalos de rosas mi mejillas, pero en
realidad son tan duras y ásperas como las de una escultura excavada
en la roca. Siempre te miento cuando hablo de mis noches lejos de ti.
Mis aventuras nocturnas no son tan cándidas, pues están llena de
sangre y sexo despiadado con la elegancia de otra época y la
sofisticación francesa.
“Je suis animal méchant, mon
amour...
Je suis votre diable...
Je t'adore quand tu pleures.”
Una máscara colocada al vuelo de un
ángel y una sonrisa digna de un encantador de serpiente te hizo
dudar. La vida o la muerte fueron tus amigas, corrieron entre las
cuatro esquinas de tu cama, y mis ojos se deslizaron hacia tus labios
entrecerrados de dolor. Te hice parte de mi camino y no me importó.
Preferí hacerte daño y venderte un paraíso antes de ver mi Jardín
Salvaje sin tu presencia. Te hice inmortal, igual que un escritor
hace inmortales a quienes ama encerrándolos en un libro.
“Un ange et un diable...
Dance d'amour
Les coeurs brisés et un sourire.”
¿Para ti qué soy? ¿Absolución o
pecado? Soy el perverso ser que te condenó a caminar por el péndulo
del tiempo, y sin embargo no tuerces los labios cuando regreso
cargado de historias falsas y una rosa desecha en el ojal. Tú
siempre me crees, a pesar que me encanten las mentiras, y cuando digo
una verdad me tienes arrastrándome entre sollozos para no sentir tu
mirada calculadora.
“Yeux verts comme les prairies.
Lèvres rouges qui prient soupirs.
Dans le jardin nous avons”
Y aún así el amor no se rompe, no hay
quiebros ni sollozos, porque hay algo más que pasión tras nuestra
leyenda. Por siempre serás mío aunque yo siga siendo libre.
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