Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 12 de mayo de 2013

Entrevista con el Príncipe


En ésta entrevista salgo yo y David me ha pedido como siempre que la respalde aquí. 



El equipo de rodaje se había desplazado de nuevo hacia New Orleans para la siguiente entrevista. David estaba inquieto pues conocía el deseo de varios inmortales por dejar ciertas aclaraciones, pues siempre se puede tergiversar la verdad y dejarla desnuda era lo más sensato. Debido a su pasión por ciertos temas, acompañado por el deseo de regresar a la ciudad donde Mona le esperaba, acabó dirigiéndose al despacho de Lestat tendiéndole la mano y una sutil invitación. La noche inmediatamente después de conversar con su maestro, Marius, el encantador, y alocado, Príncipe Malcriado aceptaba el reto con una sonrisa llena de fascinación.

La cámara enfocaba directamente el pequeño salón de actos, donde se arremolinaban algunas personalidades en las noches donde actuaba para sus huéspedes e invitados. Sus elegantes telones granates caían lánquidamente rozando el suelo de madera con sus bordados e oro. Las sillas dispuestas alrededor de la zona de focos eran cómodas y elegantes, Luis XVI idénticas a las de otras salas, y parecían esperar a un público que no llegaba. Los altos ventanales de vidriera dejaban entrar la tenue luz de la luna mientras el foco central iluminaba donde ambos estaban sentados.

Lestat vestía una levita azul pavo real con botones de camafeos, cada uno de ellos eran las musas, y tenía una camisa blanca de chorreras bien planchada y con un broche en el pañuelo también de camafeo. Sin embargo, en el broche de piedra negra había algo más que un rostro. En el broche de su pañuelo estaba su inicial que imitaba su excelente caligrafía, muy pomposa y grande. Sus pantalones eran similares a los usados en otra época y sus leotardos blancos cubrían sus piernas tornándolas. Sus pies estaban cubiertos por unas botas bajas que resplandecían por lo limpias que se veían, pero no eran nada de otro mundo. Los cabellos dorados del vampiro caían sobre sus hombros acariciando su mentón suavemente marcado mientras su enorme y perfecta boca sonreía con descaro.

David sin embargo vestía sobrio muy aferrado a su estilo. Vestía un traje clásico negro, como noches atrás, aunque con un leve cambio en las solapas al ser suavemente más finas, y una camisa blanca sin corbata en esta ocasión. Deseaba tener un tono desenfadado pues sabía que se arriesgaba a una entrevista en la cual todo y nada era posible. Sus cabellos estaban perfectamente peinados y su leve sonrisa gentil surgía de su boca de forma encantadora.

-Una vez más estamos en nuestro pequeño encuentro- dijo a la cámara antes de señalar, abriendo su brazo derecho, hacia su acompañante- Hoy nos encontramos con Lestat de Lioncourt, nuestro anfitrión. Una leyenda viva nos abre las puertas de su mansión a diario y nos deja descubrir secretos de su mundo, al cual llama Jardín Salvaje, invitándonos al aquelarre de sensaciones gratas y amargas, en alguna ocasión. Tenemos ante la lente de nuestra cámara a un aventurero, al cual intentaremos retener durante unos breves minutos mostrándonos algo más de él- hizo un inciso y se giró hacia su maestro y amigo, el carismático Lestat- Bienvenido.

-Bienvenido a ti mon ami- respondió remarcando su casi olvidado acento francés mientras soltaba una leve carcajada- Bienvenido a mi mansión, eres libre de preguntar cualquier cosa por seria o descabellada que te parezca. No me enfadaré como otros puedan hacerlo, creo que no estamos para enfadarnos sino para disfrutar del momento. Ya echaba de menos tu presencia y también pensaba que no querías verme en tu descabellada propuesta- movía las manos y la cabeza mostrando su energía- Mon dieu! Creí que me huías.

-No, no te huía- intervino con un tono de voz agradable.

-Pues eso creía- respondió intentando llevar el ritmo de la entrevista, pues Lestat era así de avasallador- ¿No me preguntas nada?

-Lo harías si me dejaras- contestó intentando que sonara a broma, pero en realidad era cierta molestia.

-Oh, lo lamento- dijo intentando guardar silencio a espera de una pregunta al fin.

-Bien- comentó David desabrochando un par de botones de su chaqueta, para de nuevo volver a cerrarla. Ciertamente Lestat a veces le exasperaba y estaba perdiendo la paciencia que tanto le sobraba. Su buen amigo era como un niño y en ocasiones había que pedirle que se callara de forma amable, eso sí- He tenido la inmensa fortuna de conversar con Memnoch sobre su relación ¿cómo podrías definirla?

-Pésima- dijo con cierta sequedad en su tono de voz- No lo deseo cerca, pues no sé que pretende realmente. Es cierto que gracias a su intervención pude ofrecerle el Velo de Verónica a Dora, pero la verdad ¿por qué debería ser su amigo? No hay nada que me agrade en su forma de ser, pues siento que sólo juega y los juegos si no los llevo yo no me agradan. Me siento un juguete y la verdad, soy un juguete muy caro para romperse en manos de un demonio.

David escuchaba su parloteo prestando atención. Realmente Lestat podía parecer que olvidara, pero no era así. Seguía estando ciertamente traumatizado con las revelaciones que el demonio le hizo.

-¿Y la relación con Julien?-aquella pregunta realizada por su buen amigo David le provocó cierto rictus en su cara, pero luego se echó a reír.

-A veces los fantasmas nos persiguen, pues fíjese en Nicolas. Vienen de otro plano y se quedan en tu casa, sin necesidad que les ofrezcas una habitación pues todas son suyas, y te regañan como si fueses su hijo o su amante. No, no me llevo con Julien y creo que nunca me he llevado con un fantasma – sus últimas palabras fueron amargas. Hubo un requiebro en su voz y sus ojos se ensombrecieron. Esos ojos violetas que tenían cierta belleza similar al amanecer, o anochecer, se habían enturbiado. Claudia era un fantasma, ella los visitaba, y él sentía un dolor terrible al recordar sus palabras, la muerte de la pequeña y también los años dulces que no regresarían.

-Vayamos por temas más agradables- comentó David estirando su brazo derecho hacia él, acariciando la zurda de Lestat- Amigo mío, debo preguntarte por tus hijos.

-Mis hijos- esbozó una sonrisa casi infantil, como la de un ángel o un inocente- Mis hijos de la noche son muchos, pues siempre he deseado estar acompañado en una fiesta sin fin. Sin embargo, tengo otros que son míos. No olvido los Taltos que he concebido con Rowan y Mona, las cuales se recuperaron de sus enfermedades gracias a mi sangre. Mona es hija mía, está contigo, y espero que realmente encuentre la libertad y la felicidad en tus manos- se echó a reír antes de sacudir su cabeza- Ah, David- musitó- Siempre quise recuperar los encantadores años con Louis, a pesar que él no es el mismo. Louis es más frío y calculador, muestra diferentes caras allá donde va, pero siempre será Louis. He regresado mil veces a su lado aunque somos incompatibles porque somos dos polos opuestos, pero es eso precisamente lo que me hace caer arrodillado frente a sus ojos esmeralda. Me arrastra a sus deseos, complazco sus caprichos y me comporto como un adolescente- la cámara le amaba y también le amaba David, pues eran amigos pese a sus diferencias.

-¿Podrías contarnos el milagro de la vida?- preguntó con suavidad apartando su mano de Lestat mientras recobraba un gesto serio y algo frío. David jamás entendería como podían ser amigos, pero lo eran. Había algo en Lestat que invitaba a amarlo.

-Los inventos modernos provocan que la vida sea más fácil. Celeste y Gabriel han venido a la vida después de años de investigación. En el Instituto Mayfair había ayuda a la concepción de hijos por parte de vientre de alquiler, como han hecho famosos cantantes y actores, así como parejas homosexuales de todo tipo – hizo un breve silencio y prosiguió- Admiro la música y soy fanático de conocer cualquier hecho que rodee a un artista, pues creo que influye en su obra. Elton John logró ser padre con su esposo y pensé que podría concederle ese capricho a Louis, el cual era también mi capricho. Intentar volver al pasado con un nuevo futuro, ambos juntos soportando la eternidad junto a unos pasos inocentes- se echó a reír de la nada- Pero también está el milagro del Don Oscuro que ahora muchas jovencitas, y también mujeres maduras, creen que es lo mejor que puede ocurrir por culpa de vampiros que brillan como si fuesen lámparas de discoteca.

-Justamente quería preguntarte sobre las nuevas novelas de vampiros, algunos son reales y otros pura imaginación – comentó con una leve sonrisa - ¿Qué piensas de ellos? Siempre has mostrado lo fantástico que es ser inmortal, pero también el deseo de muchos de sentirse humanos de nuevo.

-Es cierto -dijo acomodándose en la silla- Pero, también te recuerdo que como si fuésemos superheroes debo señalar que un enorme poder conlleva a una enorme responsabilidad. Ya no soy tan alocado, aunque realmente termino siendo impulsivo y me interno en aventuras donde cualquier otro habría muerto, e intento llevar una vida más centrada. Se debe pensar a quien se da el don, aunque no soy el más indicado para decirlo ¿verdad?- preguntó echándose a reír de nuevo mientras agitaba sus cabellos- Las nuevas novelas son un fraude. Seamos sinceros ¿quién quiere ir eternamente al instituto pudiendo viajar y conocer de primera mano hechos históricos? ¿Y ese cortejo de te deseo pero me das náuseas? ¡Por dios! Lo peor de todo es que son como Louis con sus pollos y caniches.

-¿Es cierto que sufres o sufriste síndrome de Edipo?-interrogó David intentando no alargar las respuestas de su entrevistado.

-Sí, pero no deseo entrar en detalles. Cuando entro en ese tipo de detalles mi madre acaba furiosa y recordándome que no es digno hablar de ciertos temas que ocurren entre un hombre y una dama- susurró achicando los ojos mientras se inclinaba hacia delante- ¿Comprendes?

-Sí, por supuesto- respondió con una sonrisa agradable y comprensiva- ¿Volverías al pasado para arreglar algunos asuntos y que no ocurrieran como los viviste?

-No, si volviera sería para disfrutarlos de nuevo conociendo lo que iba a pasar. Seguramente estaría más preparado, los aprovecharía al máximo, y en esas épocas en las que fui realmente feliz las saborearía con otra perspectiva- dijo encogiéndose de hombros- Sólo eso- finalizó.

-¿Qué sientes por Louis? ¿Y qué es lo que sientes por Rowan?- era una pregunta delicada, pero todos lo habían visto viajar de unos brazos a otros.

-Amor, un amor de entrega y un deseo insaciable. Amo a ambos por igual, mi corazón por lo tanto está dividido. No puedo elegir a uno sin sentir que me falta el aire. Ellos no lo comprenden y lo único que ven es que soy un mujeriego, aunque es cierto que coqueteo y me dejo llevar por los besos más picantes, así como por las caricias más cariñosas, que me ofrecen los que tanto me admiran. Sin embargo, siempre regreso a ellos y ruego sus atenciones mientras les ofrezco los caprichos que ambos tienen – aquello lo decía con rotundidad en sus palabras. Se notaba en sus ojos violáceos la verdad brotando desde su pecho. Era un hombre entregado a su discurso y creía en él. La cámara lo enfocaba directamente, pero desvió su atención hacia David que simplemente se mantenía estoico.

-¿Qué sentiste cuando Nicolas volvió a ti convertido en un fantasma?- justamente era uno de los motivos por el cual le hacía aquella entrevista. El curioso suceso de Nicolas persiguiéndole allá donde iba, como Claudia.

-Dolor -masculló con tristeza- Tenía cierto alivio que hubiese visto la luz, como fue el caso de Magnus cuando se inmoló, pero al parecer sólo cayó en el limbo y al tocar unas pertenencias suyas que tenía Talamasca, las cuales trajiste tú mismo hasta mi presencia, él pareció poder volver a través de mis sentimientos. Jamás dejé de quererlo, pero el amor pasional se enfría y queda sólo los buenos recuerdos.

-¿Volverías a cantar?- preguntó con una escueta sonrisa intentando atrapar la atención de los ojos, ahora tristes, de Lestat.

-Canto cada noche para mis hijos, pero no deseo cantar para las masas. Posiblemente grabe algo para ellos, pero nada más. Suficientemente canto en la ducha, frente a las cunas o mientras conduzco. ¿Sabías que es genial cantar T.N.T de AC/DC a más de doscientos kilómetros por hora?-preguntó explotando en carcajadas- Amo cantar en mi descapotable sintiendo el viento enredando en mis cabellos, mis manos sobre el volante sintiendo como se desliza el vehículo, y mi voz de barítono retorciéndose en casa palabra de la canción.

-Tenía una ligera sospecha- carraspeó – En una palabra describe lo que sentiste cuando viste la película de La Reina de los Condenados.

-Horror- dijo entre carcajadas.

-Lamento hacerte esta pregunta pero necesito hacerla, ya que muchos creen que jamás la amaste y creo que es un error. ¿Qué sientes cuando el nombre de Claudia viene a tu mente o ella aparece?-susurró intentando ser delicado, aunque sabía que esa pregunta ensombrecería a su rubio y alocado maestro.

-La creé por capricho y necesidad. Necesitaba una hija para formar una familia perfecta. Sin embargo, sé que me equivoqué y fue un error porque la hice sufrir. Sin embargo, no sabes lo feliz que era comprándole todo, observando sus rubios cabellos tan similares a los míos, tocando sus manos pequeñas mientras la felicitaba por la interpretación que acababa de tocar y cuan orgulloso estaba de sus progresos como vampira. La amé más que a mí mismo, de igual modo que Louis la amó. Me parece un terrible error por parte de muchos que crean que no la amé o que simplemente me burlaba de ella. Es cierto que discutíamos y podíamos ser ambos muy crueles, pero ella para mí era mi pequeña.

Las facciones de Lestat eran las de un padre que había perdido a su hija. Pese a la verdad, o más bien la realidad, que Claudia seguía viva en algún plano eso no quitaba que para él ya no era lo mismo. Muchos padres hubiesen dado cualquier cosa por una respuesta de sus hijos desde otros mundos, pero las respuestas grotescas y crueles de la niña le herían. Por eso mismo, David intentó llevar a Lestat a un nuevo momento de euforia.

-Lestat- dijo con un tono confidente- Marius parece que niega que os parezcáis ¿qué piensas?

-Que sus milenios le afectan- respondió con una buena carcajada- Ambos tenemos normas que ni cumplimos pero deseamos que otros las cumplan, somos rubios, tenemos legado de las mismas tierras pues mi padre era italiana y la suya era celta, muy posiblemente de la región francesa, lo cual nos hace ser a ambos franco-italianos y esa es otra de las peculiaridades que tenemos. Se podría decir que somos una extraña pareja de padre e hijo que quieren ser únicos a su manera, pero los dos amamos el arte y somos mecenas, deseamos leer libros para acaparar sabiduría y sobre todo tenemos relaciones muy apasionadas – dijo todo aquello sin parar ni un segundo. Su ceño se relajó dejando alzadas sus cejas y luego una fuerte carcajada le hizo doblarse- Ah, Marius tan celoso y enigmático a veces.

-¿Y qué es de Armand? Muchos preguntan por él- intervino intentando que callara antes que Marius se enojara al ver el vídeo, pero Lestat seguía riendo a carcajadas- Lestat ¿qué es de Armand?

-No lo sé, tal vez estará llorando porque se le acabaron los tomates para licuar o triturar en sus cacharros de cocina- respondió con una sonrisa burlona- Yo no lo extraño, más bien me agrada tener mi casa sin su presencia incómoda y su voz chillona.

-Para finalizar ¿cuál es la aventura que más le ha fascinado tras haberla vivido? ¿Tal vez aquella en la cual quiso ser santo?- dijo cruzando sus largas piernas mientras esperaba una larga respuesta.

-La eternidad. Toda mi eternidad es una gran aventura- susurró con una leve sonrisa- ¿No te parece enorme y grandiosa? Me fascina incluso verte vivo con ese cuerpo que también usé. Es increíble que estemos hoy aquí, después de tantos años, y que pueda ver todos los inventos que aún intento comprender, así como poder ver aviones sobre el cielo y también escuchar rock o jazz en la radio cada noche -susurró con una leve sonrisa encantadora, tan brillante que parecía un milagro. Su cara se animaba en cada facción- Es fascinante incluso el zumbido de los mosquitos en el pantano, incluso eso. Todo es fascinante porque me puedo rodear de la humanidad, la cual amo y odio a la vez, y dejarme seducir por nuevas oportunidades- guardó silencio y se levantó abriendo sus brazos- ¿Me das un abrazo?

David quedó impresionado por la frescura que aún tenía pese a todo. Él se incorporó y se acercó a él abrazándolo. Era su forma de agradecerle ese momento, el cual había sido por supuesto una charla entre viejos amigos.

-Te amo David, te amo a ti como amo a todos los que me aman. Te aprecio muchísimo- susurró hundiendo su rostro en el hueco del cuello de David y éste sonrió acariciando sus rubios cabellos mientras la cámara fundía a negro.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt