Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

domingo, 5 de mayo de 2013

Momentos ante las llamas


Nada se sabe de los pensamientos de Nicolas frente al fuego pero ¿podrían ser así? Ya que era un ser sin luz propia y con terribles sufrimientos. ¿Serían así? ¿Volvería como fantasma? Un texto en homenaje a Anne Rice y su personaje Nicolas de Lenfent. 




¿Por qué? ¿Por qué la lluvia no cesa?

El dolor, ese estremecimiento que recorre mi alma, es como una vibración que me golpea de pies a cabeza. Puedo sentirlo, como el primer día. La lluvia empapando mis cabellos, mis manos colocadas a duras penas y atadas con vendas maltrechas, la calle solitaria y el sonido de mis botas sobre los peldaños. Después silencio. Un silencio conmovedor que habría hecho llorar a cualquier persona. No había nada, tan sólo palabras inconexas. Él no estaba allí.

Miré a mi alrededor y no había luces, tan sólo la de los candiles. En las casas algunas personas apagaban sus velas, otros las encendían para intentar rezar encomendándose a un Dios demasiado cruel y piadoso a la vez. Nosotros éramos sus mensajeros ¿o tan sólo parte de la oscuridad que proyectaba el demonio? No lo sabía. Tan sólo sé que me sentía miserable y cansado. Tenía sed, mis colmillos apretaban mis labios. De repente, como de la nada, la lluvia fue calmándose y mis pasos fueron conducidos por aquellos extraños que decían ser mis hermanos.

Nos sentamos frente al fuego y pensé. Pensé en todo lo que sabía y las cosas que jamás podría saber. Lestat me había abandonado tras aquella discusión. Recordé las burlas, esas tan crueles que se quedaban anudadas en mi cuello con fuerza. Mis manos temblaban mientras recogían entre mis lánguidos brazos mi violín, el cual aún tenía sangre. Mi ropa, mi cuerpo, mi alma incluso, estaba hecha añicos.

De repente, sentí impulsos de bailar en el fuego. Quise ser como las brujas junto a la encina. Sentir el fuego en mi cuerpo. ¿No era así como el mal se extinguía? Y brinqué con fuerzas, comencé a bailar sintiendo como mi cuerpo se consumía y sonreí creyendo que así finalmente encontraría la luz que nunca tuve.

Por no encontrarla regresé, porque todo en lo que creía era falso y todo lo que me ofreció él también. Es su culpa mi estado, como también es culpa de Armand. Nadie me ha dado nada en este mundo, por ello no le debo nada a nadie y el único vínculo que tengo con él son mis deseos de conseguir algo que no tuve. No lo he tenido como humano, ni como vampiro y tampoco como ánima en el purgatorio. Ahora, lejos del limbo estoy frente a ustedes, como si fuese un ser de carne y hueso, buscando la verdad con un tímido tintineo de una luz similar a una luciérnaga.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt