Dios bendiga a los ángeles
pues son ellos los más cercanos.
Seré Rafael, el sanador de cuerpos y
almas,
en esta noche de primavera.
***
La noche grita en el imperturbable
jardín
y las lágrimas son el rocío de la
mañana.
Hoy es el día en el cual caminarás
conmigo,
cruzarás la verja y serás parte de
los cazadores.
Mis colmillos ya conquistan tu largo
cuello
y clavo en ti dos largas y hondas
espadas.
Te abrazo con firmeza para que no
huyas,
aunque siento que ni te mueves.
Pronto tu corazón y el mío son uno,
tus manos que aferraban mi camisa
caen a ambos lados de tu dulce cuerpo.
Pronto tú serás uno de los nuestros.
Esa encantadora y pérfida sonrisa
será parte de tu encanto de nuevo
y tus ojos verán al fin un mundo
que aún desconoces por completo.
Verteré en tus fríos y violáceos
labios el Don
y vociferaré que soy tu compañero y
padre.
Pues, hoy ha venido a las entrañas
oscuras
un nuevo iluminado por la inmortalidad.
Te acogeré en mi pecho mientras mueres
para que al renacer seas rosa con
espinas.
Nada ni nadie te podrá hacer daño
y lo único que alcanzarás será
décadas.
***
Era tu destino,
mi insufrible destino.
Era tu sino,
tu dulce despertar lo es.
Realizado para EL JARDÍN SALVAJE
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