Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 14 de junio de 2013

La misericordia

Locura, llamas locura a mi dolor. Tienes la soberbia de llamarme loco porque siento que el violín es mi llama. La única vela que hay por mí, prendida en un altar que desconoces, son las notas que resucito del pentagrama dándole vida. Mi dulce violín, tierno y cruel a la vez, canta el miserere que mi alma guarda con cautela.

¡Y yo te digo que el amor existe! Pero es sólo hacia el arte, pues el amor que profeses a otro no será más que miseria. Me llamas insolente, agitador, y me calificas de enemigo cuando sólo te muestro el arte, la fragancia del deseo y la calidez de la luz que no poseo. Porque yo camino en senderos oscuros con los pies descalzos y helados, el cabello empapado por la lluvia y los ojos cubiertos por el éxtasis.

Lloraré por ti y rezaré a un Dios pagano por tu soledad, esa que te quiebra y envenena. Porque él me quiso a mí, pero no a ti. Tu voz hizo un quiebro doloroso la otra noche, pude escucharlo mientras lo maldecías por haberte destrozado y eliminado todo en lo que creías con vehemencia. Te diría que lo siento por ti, pero en realidad disfruto viendo como te retuerces por la amargura de tu alma.


Pobre de ti y de todo aquel que crea que eres su guía. Desgraciado sea el que cree en tu amor o interés. ¡Armand tú sobre mí no gobiernas! Sólo eres un niño torturado que se cree santo, pero en realidad los santos tienen que tener un alma mucho más pura. Y tú, Armand, jamás tuviste alma pura.   

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt