Jamás pensé que mi fuerza cayera,
mis piernas al fin flaquearan
y me sintiera atrapado en la locura.
Para mí comenzó una nueva era.
Una sonrisa enigmática de mujer,
unas manos suaves acariciando mi torso
y una voz agradable compadeciendo,
aclamando y besando mis sentimientos.
Y la verdad vino de forma cruel,
pero tan dulce que ni lo noté.
Pronto sería encadenado al amor
y olvidaría mis antiguos cimientos.
Me enamoré como un niño
se enamora de un globo
o como la inmensa luna llena
cuando es llamada por un lobo.
No lo pensé, ni lo quiero pensar.
Condené mi corazón a tus manos
y ahora me dices adiós para siempre
mientras caigo llorando a tus pies.
No hay comentarios:
Publicar un comentario