Te besé en sueños y arropé tu cuerpo
entre mis manos y las tuyas
en medio de un precipicio de dudas
para finalmente asentar los cimientos.
Dejamos atrás los miedos
el temblar como chiquillos
y empezamos a creer en nosotros
y en que todo tiene su tiempo.
Perdimos la frágil memoria
con alas de cuervo negro
y nos adentramos en la fantasía
donde todo era posible.
Hoy vivimos rodeados de la verdad
que repta como serpiente por el edén
con una sonrisa en los labios
sin veneno, sin cambio de piel.
La verdad se enreda entre nuestros pies
acude a nuestras súplicas inventadas
y mientras nos besamos sin pecado
porque las almas están en paz en este
mundo.
Besaré por siempre tus manos y boca
me hundiré en tu cuerpo abrazándote
y no me importará caer rendido a tus
pies
aunque digan que nos estamos
condenando.
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