Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

lunes, 23 de septiembre de 2013

Luces y sombras - Nicolas

Nicolas de Lenfent 
Jardín Salvaje

Luces y sombras


¿Recuerdas los ojos amaneceres? Esos que contemplamos recostados en el tejado de aquella casa desdeñosa, llena de mugrientas pesadillas y rincones cubiertos por botellas de vino que acabábamos de un trago. Esos tan rojos como el fuego, la sangre y el tinto que manchaba los cuellos de nuestras camisas. Bohemios desplazados del tiempo, el lugar y sin otro lugar en el cual pernoctar que en nuestras propias almas. Caminábamos por los tejados como dos gatos pardos, sombras del arte y la verdad.

Tú te empeñaste en ser el sol en las noches, más allá de las gloriosas mañanas. Decidiste deslumbrar a todos. Yo sólo quería morir. Me arrojaba al violín como único nexo con mi atormentada alma. Quería fracasar terriblemente porque en el fracaso encontraba los acordes para mis partituras. No quería estar a salvo, sino sentir el frío en mis huesos. Pero tú te empeñabas en abrigarme rodeándome con tus brazos, cubriéndome con tus besos cálidos y dejándome con los recuerdos más dulces de los cuales no pude deshacerme.

Amabas el arte, despuntabas en la filosofía y eras el más brillantes en las taciturnas charlas en los viejos café que ya no existen. Hemos perdido miles de veces juntos, pero no era suficiente. Porque por cada derrota tú te hacías más fuerte y resistías para la siguiente. Yo necesitaba la oscuridad. Tú necesitabas la luz. Éramos almas opuestas bailando al mismo son. Me dejaste angustiado cuando me había acostumbrado a que fueras el sol en mis noches. Cuando ya me cambiaste el concepto decidiste dejarme hundirme. Agradecí tu esfuerzo por humillarme y hacerme sentir un idiota.

Te quise lejos de mí porque no acepté que volvieras, ya habías hecho suficiente por mí. No volvería a creer ni una de tus mentiras. Eras un monstruo que atemorizaba a todos. Yo no era ese monstruo. Jamás supe ser un monstruo. Sólo quería tocar de forma demencial. Tú no me concediste la libertad porque me enjaulaste junto a un energúmeno de rostro infantil.


¿Cómo no odiarte? ¿Cómo no gritarte que te fueras? ¿Cómo no hacerlo? Y ahora que he regresado de entre los muertos, como un espectro que se lamenta y agita sus cadenas, he decidido tocar el violín en las noches y los días.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt