Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 29 de octubre de 2013

Recuerdos evaporados

En el cajón de los recuerdos
allá en el almacén del olvido
donde los sueños muertos
son las telarañas de los vivos.
En el cajón del adiós para siempre
se encuentran mis fantasías.

¿Recuerdas mi sonrisa al verte? Creo que sólo me amabas porque te reflejabas en mis ojos. He llegado a esa terrible sensación. Yo era pura oscuridad y tú te veías como la luz de una mirada de un joven que se apagaba. La locura ya yacía en mi pecho, pero tú la liberaste. Me hiciste creer en miles de sueños que luego rompiste. Las promesas no valieron nada para ti, pues prometiste tantas cosas que luego no sirvieron para nada salvo para convertir en piedra mi corazón. Si llegué a ser un monstruo fue tu culpa.

He llegado a culparte de cada lágrima porque he aprendido que mi llanto fueron causados por el amor que te tuve. Me abandonaste como si fuera un muñeco de trapo. No comprendiste mi discurso. Ni siquiera luchaste por convencerme de lo contrario. Dejaste que me destruyera por completo y sin necesidad de tirarme a la bebida como hacen muchos pobres diablos.

En el cajón de los recuerdos,
allá donde nada queda
sigo vivo observándote con rencor
y recordando que el dolor no se borra
porque aún mi alma te nombra.

Nicolas de Lenfent
El Jardín Salvaje

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt