Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

jueves, 26 de diciembre de 2013

Archivo Talamasca - Más allá de las tinieblas.

Bonsoir mes amis

Talbot me ha permitido subir este texto a mi blog, el cual es suyo, para que se deleiten con él.


Lestat de Lioncourt


Desde que era tan sólo una niña había escuchado pasos a su alrededor, risas que no provenían de ninguno de sus familiares y el sonido de una melodía familiar que la acompañaba desde la cuna. Decían que su casa estaba embrujada, pero otros pensaban que la pequeña sólo tenía una imaginación atroz y que en la casa no sucedía absolutamente nada. La pequeña crecía rodeada de atenciones y preocupación, sobre todo en los días previos a las fiestas más concurridas en las cuales decía escuchar con mayor fervor, por parte de sus amigos imaginarios, canciones e historias que helarían la sangre a cualquiera.

Su padre estaba tan preocupado que había llevado a la niña a importantes psicólogos y psiquiatras, así como médicos infantiles, los cuales sólo pudieron comentar que la pequeña sufría de una imaginación hiperactiva y que no era nada que tuviesen que temer. No obstante, y a pesar de todos los exámenes e informes, el pobre hombre se sentía desgraciado pues el resto de sus hermanos mayores no podían ver ni oír nada y por lo tanto sostenían que era parte de ella de forma exclusiva.

Se habían mudado a la gran caserona hacía tan sólo cuatro años, prácticamente los mismos que tenía la pequeña, y resultaba ser propiedad de unos difuntos tíos de su madre, la cual se desvivía en atenciones hacia sus hijos y especialmente hacia la pequeña de cabellos dorados, piel extremadamente pálida y delicada, mejillas sonrosadas y ojos de un profundo aguamarina. Era encantadora. Sin duda ambas tenían una belleza idílica y propia de novelas que harían suspirar a hombres como mujeres por tanta belleza, candor y delicadeza que ambas mostraban así como una entereza e inteligencia propias de unas mentes privilegiadas.

La madre sostenía que eran hechos ciertos los que narraba su hija, lo cual llevaba a ambos padres a discusiones infinitas. La pequeña, ajena a los problemas que se levantaban a su alrededor, bailaba con aquellos espectros como si de hadas o ángeles se trataran. Decía ver un niño de su edad, varias mujeres muy hermosas y un hombre de aspecto similar al del difunto tío de su madre.

A pesar de todo, aunque las discusiones eran eternas, el matrimonio se mantuvo unido buscando lo mejor para sus hijos y porque su amor era demasiado fuerte, intenso y real como para destruirlo. De ese modo, entre peleas y caricias, la pequeña creció convirtiéndose en una mujer hermosa, inteligente, seductora y tachada de loca por toda la ciudad.

“Aún puedo verlos y no los temo. Ellos no están aquí para dañarme.” su cándida voz decía aquellas palabras reiteradamente. Tenía dieciocho años y sus hermanos ya estaban cerca de la treintena. Muchos de ellos se habían marchado fuera de la ciudad para no ser relacionados con tan magnífica y loca criatura. Sin embargo, ella vivía aún a expensas de sus padres a pesar que estudiaba e intentaba ganar su propio salario colaborando con hermosos relatos bajo seudónimo en el periódico local.

Cierta noche se escucharon murmullos por la casa, pisadas y una música tan sensual como alegre. Ella decidió bajar para indagar a sabiendas que era parte del otro mundo, un mundo al cual cruzaba diariamente y que convivía con él sin miedo alguno. Estaba cerca la noche más especial para ella, la de su cumpleaños y la Navidad. Cumpliría al fin los dieciocho y no sería una cifra cercana, sino algo real. Desde hacía meses decía tener la edad apropiada para ser independiente por completo, pero sus documentos decían lo contrario y también las habladurías.

Al bajar, precipitadamente por la escalera, observó a todos vestidos de gala. Eran maravillosos. Aquellos hombres, mujeres y niños que decían amarla. Ellos la tomaron entre sus brazos, bailaron durante horas y a la mañana siguiente amaneció muerta. Sufrió una muerte dulce entre sueños, aunque apareció descalza con el cabello enmarañado y sobre la hermosa alfombra que presidía el salón de fiestas.

Tras una autopsia se reveló que la joven había padecido toda su vida una afección en el corazón, la cual terminó por salir a la luz hacía unas semanas y por ello se sentía profundamente fatigada. Sin embargo, nadie echó cuenta a su salud física y sólo miraban su mente, la cual jamás estuvo disfuncional.

Las navidades se convirtieron en dolor para toda la familia, incluso para el pueblo que extrañaba a la joven con la cual se mofaban y a la vez envidiaban por su belleza y suspicacia, sin embargo la noche del treinta y uno, justo a las doce campanadas, su padre se hallaba en el salón observando los viejos álbumes de fotografía hasta que sintió pasos. Unos pasos descalzos y apresurados. Cuando alzó la vista la vio tan hermosa como siempre, con su vestido favorito y una sonrisa pintada en sus labios. Él quedó atónito y comenzó a llorar cuando la imagen se desvaneció. Pensó que estaba volviéndose loco, pero la imagen de la joven cobraba fuerzas y pronto muchos vecinos juraban verla danzando en el jardín, igual que si fuera una bailarina, mientras no veían que sus pies tocaran el suelo.


Junto a ésta historia podrá ver numerosas fotografías de la familia, varios audios de la vivienda en completo silencio donde se escuchan pasos perfectamente entre otros documentos. Creado para Talamasca por parte de D. Talbot en Febrero de 1971.

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt