Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 27 de diciembre de 2013

El regreso

Revivir a los muertos no es sencillo pero Memnoch lo hace parecer sencillo. La vida y la muerte tienen una delgada línea que Julien ha logrado traspasar dos veces. Observen el milagro navideño de la familia Mayfair.


Lestat de Lioncourt. 

El regreso

La noche estaba siendo terriblemente fría y las calles estaban prácticamente congeladas. Todos estaban al refugio de la calefacción eléctrica o de viejas chimeneas que cubrían el cielo con su humo parcialmente plomizo. New Orleans estaba viviendo una de las navidades más frías que jamás había conocido. La lluvia de la noche anterior había aumentado la sensación de humedad durante todo el día y el viento que recorrían las calles era gélido. Sin embargo, una limusina larga y lujosa recorría las calles hacia el cementerio Mettairie donde se hallaba la cripta familiar Mayfair.

Michael Curry fumaba mirando a Mona con ojos paternales, aún completamente ensimismado por la conversación en la cual le había revelado que pretendía. Sus cabellos sedosos ya peinaban más de una cana, pero su aspecto seguía siendo arrolladoramente atractivo. Dolly Jean se servía su segunda copa de whisky mientras acariciaba sus cabellos canos recién sacados de la peluquería. Pierce, el cual ya detonaba arrugas de expresión en sus ojos claros, y Ryan, con el cabello completamente cano y la frente arrugada, se miraban mutuamente intentando calmar los nervios por el miedo y la emoción contenida. Mona estaba decidida, tenía una mirada con un brillo semejante al de la esmeralda que aún no había sido concedida a ninguna otra Mayfair. Mayfair & Mayfair, la prestigiosa firma de abogados, aún no había decidido que joven Mayfair debería llevarla en ésta ocasión y muchas rehuían del legado después de los trágicos sucesos con Lasher y la extraña enfermedad de la explosiva pelirroja.

Si miraban hacia atrás, en navidades pasadas, el 25 de Diciembre había sido una fecha nefasta en el calendario. Lasher surgió como un gigante que asoló la familia y caminó entre ellos seduciendo a sus brujas, matándolas debido a los engendros que provocaba su semilla y hundiendo en caos a todos los familiares que desconocían realmente a que debían temer.

Todos se acercaban con un unísono pensamiento que caía sobre ellos como una pesada piedra. Estaban decididos y la suerte estaba echada. Aquello no sería un juego de niños, sino algo terriblemente complicado que provocaría un nuevo renacer del apellido Mayfair. Julien regresaría de entre los muertos con más vigor que décadas atrás. Sin duda un hecho insólito, pero soy un demonio que jamás rompe un trato. No hay nada más sagrado para mí que un pacto.

Me encontraba esperándolos frente a la cripta familiar observando los ángeles de piedra que esta poseía, los cuales miraban impávidos hacia la nada, la reja poseía su candado intacto y dentro se hallaban trece féretros en forma semicircular, presidiéndolo los huesos de Julien donde debía descansar en paz. Sin embargo, las almas como él estaban dispuestas a no descansar.

La limusina iluminó parcialmente la fachada de aquel cementerio, el cual aguardaba una nueva historia para añadir al álbum de sucesos paranormales de los Mayfair. Julien era un fantasma que sabía moverse de un lugar a otro y poseía una presencia poderosa, aún seguía gobernando la familia como patriarca y había dejado huella sanguínea en numerosas personas, fuera y dentro de la familia.

Michael bajó el primero ayudando a Dolly Jean a descender como todo un caballero, para luego hacer lo mismo con Mona aunque no lo necesitaba, después bajaron Pierce y su padre Ryan. Los hermosos ojos azules de Michael se clavaron en el camino hacia la cripta, el cual se hallaba despejado de cualquier vigilante nocturno. La anciana se aferró al fuerte brazo de Curry mientras Ryan observaba con ciertas reticencias la profunda oscuridad y silencio reinante. Mi figura estaba en la puerta, dispuesto del mismo modo que los ángeles, y con una apariencia cuasi humana.

Cuando llegaron hasta mí todos permanecieron en un silencio incómodo siendo observados con cautela. Dolly Jean se echó a reír negando una y otra vez con su cabeza, alzando su brazo izquierdo y mostrando que aún llevaba consigo el vaso con un poco de Whisky.

-¡Si ese es demonio yo deseo ir derecha al infierno! ¡Qué mozo!-gritó echándose a reír mientras Mona se contuvo y Michael se sorprendió por el escándalo que la señora estaba generando.

-Sería todo un honor tener a semejante mujer en los infiernos-dije con cortesía antes de girar sobre sí mismo para abrir la puerta que cedió con un largo chirrido.

En el interior, en aquella tremenda oscuridad, se hallaban los cuerpos de numerosos Mayfair, más o menos queridos, y había sido abierta por última vez en el entierro de Carlotta.

Los féretros estaban introducidos en otros de piedra para su mejor conservación, sobre ellos estaba la inscripción de sus nombres y la fecha de defunción. Palpé la pared buscando el interruptor y éste provocó una reacción en cadena. Numerosas lámparas iluminaron torpemente mientras el séquito Mayfair aguardaba a unos pasos. Mona vestía un traje blanco que resplandecía bajo el foco de aquel lugar, del mismo modo que mis prendas. Michael llevaba un impecable traje negro y una camisa de algodón blanca, Pierce y Ryan vestían del mismo modo aunque con corbatas con nudo windsor. Dolly era la más festiva con un traje de color azul turquesa, collar y pendientes de perlas y unos hermosos zapatos de tacón bajo.

-Por favor, acompáñenme-mi tono de voz cambió hacia uno más cavernoso del mismo modo que mi aspecto se fue endureciendo.

El joven de cabellos rubios, ojos claros y rostro anguloso dio paso a un ser más tétrico y aproximado a la idea de demonio. La piel dejó de ser lozana para convertirse en piedra, similar a los ángeles que aguardaban el regreso del Mayfair. Mis manos se convirtieron en garras que al moverse rasguñaban el aire, sin embargo mis ojos seguían siendo los mismos pero de un aspecto más fiero. Mis pasos resonaron por la cripta mientras sentía como el polvo se iba levantando en cada pisada.

Limpié con mi mano el nombre de Julien, el cual estaba inscrito en la piedra, mientras lo decía en un murmullo, retiré la pesada piedra y levanté el ataúd de madera que se encontraba prácticamente intacto, y bajo su tapa se encontraba los huesos del poderoso brujo Mayfair envuelto aún en el traje blanco con el cual se dejó reposar su cuerpo en el féretro. Del traje sólo quedaban algunos jirones aunque aún se podía apreciar el cuidadoso trabajo del sastre y su hermosa corbata. Su cráneo estaba aún cubierto de sus cabellos canos, pero su rostro estaba ya borrado por completo. Tantas décadas no habían pasado en vano.

Saqué de mi cinto una daga mirando a todos y cada uno, introduciéndoos en hipnosis para que no sintieran dolor alguno y me aproximé primero a Dolly Jean la cual me miró a los ojos antes de sentir la daga en su muñeca, de la cual brotó cuantiosa sangre que manchó los restos, y a continuación los tres varones que miraron asombrados mientras los huesos comenzaban a temblar al ritmo de mi voz. Una letanía de palabras en un idioma desconocido y desconcertante para ellos además de rápido como un silbido y que tenía aspecto de gruñido amenazador provocaba que la sangre, junto a los huesos y deseo del fantasma de volver a la vida funcionara.

El cuerpo fue tomando forma, la carne empezó a rellenar el pellejo seco que fue nutriéndose de la sangre y los ojos comenzaron a tener párpados nuevamente. Julien tenía un rostro atractivo y tomaría la belleza de su época dorada, sus aproximadamente cuarenta años, para que pudiera vivir una etapa plena como había deseado Mona. Ella contemplaba todo con entusiasmo con su verde mirada, la cual brillaba de euforia.

No muy lejos un vampiro arrepentido caminaba entre las tumbas como alma en pena, él sería el colofón final. Poseía parte de la sangre de Rowan, aunque Lestat fue quien más la desangró. David Talbot se aproximaba a velocidad mortal con la cabeza cabizbaja y las manos en los bolsillos. Llevaba un jersey de cuello alto en color beige, pantalón jean y en sus manos portaba un pesado volumen donde se hablaba de toda la historia Mayfair. Era el recopilatorio que el propio Aaron Lightner había cedido por unas horas a Michael, después a Rowan e incluso Mona lo había tenido en su poder. Sin embargo, estaba perfectamente cumplimentado con nuevos archivos y relatos provenientes de su puño y letra.

David interrumpió caminando entre los mortales y la inmortal que aún amaba, pues había caído condenado ante la belleza pelirroja al igual que otros. Dejó el pesado volumen en las manos de Mona y rasgó su muñeca dejando que su poderosa sangre de brujo y vampiro se uniera a la sangre Mayfair. Una vez más un hombre de la orden se veía involucrado en un nuevo renacer de la familia, aunque el señor Talbot llevaba alrededor de dos décadas alejado de los misterios que aún ocultaba la Talamasca.

Las luces tintinearon hasta fundirse. El olor a quemado y muerto agitaba el ambiente penetrando en nuestras fosas nasales. Los colmillos de Talbot se asomaban por el aroma a sangre y sus ojos se concentraban en el ataúd, evitando las muñecas aún abiertas que comenzaban a cerrarse por el mismo poder de la daga. Mona caminó hacia el exterior riendo a carcajadas del brazo de un hombre de cabellos ligeramente canosos, mucho más alto que ella y delgado. Vestía con ropas polvorientas y raídas de otra época. Sin duda alguna ese caballero era Julien. Tras ellos salieron los restantes Mayfair quedando David próximo a mí con los ojos tristes esperando una respuesta, pero no hubo alguna pues desaparecí de allí de inmediato.



1 comentario:

Ga dijo...

Jajajaja, Dolly, te llevaste mi carcajada.
¡Que bienvenido sea Julien! Oh sí, qué feliz soy aún y con todo mi atraso siendo que esto lleva tiempo arriba...
¡Hasta el otro y gracias!

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt