Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 27 de diciembre de 2013

Vuelve a casa por Navidad

Para: Gabrielledelioncourt@hotmail.com
Asunto: ¡Ven a casa por Navidad!

¿Cómo estás mamá? Hace tiempo que no sé nada de ti y he decidido tomar esta decisión. Tal vez te sorprenda mi petición, o quizás lo esperabas, pero realmente me gustaría vivir contigo estas fechas. Hace mucho tiempo que no compartimos momentos juntos y últimamente he extrañado tu presencia. Deseo que vuelvas a mi lado por unas noches. Pronto será la noche de fin de año y deseo empezar este nuevo ciclo junto a ti. Estoy emocionado por muchas circunstancias y quiero brindar a tu lado. Mamá por favor hazme caso y ven. Eres mi madre y no puedo evitar añorar los momentos en los cuales teníamos cierta comunicación.

Recuerdo como me abrazabas cuando era pequeño, aunque eran escasas las ocasiones, y también como te preocupabas por mis andanzas. Extraño tu mirada preocupada aunque ligeramente fría, como si no te interesara realmente mi respuesta y sólo las consecuencias de mis actos. Desearía poder estrecharte y besar tu frente, contarte todo lo que he hecho en estos últimos meses y poder compartir contigo los primeros segundos del nuevo año.

Te ama tu hijo,
Lestat.

Para: Lestatelmagnífico@hotmail.com
Re: ¡Ven a casa por Navidad!

¿A caso crees que tengo tiempo para ti? Si he entrado un momento a mi cuenta es para observar ciertos informes sobre mis finanzas. No, no quiero que te ofrezcas comentándome que harías tú con mi dinero. Eres entrometido y muy molesto. Estoy harta de escuchar como hablas de ti y únicamente de ti. Necesito vivir mi vida como tú necesitas vivir la tuya. Eres grande, tienes familia y a mí ya no me necesitas. Por favor, crece de una vez y deja de pedirme algo tan absurdo como que vaya a tu hogar a disfrutar de la velada como si fuera una mortal. Prefiero quedarme en los bosques, selvas o junglas escuchando el zumbido de los mosquitos, el deslizar de las serpientes y escuchar a lo lejos el murmullo del agua. Eso es mucho mejor, créeme. Sí, es definitivamente mucho mejor que tus alaridos y tus poses de chico incorregible. Madura hijo mío, eso es lo que necesitas.

Recuerda que aún así te quiero,
Gabrielle.

Para: Gabrielledelioncourt@hotmail.com
Re: Re: ¡Ven a casa por Navidad!

¿Eso es un no? ¿Pero por qué? No necesito madurar. Creo que ya soy lo suficientemente maduro. Simplemente quiero disfrutar de la vida como tú ya lo haces. Sólo es estar cinco minutos a tu lado. Comprende que te extrañe y admite que aunque sea molesto, aunque yo dudo que lo sea, me extrañas.

Mamá por favor hazme caso y ven. Quiero que compartas conmigo, mis amigos mortales e inmortales, Mojo y servicio una fiesta sensacional.

Por favor,
Lestat.

Para: Lestatelmagnífico@hotmail.com
Re: Re: Re: ¡Ven a casa por Navidad!

¡No es no y deja de fastidiar! ¡Y cambia de dirección electrónica esa es demasiado infantil!

Gabrielle.



Después de aquella negativa Lestat quedó contemplando la pantalla rodeado de oscuridad, salvo por la luz estridente de monitor, observó cada palabra e intentó retenerla en su corazón sin que le causara daño. Sin embargo, acabó llorando en silencio sintiéndose fracasado. Miró el silencio que impactaba sobre él como cientos de balas, todas muy certeras, y la sensación de soledad se acrecentó. La mansión se hallaba en un silencio perturbador, sin embargo lo comprendía porque era bastante tarde y casi todos sus invitados se habían marchado, aunque aún permanecían algunos mortales en el jardín contemplando en silencio como el cielo se oscurecía más y más siendo sin duda indicios que el amanecer estaba cerca.

Se incorporó apagando el ordenador, dejando a un lado aquella dichosa máquina y se aproximó a la ventana contemplando como un par de jóvenes caminaban de la mano por el sendero de piedras. El césped estaba algo descuidado debido a las lluvias, la pequeña nevada y el frío que estaba congelando las calles. El vaho de la boca de ambos muchachos formaba una pequeña neblina que difuminaba sus rostros. Él se sentía a salvo y cálido por la calefacción encendida, aunque prefería la chimenea. Frotó sus manos y suspiró. Había fracasado irremediablemente.

La presencia de Rowan se hizo notar en la escalera aproximándose hacia él. Lestat no se movió y quedó con la vista perdida en aquel pequeño paraíso que rodeaba su mansión, un lugar donde quería tener a su madre y sentirla próxima como cuando era un niño. Recordaba los días en Auvernia, los cuales eran duros y crudos por el invierno y las palabras de su padre. Su madre con aquel cabello hermoso recogido, sus manos agrietadas por el frío y sus mejillas algo sonrojadas gracias al fuego encendido en la chimenea. Y con aquellos recuerdos recibió a la mujer que amaba, la cual se hizo hueco entre sus brazos e intentó que se alejara de la ventana acariciando sus mejillas.

-Cariño-susurró inclinándose suavemente para cubrir su rostro con besos cortos llenos de amor. Sin embargo, jamás comprendería que eran los besos para los mortales.

Los labios de Lestat cubrían el rostro de su pareja, incluso besaba sus orejas y su cuello, mientras la estrechaba dejando ir el dolor que sentía en su pecho. Las manos de Rowan acariciaron su torso y se dirigieron a su cuello, rodeándolo con sus brazos, mientras alzaba su rostro buscando los labios de aquel estúpido que aún sufría por la negativa de su madre.

-Mi madre no desea verme-musitó.

-Yo conocí a mi madre en un féretro hermosamente maquillada y con una expresión dulce como si durmiera. Pero sin duda estaba muerta. La mujer a la cual llamé madre murió por una terrible enfermedad sufriendo porque su esposo le era infiel, el cual incluso quería abandonarla en el lecho de muerte para irse con una mujer más joven. Lestat, al menos sabes que está bien-dijo siendo terriblemente sincera mientras despejaba los mechones de su rostro. Lestat tenía el pelo suelto y completamente alborotado, parecía un niño y eso le daba un encanto especial.

-Lo sé-respondió tomándola con mayor firmeza de la cintura.

-No importa si no quiere venir, pero al menos sabes que en algún momento cuando ella lo desee vendrá. Ella tiene vía libre para venir a buscarte, sabe donde estas y tú jamás le guardarás rencor por querer ser libre-lo tomó del rostro y sonrió- Hay que descansar. Vengo del hospital y estoy agotada. Lestat no quiero lloros esta noche porque me cansan.


Él asintió caminando a su lado mientras se deshacía en caricias hacia ella. Aún tenía en su mente el recuerdo de su madre, sus ojos fieros de aquella noche en París y su belleza indómita cuando lo rescató del concierto junto a Louis. Sí, sin duda ella sabía venir en los momentos oportunos y demostrarle que estaba viva, firme y fuerte como siempre. Allá donde estuviese Gabrielle disfrutaba de su libertad y los poderes que él le había otorgado y que el tiempo había fortalecido.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt