Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

viernes, 14 de febrero de 2014

El padre del monstruo

El padre del monstruo es un texto de Armand hecho para Marius. En él muestra quien es el verdadero monstruo y culpable que él siga en el mundo. 


Lestat de Lioncourt. 


Ocasionalmente me he dejado llevar por mis sentimientos hasta sentirme desolado. Me convierto en una burla de mí mismo. Contemplo mis ojos apagados en cualquier espejo y siento que necesito desinhibirme por completo. En más de una ocasión he mirado mis manos blancas, de uñas puntiagudas y perfectas, pensando que son sin duda parte de una maquinaria perfecta para arrancar la vida a pedazos a quien interrumpa en mi camino.

Soy un ángel de corazón de piedra que aún recuerda los viejos mecanismos del amor. Me conmuevo cuando no debería y siento como se quiebra. Sé que estoy perdido y no voy a encontrar jamás la forma de caminar hacia la salida, pues me he transformado en un monstruo y he construido a mi alrededor mi propio laberinto. No soy Ícaro soñador, sino el propio Minotauro.

Igual que en el Jardín de las Delicias del Bosco me encuentro ante mis pecados, ofreciendo estos sin pena ni gloria, con las manos extendidas y la mirada apagada. Soy mi propio demonio y también ángel descarado de la guarda. Promulgo muerte y destrucción como si fuera una hermosa Aria.

Hoy me encuentro ante un cuerpo que yo mismo he cercenado. He logrado descuartizar a un hombre que aún estaba vivo. El dolor lo fue matando. Tiene los ojos vidriosos y parecen llenos de sueños que yo mismo he destrozado. Tiene los labios carnosos y parecen exhalar aún el último suspiro. Sus manos son grandes, igual que sus extremidades y él mismo. Tiene una piel gruesa y curtida por una vida llena de excesos. Debería odiarlo, pues su aspecto es nauseabundo, pero sin embargo le amo del mismo modo que amo a la ciencia y al Señor.


Sé que si estoy ante él, ofreciéndole mis caricias en sus cabellos rizados de color negro, es porque las grandes decepciones que mi maestro me ha ofrecido son terribles. Él es culpable de cada uno de mis crímenes porque yo soy el mayor de todos los que ha cometido. Veía en mí un querubín, pero en realidad era el ángel de la muerte arrastrando una carga de odio tan terrible como puro.  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt