Nicolas de Lenfent quiere hablarnos de su tragedia o más bien de una verdad incómoda. El texto está dedicado a Memnoch.
OOC: Recupérate. Si no te recuperas pronto ¿quién me va a molestar?
Lestat de Lioncourt
Abrí camino a los infiernos con mi
dedo apuntando a los cielos. Miré al mundo y le sonreí sin
cobardía, aceptando mi destino y entregando la música de mis
partituras a las ascuas ardientes que lacerarían mi alma. No me
conformé con ser marioneta, corté los hilos y decidí sobre mí. La
oscuridad me rodeó, el dolor aumentó y las manos temblaron
bailoteando sobre las cuerdas del violín.
Como un oscuro trapecista bailé un
vals tenebroso sobre el arco y rompí los cabellos de la yegua que lo
formaban. Quise gritar, pero me convertí en mimo disfrazado de
arlequín. ¿Y mi alma? Era tuya. Pero decidí convertirme en estatua
de tu cementerio. Con los brazos alzados al cielo, con las manos
manchadas de sangre, un tatuaje de violín en mi espalda y un
pentagrama en mi corazón rogué por ti, por mí y por todos aquellos
que conocen los infiernos de tus besos.
Me he enamorado. Estoy loco y divago en
cada frase que te dicto. Y ahora, en un susurro, dejo que la vida
misma pase con un gemido de placer y un grito de terror. Me he
enamorado de mi verdugo y en los infiernos he hallado mi hogar.
Sonreiré de nuevo al mundo con una mirada llena de cólera y
lágrimas carmín para pintar tus labios.
Siempre seré un diablo.
Yo nací monstruo, no tú.
Siempre seré violinista.
Yo nací maldito, no tú.
Dedicado a Memnoch
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