Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 11 de febrero de 2014

Un regalo de San Valentín

Bonsoir mes amis

Aquí Arion nos comparte su frustrado intento de regalarle a Petronia.

Lestat de Lioncourt


Aguardaba tras ella con una pequeña caja entre sus manos, los brazos echados hacia atrás y una leve sonrisa que se ensanchaba con el paso de los segundos. No había reparado en él ni siquiera un segundo. Sus manos acariciaban con mimo las piedras preciosas que iba a usar, meditaba cual era la idónea y observaba el dibujo a mano alzada que tenía a su derecha.

—Petronia—llegó a decir provocando que rápidamente se girara frunciendo el ceño al ver su expresión. Él sólo sonrió aún más esperando que ella dijera algo.

—Vete con el viejo a jugar. Ese maldito loco insufrible necesita que lo calles con tus estúpidas partidas—dijo con molestia antes de regresar a su ensimismamiento.

—¿Sabes qué día es mañana?—preguntó acariciando con sus dedos la caja.

Era de terciopelo negro y contenía en su interior un hermoso anillo de camafeo. Él mismo lo había hecho. No había ido a una tienda a comprar un collar de perlas, como alguna vez había hecho, sino que era único y perfecto. Él había querido crear la perfección para ella.

—No lo sé y no me importa—contestó inmersa en su trabajo.

—San Valentín—se echó a reír provocando que ella se girara y lo abofeteara—¿Por qué pegas a tu maestro?

—¡Por imbécil! ¡Por dejarse llevar por algo tan estúpido y comercial! Además ¿quién te dijo que yo te amo?—sus ojos eran dos llamaradas de rabia y él parecía haber echado a la basura sus esperanzas.


Con cuidado depositó la caja en la mesa y se alejó abatido. Sabía que había hecho mal en ilusionarse con algo como aquello, pero la sola idea de tener una excusa para regalarle algo le había arrastrado y tentado de sobremanera.  

1 comentario:

Lucy Keenan dijo...

Ay, el amor- ríe en voz baja.
Siempre me sorprende como Arion no se da por vencido con Petronia.

Gracias por su lectura

Gracias por su lectura
Lestat de Lioncourt