Durante largos años he publicado varios trabajos originales, los cuales están bajo Derechos de Autor y diversas licencias en Internet, así que como es normal demandaré a todo aquel que publique algún contenido de mi blog sin mi permiso.
No sólo el contenido de las entradas es propio, sino también los laterales. Son poemas algo antiguos y desgraciadamente he tenido que tomar medidas en más de una ocasión.

Por favor, no hagan que me enfurezca y tenga que perseguirles.

Sobre el restante contenido son meros homenajes con los cuales no gano ni un céntimo. Sin embargo, también pido que no sean tomados de mi blog ya que es mi trabajo (o el de compañeros míos) para un fandom determinado (Crónicas Vampíricas y Brujas Mayfair)

Un saludo, Lestat de Lioncourt

ADVERTENCIA


Este lugar contiene novelas eróticas homosexuales y de terror psicológico, con otras de vampiros algo subidas de tono. Si no te gusta este tipo de literatura, por favor no sigas leyendo.

~La eternidad~ Según Lestat

martes, 4 de marzo de 2014

Símbolo de fortaleza

De tus manos grises y agrietadas nacieron las flores, como cuando la escarcha quiere matar la belleza y sólo reaviva su fortaleza. Tu cabello de trigo era el sol en aquellas ruinas, la oscuridad latente y cruel se arremolinaba entre las faldas de tu vestido y tu cuerpo débil, tan débil como hermoso, se rompía en pedazos. ¿Cómo no desear estrecharte entre mis brazos? Te convertiste en mi doncella en la torre, la reina de mi mundo y la única que comprendía el agravio de la penuria sin libertad.

Tras tus hermosos ojos grises podías ver el mundo de un tono oscuro, ceniciento, melancólico y dolido. El verde resplandeciente de los campos, los tejados de pizarra y los muros de piedra, el riachuelo y la marea de tierra color acre al ser removida por los apeos de labranza eran el paisaje, tu paisaje, y tú mirabas con amargura hacia el horizonte. Quizás podías imaginar las góndolas y viejos romances, de los cuales jamás disfrutaste pero sí imaginaste, como a toda Italia vestida de luto si tú te tirabas por la ventana. Si bien tu fortaleza te negó esos actos y permaneciste firme.

Tus caricias hechas flores, tan hermosas como delicadas, me hicieron temblar. Recuerdo que el mundo entero temblaba de frío y yo de calor. Te amaba. Jamás he negado el amor que siento por ti, la desesperanza que agrietaba mi corazón clavando su lanza, y el dolor terrible de mis pensamientos al pensar que te perdía.

Te hice mía. No lo pensé ni por un momento. Tú me diste la vida y yo te devolvería el favor.



Por siempre serás más que mi madre... más que mi vida... serás el símbolo de la fortaleza a pesar del daño y la ruina.


Lestat de Lioncourt 

A Gabrielle de Lioncourt  

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Gracias por su lectura

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Lestat de Lioncourt