Bonjour
David desea dejar este texto para Merrick. Ella ya no se encuentra con vida, pero él la recuerda.
Lestat de Lioncourt
A veces deseaba pedirte que no
caminaras frente a mí. El ritmo de tus caderas era perturbador y la
sensualidad de tus piernas provocaban que mi corazón latiera
precipitadamente. Eras tan hermosa que jamás pensé que te pudieses
marchitar. Me matabas con tus ojos verdes clavados en los míos,
mostrándote seductora y desafiante. La fuerza que yacía en tu
interior explotaba con las gloriosas carcajadas que podías regalarme
cuando acababas embriagada en mis brazos. Te vi convertirte en una
mujer y te deseé desde que pude oler en tu piel el café amargo de
tus lágrimas.
La magia que poseías entre tus dedos y
la inteligencia que derrochabas, la cual jamás me ocultaste, me
gritaban que eras especial y siempre te llevaría clavada en mi
corazón. Te convertiste en la marca que jamás pude borrar y cuando
volví a estar a tu lado, tras tantos años y cientos de recuerdos,
terminé convirtiéndome en un adolescente que temblaba suspirando
por tus apasionados besos.
Jamás pude dejar de amarte. Intenté
olvidarte tantas veces que terminé aislado y atado a una botella.
Tal vez bebía intentando saborear de nuevo tus labios. Es posible
que caminara sin alma arrastrando el sufrimiento en cada una de mis
pisadas. Me convertí en un ser lleno de dolor y despiadado
sufrimiento. Sin embargo cuando volví a verte las viejas heridas se
borraron, pude notar tus sedosos dedos bordeando cada uno de mis
rasgos y caí rendido.
He rechazado cualquier ápice de
mentira, dolor y tragedia. Prefiero recordarte como la niña que eras
y la mujer que llegaste a ser. Quiero dejar atrás tus debilidades, y
por supuesto las mías, con el único deseo de poder soñar contigo
moviéndote frente a mí con una sonrisa tatuada en tu boca, la cual
por siempre susurrará mi nombre en mis recuerdos.
Haría cualquier cosa, cualquiera, por
tener otros cinco minutos a solas contigo y decirte cuan importante
fuiste para mí.
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